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Mientras tanto2016-11 — Política y literatura

2016-11 — Política y literatura


 

 

 

 

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El regreso a la tiranía, a la violencia, es lo que de repente pone de manifiesto hasta qué punto la libertad y la paz no se pueden dar por descontadas. (…) Las nuevas formas de comunicación han abierto de par en par las puertas al imperio del todo vale, sin moderación y sin moderador: el declive de los medios de comunicación escritos, aun sin ser la única causa del avance del populismo, del nacionalismo, de las teorías conspirativas, del regreso del pensamiento mágico, del culto al hombre fuerte y providencial, sin duda ha facilitado la actuación destructiva de los buhoneros y los vendedores de sandeces que apelan a los instintos más que a las neuronas.

 

Guy Sorman en ABC.

 

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Más tarde, mi abuelo habla con “mucha gente” y los chicos se retiran para cenar y dormir. La anotación del día siguiente es muy breve, pero es una de mis favoritas. La copio entera:

 

“Hoy hemos madrugado poco, porque nos hemos quedado sin despertador, pobrecito gallo, nos lo hemos comido, tan arrogante que paseaba por el corral dejándose admirar por las gallinas, pero cuando nos hemos levantado ya estaba preparada la cocina para guisarlo, era muy grande y hermoso y hemos comido y cenado con el gallo”.

 

EntresueloDaniel Gascón.

 

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Ded detesta a los capitalistas. Pregunta por qué en Europa los dibujan con grandes barrigones. En Ghana todos son delgados, y sus mujeres, huesudas. El capitalista camina plas, plas, plas, y su señora tic, tic, tic. La capitalista nunca logra seguir el paso de su señor esposo.

 

Estrellas negrasRyszard Kapuscinski.

 

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Nearly three decades ago, Howard Kaminsky, of Random House, called on the real-estate developer and self-marketing master Donald Trump at his office on Fifth Avenue. Kaminsky brought along a cover design for “Trump: The Art of the Deal,” its author’s literary début. Trump seemed reasonably happy. Just one thing, he said. “Please make my name much bigger.”

 

David Remnick en The New Yorker.

 

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Patterson was not a great champion, but he was a pivotal one. Plus, he was a writer’s dream: Gay Talese, Norman Mailer, A.J. Liebling, W.C. Heinz, and Pete Hamill all loved him. It wasn’t just writers, either. Sinatra adored Patterson—for a time, anyway—as did the Kennedys. He was a man of his moment, and though he was soon to be obscured by Ali’s massive shadow, he remains fascinating because he was possibly boxing’s most eloquent champion.

 

Alex Belth en Esquire.

 

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A veces leer acerca de un libro es más provechoso que leer el propio libro.

 

Luisgé Martín en Babelia.

 

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Un escritor vive todas las experiencias que describe, se convierte en asesino, en víctima, en amante. Al mismo tiempo tiene que prevalecer cierto control intelectual porque el lenguaje es una materia que debes utilizar muy conscientemente. Con pura emotividad no escribes una buena novela jamás; sin el sentimiento de estar tú adentro, tampoco.

 

(….) 

 

La política te ocupa tanto el tiempo y la mente que es imposible escribir. En los meses de campaña no alcanzaba a leer casi. No me concentraba. En las mañanas, tempranito, leía poesía. El peligro del Nobel es que empieces a sentirte una estatua. Y una estatua pierde la espontaneidad, no quiere correr riesgos, tiende a repetirse. Más que a escribir, se dedica a tronar.

 

Entrevista de Javier Rodríguez Marcos a Mario Vargas Llosa en Babelia.

 

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Un político, de muy reconocido prestigio, me sorprendió por sus conocimientos artísticos y literarios y, al preguntarle el por qué no los manifestaba en público, contestó: «Me da vergüenza». Todo un ejemplo. A no seguir, claro.

 

Joan-Pere Viladecans en Cultura/s.

 

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Los inventores de la democracia moderna, los padres fundadores estadounidenses, diseñaron el intrincado sistema de gobierno de su país, que luego han copiado casi todas las democracias, para impedir el ascenso de políticos que pudieran cambiarlo todo a su capricho. El capitalismo es el sistema en que todos los incentivos están diseñados para que innovemos, nos transformemos y adoptemos formas nuevas, pero sin que el sistema capitalista se mueva de sitio. Los detractores de ambas cosas, de la democracia liberal y del capitalismo, llevan décadas afirmando que se dan las “condiciones objetivas” para un gran, radical, definitivo cambio. No se ha producido.

 

Ramón González Férriz en Ahora.

 

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Es cierto que los lectores de una novedad de Pretextos son muchos menos que los lectores del nuevo libro de El James, pero quizá son más los que, entre aquellos, se acercarían a un quiosco a por una revista de libros. Siendo sincero, no me imagino a un lector de 50 sombras de Grey deseoso de que una revista le diga qué otros libros hay que leer, y cuándo salen y qué dice el autor sobre su nueva obra. Para eso ya tienen la publicidad, el boca a boca y los grandes pasillos iluminados del Carrefour. El lector de best-sellers siempre sabe qué best-seller hay que leer, porque es él el que convierte un libro en un best-seller al pasear un sábado por la tarde por el Carrefour.

