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#5cosas por las que ha merecido la pena estar vivo esta semana (105)

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

1.

La obra de Faith Ringgold «American People Series #20: Die»  (1967).

Faith Ringgold
©The Museum of Modern Art, New York

 

2.

El tema «Un cri», de Johnny Hallyday, canción inédita grabada en 2017 en la etapa en la que el cantante francés estaba con Warner Musis France.

 

3.

La sesión en directo que el grupo Zulabard ha realizado en El Vapor Raw Sessions, que forma parte del programa de apoyo a la creación de la Casa de la Música de Terrassa, para presentar su tercer disco de estudio: Tot passa.

Zulaband interpreta dos canciones: «Entrebanc» y «Marbre».

 

4.

La obra fotográfica de Ilit Azoulay «At the appearance of things» (2011)

 

5.

El artículo de Daniel Alonso Viña para ElDiario.es «La mercantilización de la tristeza en la zona más oscura de TikTok: depresión, ansiedad y ‘coaching'».

Un extracto:

«El nicho de la tristeza en TikTok y otras redes sociales es vasto y acumula millones de visitas. Con palabras claves como “depresión”, “ansiedad” o “tristeza”, la gente hace vídeos en los que se muestra llorando, cansada de la vida y aparentemente incapaz de encontrar una salida a su desesperación. También proliferan aquellos con hashtags como “sadboy” (chico triste) o “sadgirl” (chica triste), en los que se mezclan este mismo tipo de vídeos con otros que recogen fragmentos de películas o series para enmarcar este sentimiento —produciendo una suerte de estetización de la tristeza— y comentarios de ánimo y consejos para superar ese valle de tristeza con otros de gente que está en la misma situación desesperada y busca ayuda.

“Nos preocupa sinceramente el bienestar de los miembros de nuestra comunidad y deseamos generar felicidad, enriquecimiento y unión”, dice TikTok sobre su política de salud mental. “Trabajamos para asegurarnos de que todo ello tenga lugar en un entorno propicio que no afecte negativamente la salud psicológica de los usuarios”, continúa. Pese a las proclamas, los usuarios siempre encuentran un nuevo lenguaje común para hablar de estos temas. En inglés, en vez de “suicide”, hablan del tema bajo nuevos términos que, como apuntaban desde Wired, están creando un lenguaje paralelo en torno a las ideaciones suicidas. Esos y otros vocablos como “tristeza”, “ansiedad” o “depresión” acumulan centenares de vídeos sin regular en los que se ofrece un falso apoyo a la persona que los ve, o consejos de dudosa calidad que reproducen cada día las personas más vulnerables de la red.

El problema es tan grande que hasta Amnistía Internacional ha emitido, a principios de este mes, el resultado de una investigación sobre el tema. No es nada alentador. La organización, después de trabajar con el Algorithmic Transparency Institute y AI Forensics, ha concluido que “el sistema de recomendación de contenidos de TikTok y sus prácticas invasivas de recolección de datos suponen un peligro para los jóvenes que utilizan la plataforma”. La principal razón: “Amplifican contenidos depresivos y suicidas que podrían empeorar problemas de salud preexistentes”. En España esta red social tiene 18,3 millones de usuarios activos, casi la mitad de la población, con un éxito importante entre los más jóvenes. Un 75% de personas entre 12 y 17 años tiene TikTok, muchas más que cualquier otra franja de edad.»

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