En una de nuestras primeras publicaciones os presentamos el que quizá sea el poema más político y comprometido de Aleksandar Vutimski: La Europa Depredadora. Pero si por algo es recordado Vutimski en su Bulgaria natal es por la melancolía que caracteriza su poesía. De su grito comprometido pasamos a su grito taciturno y solitario: al grito intimista de un poeta que antes de ser una persona comprometida con los problemas de su tiempo es, simplemente, persona, con todo lo que esto conlleva: desamores, soledad, ausencia de un amor obsesivo e imaginario, delirios y embriaguez…
En 2017 me topé de casualidad con la obra de Vutimski, concretamente con su mítico poema “Poemas al muchacho azul”. Desde entonces he ido leyendo toda su obra literaria, la cual, teniendo en cuenta que el autor falleció con apenas 24 años de edad, puede considerarse extensa: más de 100 poemas, 16 relatos cortos, 15 ensayos de estética y moral, así como una novela titulada “Los ojos que lloran”.
Recientemente publiqué la traducción de parte de su obra poética, de la que rescato tres de sus poemas más personales para acercaros al universo azul del autor.
El primer poema es uno de los que elegimos para el podcast que publicamos en la primera entrada de nuestro blog. En él recité un poema de Lorca (Romance de la Luna, Luna) y este otro de Vutimski, ambos cargados de referencias a la luna. Algo para nada sorprendente en la obra lorquiana, al igual que en la del poeta búlgaro: las referencias de Vutimski a la luna son continuas y están casi tan presentes como la figura del color azul y los sentimientos que para el autor tal imagen evoca.
Solo los poemas más íntimos de Vutimski y el álbum “Music has the right to children”, de Boards of Canada, consiguen evadirme totalmente y trasladarme a ese firmamento, dominado por diferentes matices de azul, donde los muchachos son reales y las ausencias imaginarias. No es casualidad que en las portadas de los CDs del mítico dúo electrónico escocés aparezca con tanta frecuencia el azul en sus distintas tonalidades. El azul es el color de lo inaccesible, de lo ausente, de la melancolía, de la nostalgia…
Marco Vidal González (Sanlúcar de Barrameda, 1995) es un friki de las tortugas. Le gusta la dialectología y leer poesía, así como escribirla y traducirla. Es uno de los redactores de la revista búlgara Нова социална поезия (Nueva Poesía Social). No puede parar de escuchar Boards of Canada. Ha traducido “Nueva Poesía Social. La Antología”, “Muchacha blanca” y “El muchacho azul”. Puedes seguirlo en La Tortuga Búlgara.