 

Alberto Olmos en buensalvaje.

 

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Había momentos en los que creía morir, es cierto; pero también otros en los que me sentía afortunada y no dejaba de dar gracias a Dios por todo lo que me había dado. Yo, que había nacido en una pequeña parroquia de La Coruña, en menos de dos años había conocido Portugal, París, Cracovia y Moscú, después de ser acogida en la corte de Alfonso XII. Me había codeado con la vanguardia de la intelectualidad europea y hasta había compartido cena con Tolstói. ¿Qué más podía pedir? Decidí seguir el consejo de mi madre y continuar con mi vida, me llevara adonde me llevara. Y el próximo destino era Londres. 

 

Azules son las horasInés Martín Rodrigo.

 

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Las bibliotecas eran tan pobres que solo tenían libros buenos, algo que parece una bendición pero es todo lo contrario (solo con libros buenos no hay manera de construirse un gusto; qué sería de nuestro criterio sin tanto bodrio como nos hemos tragado). Curiosamente, a las librerías no les pasa lo mismo: las malas solo tienen libros malos, o sea, de hoja caduca.

 

Javier Rodríguez Marcos en El País.

 

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A diferencia de lo que sucede en las grandes cadenas de librerías de todo el mundo, el escaparate no lo dictan los editores, ni se pagan por ello, ni hay comisión para los trabajadores. Los lugares de privilegio los ostentan los títulos más vendidos a través de la tienda en Internet. Las dos mesas centrales son para los libros con 4,8 o más estrellas, sobre cinco. Y para los mejores valorados de autores que se autopublican en Amazon.

 

(…)

 

Debajo de cada libro se encuentra una ficha con autor, temática y un párrafo con una opinión sobre el mismo. No encontrarán el nombre de ningún crítico de mediático, tampoco recortes de la sección de cultura de algún diario de renombre. Las críticas están tomadas de la página web; los usuarios pasan a tener el mando, es la dictadura del comprador, la de los pares, la que marca qué es o no recomendable. La multitud y su criterio son los que marcan las decisiones de la tienda.

 

Amazon Books, una librería en la que manda Internet.

 

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One of the rare dissenting voices is that of the author’s mother, Grace Hall Hemingway, who, calling The Sun Also Rises “one of the filthiest books of the year,” maintains that “every page fills me with a sick loathing.”

 

Bruce Bawer en The New Criterion.

 

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No me gusta ser primoroso por el mero placer de serlo. Me echa para atrás la prosa florida, o la prosa que se interpone en el camino del significado. La continencia me parece elegante.

 

(…)

 

Probablemente hago veinte borradores de cada capítulo. Escribo una cosa una y otra vez. Es como Atrapado en el tiempo. Mi proceso de escritura es sudoroso y poco elegante. El elogio más común que la gente suele hacerme sobre mi escritura es que parece “natural” o “fácil”. Pero es lo opuesto de la naturalidad. Debe de haber alguna compulsión en mí por hacerla parecer fácil, porque gran parte de lo que hago está literalmente diseñado para hacer que parezca como si no hubiese reportado o trabajado demasiado.

 

Entrevista de Robert S. Boynton a Michael Lewis en El nuevo Nuevo Periodismo.

 

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Pero el ensayo es, sobre todo, libertad. Es el pensamiento en su máxima liberación: revelar y rebelarse. Es el pensar liberado de la prueba (“las pruebas fatigan”, dice el clásico) y de todas las ataduras de la sistematicidad. Es el pensamiento liberado del propio pensar.

 

Luis Meana en ABC Cultural.

 

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La forma de contar de los periódicos es muy notarial. En mi caso fui conociendo revistas como El Malpensante, Gatopardo, Etiqueta Negra y otras. Y descubriendo que se podían contar las cosas de otra manera, que como periodista no era suficiente narrar los hechos. Además, tenemos que seducir y conmover al lector. Intentar que cada línea que le ofrezcamos sea memorable. Intentarlo, porque la mayor parte de las veces fracasamos, y esto consiste, a mi modo de ver, en fracasar cada vez menos.

 

Álex Ayala Ugarte, entrevistado por Xavier Gómez Muñoz en ABC Cultural.

 

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Hace casi tres siglos Georg C. Lichtenberg observó algo parecido, aunque con matices. Decía el sabio de Gotinga que los libros eran una de las mercancías más extrañas que había en el mundo porque, siendo impresos por gente que no los entiende, los vende gente que no los entiende, son encuadernados, criticados y leídos por gente que no los entiende; y, lo que es peor, escritos por gente que no los entiende.

 

Jaime Fernández en su blog.

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