– El silencio de tu madre al decirle por teléfono que vas a rodar otro corto.
– En las reuniones de antiguos alumnos eres El Amenábar.
– Tus historias de zombis ahora hablan sobre lo dura (pero satisfactoria) que es la paternidad.
– Te descubres criticando a esta juventud, que se salta el eje cuando le da la gana.
– «¿Y no has pensado en rodar un largo?»
– Nadie quiere escuchar tus batallitas de montar en cámara cortos en Hi8.
– Tus referencias de otras pelis deben llevar la coletilla «…pero el original, no el remake»
– No tienes tiempo para pre-producir en condiciones.
– Y tu equipo habitual ya tiene un trabajo serio.
– O encadena trabajos serios.
– Así que no encuentras más días para rodar que un fin de semana o un puente, como mucho.
– Por eso tus cortos van de dos personas sentadas discutiendo.
– Pero los denominas «una vuelta a la esencia del drama».
– Y te quedas tan ancho. O te tienes que quedar tan ancho.
– Ante su insistencia, metes a tu suegra de extra. A pesar de tus advertencias, se aburre.
– Debes vigilar el colesterol al echar mano del catering.
– Paras las mezclas de audio por hoy porque tienes hora en el Natur House.
– En vez de comparar laboratorios con otros cortometrajistas, comparas guarderías.
– Los agradecimientos son larguísimos porque tu apellido ya abarca tres generaciones.
– «Bueno, ¿y para cuándo el salto al largo?»
– Esa actriz que te ignoró durante la fiesta fin de rodaje podría ser tu hija, macho.
– ¿Sabes de algún Festival Internacional de Realizadores Maduritos e Interesantes? Pues eso.
– Cuando un festival pide tu corto en formato FAES a 51’71 mmHg y la pista de calabandrios sin esnurfiar y echas de menos cuando enviabas un VHS y a correr.
– El lumbago al levantar la bobina de 35mm.
– La camiseta del festival no cubre tu tripa cervecera.
– Si la sesión de cortos es larga, la vejiga pasa factura.
– Como ganes algún trofeo, a ver dónde lo pones que no descojone el Feng-Shui de la casa.
– La prensa ya no te llama «joven promesa».
– Las resacas festivaleras duran hasta el miércoles.
– «¿No deberías haber rodado un largo ya?»