68

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Busco continuamente lo que denomino el espíritu vigente del 68. Aquel año (mayo y junio, solitos) en París del siglo pasado. Aquel grito y frase en la pared en francés:

La revolución me aburre (ni Mao ni Marx ni Marzo).

Aquella pancarta:

Seamos realistas, pidamos lo imposible.

2

Escribió mi querido Juan Goytisolo sobre aquello, él vivió:

Francia se aburre.

La frase, formulada en vísperas del mítico Mayo Francés, adquirió celebridad posterior por su índole involuntariamente adivina. Su autor tenía razón. Los jóvenes y menos jóvenes nos aburríamos y, tal vez por eso, Monique Lange y yo nos fuimos a pasar unas vacaciones en el Midi. Apenas habíamos tenido tiempo de tomar el sol y de bañarnos, cuando escuchamos por la radio las primeras noticias de la rebelión estudiantil: manifestaciones callejeras, choques con las Compañías Republicanas de Seguridad, ocupación de La Sorbona y Censier, barricadas. Las imágenes reproducidas por la televisión y la lectura de la prensa nos decidieron a regresar. No queríamos perdernos lo que respondía a nuestros sueños y colmaba nuestras aspiraciones. La conjunción de Marx y Rimbaud parecía concretarse al fin.

La política tradicional se abría a nuevos ámbitos: los de los deseos reprimidos, la utopía y la imaginación, de la invención y exigencia de nuevas y más amplias libertades.

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Encuentro muy poco 68 en el siglo XXI. Se sigue hablando de fascismo o comunismo, etc.; movimientos muy serios, ambos; pero ya no hay servicio militar obligatorio para nosotros los hombres; etc. También puede ser que no sepa dónde buscar. Padezco por no saber cómo encontrar. Francia se aburre.

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Ayer, de viaje a la biblioteca de Moaña (al otro lado de la ría de Vigo) para devolver un libro, encontré una noticia muy 68. Hojeaba el Faro de Vigo del 3 de mayo cuando descubrí.

5

La transcribo:

«¡España es una y no cincuentayuna!», «¡Si eres mariquita, que te case santa Rita!», «¡Que vivan Abascal, Iglesia y patronal!», «¡Más puertos deportivos y menos mendigos!», «¡Feminista, islamista, fuera de mi vista!», «¡Urbanización en El Salgueirón!» o «¡La bandera española me gusta mucho, pero le falta el aguilucho!».

Son algunas de las consignas que corearon los seguidores de VOXXL, un supuesto partido político más a la derecha que la versión original que organizó ayer una mesa informativa en el centro urbano de Cangas para presentar a sus candidatos y principios fundacionales de amor a la patria verdadera, «grande y libre», y los estamentos tradicionales que volverán a regir si gobiernan.

Para tan noble acto, sus promotores eligieron un tramo del paseo peatonal a la derecha de la Plaza de la Constitución y situaron a sus correligionarios cara al sol, que alumbró una jornada festiva y de homenaje a los rancios valores patrios donde no caben discrepancias con el sistema, los alternativos o quienes no tienen fondos para gozar sus privilegios. «¡Ni menas ni okupas, tu casa la disfrutas!», «¡Mi segunda residencia permite tu existencia!» o «¡Rojos y veganos, sois unos marranos!» fueron otros de los mensajes en los que se ampara la campaña promovida «por un grupo de vecinos españoles cuya segunda residencia está en Cangas del Morrazo» y que surge «ante la deriva de los partidos de derecha y la cesión a la izquierda».

Su posicionamiento «a la derecha de verdad, en el mismo borde, casi cayéndose de tan escorada que está», y la urgente «necesidad de salvar al país del anarco-comunismo-independentismo» defendido o amparado por los gobiernos de P. Sánchez o Feijóo, les lleva a exigir la supresión del idioma gallego para consolidar «verdaderos patriotas monolingües en español», la prohibición de escribir con la izquierda, del término «machismo» o de que las mujeres salgan de su casa «sin permiso de su marido».

La presentación en sociedad estuvo amenizada por la música de El Fary o Manolo Escobar y aderezada con trajes y bailes de la época.

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Cosas así ocurren en las esquinas del país, al borde mismo, a pocos pasos de caerse al agua del océano.

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Escribe Carmen M. Gaite en Desde la ventana:

La hora que más le gustaba para fugarse era la del atardecer, esa frontera entre dos luces.

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Quizás pronto, al otro lado de Cangas do Morrazo, se enfrenten el 68 y el 86 por el orden del ocho.

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Viva el 8.

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Viva 9.


París, 2019

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