Pienso en esta mañana nublada que ojalá pudiera ser yo una de esas personas tranquilas…Una de esas personas que se conforma simplemente con lo que le viene dado, que no se hace demasiadas preguntas ni se atreve a pedir demasiadas cosas, sin gran curiosidad por averiguar hacia dónde se dirigen los caminos que aún no han sido recorridos, que no marcan la dirección.
Ojalá pudiera calmarme, ojalá pudiera no desear nada, ojalá lograra silenciar este demonio que llevo dentro, ojalá me bastara con una felicidad ordinaria encajonada entre cuatro paredes, ojalá no existiera el otro recordándome que persigo sueños a los que no alcanzan las palabras… ¿Era vanidad o solo se trataba de impotencia? La terrible impotencia de sentir que la realidad no podía colmar ese agujero insaciable que como una bestia hambrienta siempre exigía un poco más.
Frente a un horizonte que cambia de color en cada eternidad quemaría ciudades enteras para fabricar un barco con el que adentrarme en el mar, navegando hasta la última de sus costas inhóspitas y desoladas. No concibo no querer ir más allá, hasta el límite de las fuerzas, haya lo que haya, sea lo que sea. ¿Cómo no avanzar desnudo bajo la tormenta, no extender la mano sobre un abismo rugiente…?. Aún reconociendo su superioridad total ¿cómo no desear arrebatarle a la vida, aunque sea, uno solo de sus secretos?, ¿cómo no llorar si la bóveda de estrellas se sostiene bajo un pilar de invisible soledad?
¿Cómo permitir que ella nos convierta en sus simples seguidores, deslizándonos por las corrientes que ha delineado para nosotros?, ¿cómo no anhelar ser la misma corriente que horada montañas, que se lanza impetuosa a través de los valles, que asciende en direcciones imposibles y luego se arroja alegre, furiosa en los brazos del mar?
¿Cómo no?
¿Cómo no detenerse en una misteriosa noche de luna llena ante la más exquisita y volátil promesa de seducción?
¿Cómo no temblar ante un tiempo que se ha llevado consigo tantos pedazos de mí…?
¿Cómo decir no?, ¿De dónde viene este extraño ansia mil veces más sensual que fuerte?, ¿Cómo se aspira a la tranquilidad cuando lo arriesgaría todo por ir hasta los confines del mundo, allí donde todos los soles se han extinguido, rastreando lo que mis ojos todavía no han visto; cuando solo he podido entender la vida como un impulso irracional, ilógico, atroz que lucha por imponerse, en las alturas, en los infiernos, que se retuerce desencantado, se repliega hacia dentro y, una vez más, sin motivo, vuelve a levantarse en busca de luz.