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Mientras tanto110 años más tarde: una entrevista con Rumen Stoyanov

110 años más tarde: una entrevista con Rumen Stoyanov


Hace 110 años, en mayo de 1910, un año y medio después de la proclamación de la independencia de Bulgaria, Madrid y Sofía establecieron su primera relación diplomática. Aunque este sea el principio de la historia oficial de las relaciones entre nuestros dos países, ellas en realidad datan de nada menos que cinco siglos atrás en el tiempo.

En el año 1492, cuando los judíos fueron expulsados de la Península Ibérica por los Reyes Católicos, se esparcieron por todos los rincones del mundo: América Latina, Marruecos, y muchos de ellos vinieron a los países balcánicos, incluyendo a Bulgaria.

Dando un salto grande adelante, durante la Guerra ruso-turca (1877 – 1878) desde España fueron enviados dos corresponsales para cubrir los acontecimientos. El cronista gráfico catalán Josep Lluís Pellicer fue uno de ellos que quedó en la historia con sus impresionantes dibujos bélicos.

“El ataque de Shipka”

Quedan documentados también casos singulares de unas cuántas familias españolas que en aquella época emigraron a Bulgaria justo después de la liberación nacional, pero sus huellas se pierden después.

Y treinta años después empezaron las relaciones diplomáticas entre los dos países.

Durante la Guerra Civil Española, dos batallones búlgaros se van a España como parte de las Brigadas Internacionales. Son más de 400 personas, más de 100 fallecen en las batallas y muchos quedan heridos. Algunos de ellos ocupaban puestos importantes del ejército búlgaro.

En 1961 fue creada la Cátedra de Hispanística en la Universidad de Sofía. Hoy nos vamos a detener en este momento de la historia. En el día internacional del traductor, no podría ser más oportuno y placentero que tener en nuestro diván en la luna luná a Rumen Stoyanov. Es uno de los traductores al búlgaro más destacados. Es el traductor de Márquez, Cortázar, Borges, Carpentier, entre muchos otros, y también poeta, escritor, diplomático y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Brasilia. Durante una distendida charla repasamos la historia de nuestras relaciones y me gustaría destacar las siguientes respuestas:

Primera publicación

En 1963 salió publicada mi primera traducción del español que fue un relato cubano. En el 64 salieron en Cuba, en la ciudad de Santiago, cuatro poemas de Stefan Tsanev traducidos por mí. Entonces las dos cosas me sucedieron simultáneamente. Después he traducido poesía y prosa en español.

Juan Eduardo Zúñiga

España es uno de los tres núcleos de actividad editorial en lengua española, que abarca 21 países. Los otros dos son México y Argentina, pero antes de su formación, España, como madre de la lengua, siempre ha sido la fuerza principal y el centro de la actividad editorial.

Hace poco falleció Juan Eduardo Zúñiga a los 101 años. En los años 40 él fue parte de nuestra delegación, pues todavía no existía una embajada que es el grado más alto de las relaciones diplomáticas. Allí trabajó con el hispanista Todor Neikov, que era nuestro secretario en la delegación de Madrid. Como resultado de esta colaboración se publicaron varios libros búlgaros traducidos por Neikov y por el joven Zúñiga entre los que se encuentran “Bajo el yugo” de Ivan Vazov y “El segador” de Yordan Yovkov. Años más tarde Zúñiga traduce una antología poética de Peyo Yavorov sin rima, diciendo en la introducción que esto es imposible de conseguir en una lengua extranjera.

En los años 40 durante el acercamiento político y, por ende, también cultural entre Bulgaria y España, Zúñiga publica un libro llamado “Historia y política de Bulgaria”. Desgraciadamente todavía no hemos traducido la obra, a pesar de que, por ahora, es la única historia de Bulgaria en todo el enorme mundo hispanohablante. En ese sentido somos descuidados.

Zúñiga también ha traducido a Nikola Vaptsarov, y en mi libro “El mundo me espera”, una cita del poeta, que habla sobre la recepción de su obra en los países de habla hispana y portuguesa hago referencia a él.

