Según el economista Ha-Joon Chang, y contrariamente a lo que hemos asumido -y se nos ha impuesto- como paradigma económico en las últimas décadas:
1. No hay mercados libres [y nunca los ha habido]
2. Las empresas no se han de gestionar en beneficio de sus dueños
3. En los países ricos, la mayoría de la gente cobra demasiado
4. La lavadora ha cambiado más el mundo que internet
5. Si piensas lo peor de los demás, te darán lo peor
6. La mayor estabilidad macroeconómica no ha vuelto más estable la economía mundial
7. Las políticas de libre mercado casi nunca enriquecen a los países pobres
8. El capital tiene patria
9. No vivimos en una era postindustrial
10. Estados Unidos no tiene el nivel de vida más alto del mundo
11. África no está condenada al subdesarrollo
12. Los gobiernos pueden elegir al ganador
13. Enriquecer a los ricos no nos enriquece a los demás
14. A los directivos estadounidenses se les paga demasiado
15. En los países pobres hay más iniciativa empresarial que en los ricos
16. No somos bastante inteligentes para dejar que todo dependa del mercado
17. Potenciar la educación no enriquece de por sí a los países
18. Lo que es bueno para General Motors no lo es necesariamente para Estados Unidos
19. A pesar de la caída del comunismo, aún vivimos en economías planificadas
20. La igualdad de oportunidades puede no ser justa
21. Los gobiernos grandes hacen que la gente se abra más a los cambios
22. Los mercados financieros no tienen que ser más eficaces, sino menos
23. Para una buena política económica no hacen falta buenos economistas
Casi dos años después de su edición en inglés, en febrero de este año la editorial Debate publicó por fin la traducción española del último libro del economista Ha-Joon Chang: 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo. Dos años después de la primera edición del libro, han cambiado muy pocas cosas: la marcha del tren económico y financiero que nos lleva sigue discurriendo por las mismas vías.
Especialista en economía del desarrollo y profesor en la Universidad de Cambridge, Chang -que no es en absoluto un anti capitalista- se ha distinguido durante toda su carreara por cuestionar algunos de los pilares fundacionales -y propagandísticos- de la versión más descarnada del capitalismo: el libre mercado, imperante en las últimas décadas.
Cada uno de los 23 capítulos del libro -uno por cada principio analizado- se abre con unas líneas bajo el epígrafe ‘Lo que te cuentan‘, en las que Chang resume la versión que se ha logrado imponer de la economía de libre mercado. A continuación, resume también en unas pocas líneas ‘Lo que no te cuentan‘, antes de explicar en las restantes páginas de cada capítulo la versión de los hechos económicos defendida por el economista de origen surcoreano. Chang logra uno de los propósito que le motivó a escribir el libro: que resulte ameno -todo lo ameno que puede resultar un libro de economía- y que un lector con una cultura económica no avanzada pueda comprender sin dificultad las explicaciones.
En las páginas de la conclusión, Chang resumen en ocho principios algunas de las herramientas que propone utilizar para comenzar a reconstruir el sistema económico y financiero. Su advertencia es clara: “Hay quien cree que el sistema dominante hoy en día, el de libre mercado, es a grandes rasgos sólido; parte de la premisa de que bastarán unos cuantos retoques para resolver la situación: algo más de transparencia por aquí, un poco más de regulación por allá, unas restriccioncitas de nada por acullá…Sin embargo, como he intentado demostrar, las premisas retóricas y empíricas en las que reposa la economía de libre mercado son muy cuestionables. Cualquier cosa que no sea un replanteamiento general de cómo organizamos nuestra economía y nuestra sociedad resultará insuficiente”.
Como reconoce Chang, esos ocho principios que propone chocan frontalmente con las ideas sobre economía imperantes en las últimas tres décadas. A muchos lectores, por tanto, advierte el economista, les incomodará la lectura de 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo. El problema es que los principios de la economía de libre mercado -el mercado se regula por sí sólo; cuanto menos Estado mejor; vivimos en una sociedad del conocimiento; la producción de bienes tangibles puede y debe deslocalizarse, etc.- se han demostrado problemáticos a la hora de generar una realidad sana y sostenidamente próspera. Si no reprogramamos nuestro modo de relacionar política, economía y sociedad, existen pocas posibilidades de que nuestro futuro no sea aún peor que nuestro presente.
A los lectores que puedan sentirse incómodos leyendo su libro, Chang les recuerda: “Es hora de incomodarse”.