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Mientras tanto5 preguntas a Jordi Corominas sobre su nuevo libro "Nortes"

5 preguntas a Jordi Corominas sobre su nuevo libro «Nortes»

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

Jordi Corominas (Barcelona, 1979) decidió en 2018 pasear por los múltiples nortes europeos, siguiendo con la tradición viajera de su obra y vida. El punto de partida era Normandía, con la intención de proseguir hacia Trieste. Pero se vino encima la pandemia y su primera incursión francesa adquirió un nuevo sentido: el de un pasado remoto, hoy casi inalcanzable. Así, Nortes (Sílex, 2024) recoge este primer impulso por buscar los nortes europeos, siendo al mismo tiempo un proyecto imprevistamente truncado y, al mismo tiempo, un sorpresivo y único documento que deja constancia de unos espacios y unas formas de vida previas al gran desastre del año 2020.

El autor nos responde 5 preguntas para entender mejor su reciente libro y su proyecto.

 

Háblanos de los Nortes y de su importancia relativa.

En casi todos mis libros el proceso de escritura es bastante rápido porque las ideas expuestas siempre están en proceso de gestarse y progresar. Con los Nortes en algún momento empecé a darle vueltas al concepto desde su relatividad geográfica, pues Normandía lo es con claridad para cualquier europeo, no tanto para un británico o un islandés. Lo mismo ocurre con Trieste o el Empordà, que debían vertebrar el resto del volumen, pero con Normandía entendí tener algo cuajado y luego llegó la Pandemia. Es algo que remarco porque puse el punto y final de Nortes en septiembre de 2019. Lo que cuento y hasta yo mismo no existen, es como sin querer hubiera narrado un mundo que nos prefigura, pero que ya no existe.

 

 

Nortes nos habla del viaje prepandémico que emprendiste en septiembre de 2018, cuéntanos su origen y cómo se gestó.

Como decía, esa frontera de la Pandemia llegó a posteriori, dándole al libro una pátina distinta. Siempre me ha gustado viajar y en verano siempre me invento una ruta larga. La de 2018 aún tenía algo de resaca del Procés porque me fui el diez de septiembre, enfermo de alergia y así fue como el viaje adquirió algo sanador. Había pensado ese itinerario París, Amiens, Rouen, Ry, Caen, Le Havre, Villerville, Étretat y regreso a la capital primero porque tengo en mi agenda la voluntad de visitar toda Francia y segundo porque esas ciudades enhebran distintos intereses y sugerencias que quería pasear, investigar y sentir en el lugar. A partir de eso sé que un libro de estas características camina un poco como mi cabeza, con la posibilidad de hibridar ensayos nada encubiertos, imposturas ficcionales, en mi caso escasas, y un sinfín de alternativas que terminan por salir solas durante el proceso de escritura, que es otra parte del viaje, interminable.

 

Me gustaría que nos hablares la relación entre dos de tus libros: el más reciente Nortes y El último libro de la vieja Europa (2017).

Lo cierto es que estos dos libros tienen conexiones evidentes y constituyen un dueto desde la idea del viaje con el paseo como forma de conocimiento y río para no parar de preguntarte cosas. El último libro de la vieja Europa jugaba en París, Arezzo y Florencia, dándome cuenta durante la redacción de cómo, por lo encadenado de los viajes, había atravesado una Europa a punto de explotar entre la crisis endémica de 2008 y el auge de los populismos.

En ambos libros la historia con h minúscula y aquella con la H mayúscula se cruzan de forma inevitable. La primera soy yo mismo y todo lo cotidiano que me envuelve, mientras lo segundo parte de mi gusto por conocer la Historia de los lugares que visito sin ceñirme a ninguna premisa fija, lo que termina por darme una visión donde, también por mis intereses, aparecen muchas facetas, del arte al urbanismo, de un instante del día a día a la locura de una puesta de sol en Le Havre.

Los dos van juntos y supongo que de manera ideal serán padres indirectos del siguiente, que es Europa, pero en mi fuero interno es un libro radicalmente distinto porque escribo de mis viajes durante la Pandemia y el período posterior, con la guerra de Ucrania en el escenario. Como decía, sé que ahora Europa es distinta, lo percibo y también soy otro que el de Nortes.

 

Cocteau es el guía de tu viaje gracias a su diario, ¿por qué escogiste este libro en particular?

El último libro de la Vieja Europa transcurre justo cuando terminé la traducción de las poesías de Cocteau. Entonces llevé algunos libros suyos que hacían de pausa y acicate para juntarse con los lugares. En Nortes jugué a dar continuidad a la idea Cocteau como númen, pero por ejemplo ahora recuerdo un viaje a Trieste donde fui con Musil. Los libros de la maleta son una cuestión importante porque también son compañeros y configuran ciertos momentos de reposo, recuerdo leer a Elsa Morante en Verona en la gloria, y hasta está bien ir con uno que has postergado durante meses, como me ocurrió la última vez por Eslovenia con L’attenzione, de Alberto Moravia.

 

«Los libros de la maleta son una cuestión importante porque también son compañeros y configuran ciertos momentos de reposo»

 

Nortes es un viaje con punto de partida en Normandía, pero también es una inmersión en (o redescubrimiento de) la literatura francesa, particularmente en Maupassant, Flaubert y Proust. Háblanos un poco de ello.

Suelo pensar que no soy fetichista, la palabra es horrible, de lugares literarios, pero mis viajes lo desmienten, que sé yo, como ir a Bonn y no pasar por la casa de Beethoven. Ese caso es específico. En las ciudades de Nortes sabía que encontraría mucha literatura francesa. Ese verano estaba totalmente conmocionado por la lectura de la Recherche y Proust es uno de los protagonistas no tan indirectos del libro, pues me llevaba bastante de la mano tanto en París como en Normandía, donde el encuentro con Maupassant y sobre todo con Flaubert era imperativo, tanto que fui al supuesto pueblo de Madame Bovary, una experiencia increíble desde la soledad y el desierto de visitantes.

Maupassant también flotaba todo el rato, así como Maurice Leclerc, Erik Satie y por supuesto André Gide. Todos estos artistas me fascinan a su manera, lo que no conlleva ningún tipo de idolatría, es más, a medida que pasan los años lo personal de muchos de ellos me resulta cada vez más prescindible, no así su obra.

Luego, claro está, sólo París rebosa una densidad de pasado casi insuperable, porque Roma la vence a lo grande. La fundo con el presente porque me he acostumbrado a caminar con muchos mapas del pasado en mi cabeza. Uno de ellos es literario. Lo es hasta por cómo Modiano es el supremo paseante europeo, pero lo mejor de pasear es ir de un punto previsto a otro sin saber al 100% todo aquello que mirarás. Es como en las novelas. El nudo es lo mejor. En Nortes las relaciones con ese pasado también surgen así, quizá es otra maleta del bagaje.

 

 

Nortes se presentará el lunes 22 de enero de 2024 en la librería No LLegiu (C/ Amistad, 20) de Barcelona. A las 18:30 h.

 

 

 

 

 

 

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