Ahora, tras su muerte, se supone que deberíamos publicar un volumen con todo el trabajo de Zúñiga que está relacionado con Bulgaria, para tener una idea global de su labor como difusor de valores culturales búlgaros. Él es un ejemplo de una participación fructífera de españoles en las relaciones diplomáticas entre los dos países.

La RAE y la entrada de la lengua española en Bulgaria

Después del año 1898 cuando España pierde completamente sus territorios de ultramar en lo que hoy son Puerto Rico, Cuba y las Filipinas, se vuelve más hacia Europa dando la espalda al Atlántico. En los años 40 empiezan a darse clases de español en Bulgaria como parte de la nueva cultura política. Bulgaria tiene dos académicos correspondientes extranjeros en la RAE, Ivan Kanchev, actualmente y, antes, el profesor Toma Tomov que funda la cátedra de Filología Románica en la Universidad de Sofía.

Yo soy de la primera promoción que entró en la universidad y esto fue sometido a una decisión política porque en 1959 cuando Fidel Castro consiguió el poder, apareció la pregunta de si vamos a construir amistad eterna con Cuba: ¿cómo lo vamos a lograr si no sabemos su historia, su cultura, la política, etc.? Así surgió la necesidad de preparar a especialistas búlgaros que tenían la tarea de facilitar la comunicación en todas las esferas: deporte, música, etc. con Cuba. Y por eso llamaron al profesor Tomov que fue alumno de Ramón Menéndez Pidal. Al profesor Tomov, ya jubilado en aquel entonces, le llamaron de nuevo y después de haber creado las cátedras de Filología Francesa e Italiana, creó la cátedra de Filología Hispánica. Así empezaron a aparecer los primeros hispanistas búlgaros titulados.

De esta cátedra salieron muchos profesores de español en colegios y universidades y así lo convirtieron en la segunda lengua extranjera en Bulgaria. Algunos llegaron a ser trabajadores científicos, traductores, periodistas, diplomáticos. Recuerdo a un compañero mío de la primera edición de hispanística que acabó siendo embajador en Nicaragua.

El año que viene, en 2021, será el 60º aniversario de la creación de la cátedra y será un motivo para hacer un balance muy positivo de cómo el español, en un tiempo relativamente pequeño, desde la llegada de aquellos dos profesores españoles que vinieron al principio, pasó de ser una lengua exótica en los años 30 a ser la segunda lengua extranjera más hablada en Bulgaria, cediendo solo ante el inglés. Hoy en día en Bulgaria hay decenas de miles de personas hispanohablantes, lo que significa que la cultura española en nuestro país se consume no solo mediante traducciones que es el caso común, sino también, directamente: la gente ve la televisión española, escucha la radio y lee libros en español.

El Instituto Cervantes

En 2006 fue creado el Instituto Cervantes en Sofía y su presencia es una prueba, un reconocimiento por parte de España de la importancia de Bulgaria como un país receptor de la cultura española que goza de amor en el país, y merecidamente.

La existencia de la Asociación de Periodistas Hispanohablantes otra vez afirma qué importante es para Bulgaria la lengua española. No sé de la existencia de una asociación así de otras lenguas. Es un hecho único.

Lenguas cooficiales, importancia de España

España es un país que tiene cuatro lenguas cooficiales. El interés por España inevitablemente empieza por el español, pero después se hace cada vez más grande como si fueran círculos concéntricos. En los años 80 escribí cinco artículos que se publicaron en la revista Cataluña. En la Universidad de Sofía muchas veces se han dado clases de catalán y ahora hay un curso de cultura vasca en nuestra cátedra. A la inauguración del Instituto Cervantes vino el Príncipe Felipe, pero vinieron también representantes de las cuatro academias de la lengua. Los búlgaros nos interesamos de una manera global por España y el mérito es de la lengua española. Porque empezamos a leer sobre Cataluña y Galicia en español primero, por supuesto.

El español es el camino hacia muchas culturas y países. España es para Bulgaria la puerta hacia Argentina, México, etc. Por eso, su mérito sería subestimado si se reduce solo a la colaboración entre los dos países.

Martina es creadora escénica y filóloga. Le gustaría que su país tuviera una imagen contemporánea reconocible fuera.

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