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#5cosas por las que ha merecido la pena estar vivo esta semana (82)

1.

El tema de Spencer Krug «How we have to live», de su reciente disco Twenty Twenty Twenty Twenty One.

 

2.

La entrada que en su newsletter (Alphabet Soup) le dedica Etgar Keret a Salman Rushdie, «Not the best time for writers», y donde confía en que pronto se recuperará y podremos seguir disfrutando de las misivas que éste último manda en su newsletter, también en Substack: Salman´s sea of stories.

Un extracto:

«I got to know Salman Rushdie mostly through his books. After he published The Satanic Verses, the novel that led to a fatwa being issued against him, I was surprised when many news outlets began describing Rushdie’s phenomenal writing as “brave.” I’ve never understood how literary writing can be brave: every time I write, I’m imagining something, and even if I come up with provocative or risky plots, it doesn’t require an ounce of bravery because all I’m doing is telling a story that never happened, in a world of invented characters, in a book with the word ‘fiction’ on its cover. But asking the guy in front of me at the cinema to stop talking on his cell phone in the middle of a movie? That’s a different story. That’s a lot scarier.»

 

3.

El excelente y emotivo texto que dedica Domingo Marchena en La Vanguardia a Emili González Casademont: «El crimen de Verges: adiós a un hombre bueno», asesinado el pasado sábado 13 de agosto, delante del restaurante Mas Pi, de Verges.

Comienza así:

«Bordils, que llora el asesinato de uno de sus vecinos, es un pequeño municipio de siete km cuadrados del Gironès. Tiene unos 1.700 habitantes y cuando alguien pregunta en el Ayuntamiento cómo se llama la alcaldesa, le responden simplemente: “Montse” (Montserrat Pou i Costa es su nombre completo). Un banco, la letra de una canción… Infinidad de cosas recuerdan aquí a Emili González Casademont, de 44 años.

“Dios nos guarde del día de las alabanzas”, dice un refrán por esa inveterada costumbre tan nuestra de elogiar a quienes nos dejan. Pero, de vez en cuando, las alabanzas parecen justificadas. Todo el mundo habla con cariño y emoción de Miliu, como lo conocían. Estaba acostumbrado a resolver problemas, no a crearlos. Y así murió, tratando de convencer a un hombre agresivo de que la violencia no conduce a nada.»

4.

El tema «Headed for the floor», de Moonface.

 

5.

El videoensayo Acoustic Ocean, de la artista suiza Ursula Biemann, donde la bióloga-buceadora sami (indígena del norte de Escandinavia, y protagonista del vídeo) se sirve de todo tipo de hidrófonos, micrófonos parabólicos y dispositivos de grabación para tratar de sentir el espacio submarino en toda la amplia gama de sus expresiones acústicas y biológicas.

 

*Bola extra:

La videoinstalación de Maite Cajaraville, «La nadadora»(2006), donde la artista de Llerena (Badajoz) compone una alegoría social, hablándonos de lacompetitividad,la alienación, la fragmentación, el desorden mental e incluso la muerte. Una alegoría de las relaciones de poder, sus estructuras y los mecanismosinvisibles que nos condicionan y persuaden.

 

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