En el número 9 de esta serie me ocupo del segundo volumen del libro La vuelta al mundo de un novelista (1924), del escritor Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928).
Comentario. En este libro el escritor sigue dando la vuelta al mundo, pasando por China, Macao, Hong-Kong, Filipinas, Java, Singapur, Birmania y Calcuta.
Comentario 2. A medida que avanzo por el planeta con Blasco Ibáñez más veo la utilidad de la comparación. Comparar épocas, religiones, paisajes, ideas, revoluciones, vidas únicas, etcétera, es una de las mejores formas para intentar comprender algo e ir en su busca, ya sea por todo el mundo o empezando por la calle donde vive uno.
Comentario 3. La cita 1 es de las más divertidas que he encontrado, con un gran final. La reproduzco por extenso.
Cita 1. En los hoteles importantes de Pekín y otras ciudades, los directores, para tranquilidad de la clientela, fijan un anuncio en el vestíbulo afirmando que todas las hortalizas preparadas en su cocina proceden de terrenos propiedad del establecimiento cultivados al estilo europeo. Ríe el chino de los escrúpulos y ascos de la gente occidental. Establece comparaciones entre el estiércol podrido de cuadra que empleamos en nuestros campos y la materia preferida por él, no pudiendo comprender por qué razón los detritos de personas deben ser más repugnantes que los proporcionados por los animales, y acaba compadeciéndonos, como si fuéramos unos niños incoherentes y caprichosos. Como el abono humano es el más preciado de todos, el acto de producirlo no representa algo vergonzoso e inmundo, como en nuestros países, desarrollándose públicamente con la mayor tranquilidad. Dentro de Pekín la Policía de la República vela por dar a la capital una disciplina europea, y no permite en las calles principales estos desahogos a lo chino, tan apreciados por la agricultura. Pero al pasar un ricsha o automóvil por las vías apartadas o por las afueras, siempre se encuentra algún chino en cuclillas, con un pedazo de diario en la mano, cuya lectura no le interesa; y que sonríe al transeúnte sin cambiar de postura. Algunas veces no está solo, y a continuación se extiende una larga fila de compatriotas con el mismo encogimiento y no menor tranquilidad. Todo agricultor se preocupa de instalar en sus campos una letrina cerca del camino para que la utilice el viandante. Escoge para esto el lugar más agradable: la sombra de un árbol frondoso, un grupo de arbustos floridos. Hasta hay quien afirma que los más letrados colocan en dichos lugares carteles con versos, rogando al transeúnte que haga alto y deje su recuerdo. Pero yo no los he visto.
Cita 2. En los funerales de un chino rico se queman muebles, armas de caza, perros; antiguamente, palanquines con sus portadores; ahora, berlinas tiradas por caballos o automóviles de marcas célebres. Lo que constituye en vida el lujo del difunto debe seguirle más allá de su tumba. Pero este pueblo, hábil en toda clase de negocios, ha encontrado el medio de proporcionar a los muertos sus comodidades terrenales, sin que por ello pierda el capital de los vivos unos objetos tan preciosos para la existencia. Y los muebles, las armas, los automóviles, los animales domésticos, son todos de cartón.
Cita 3. Esta China inmensa es la mayor productora de huevos que existe. Gigantescos cilindros contienen una pasta espesa, formada por millones de huevos, crudos y revueltos, que esparcen una intolerable hediondez. Los confiteros la adquieren en los puertos de Europa para que sirva de base a sus dulces y perfumadas combinaciones.
Cita 4. A pesar de tales relatos, me embarco al día siguiente para la colonia portuguesa. Otros pueden seguir con tranquilidad su viaje sin sentir la atracción de Macao. Yo he nacido en la Península Ibérica, y además, soy escritor. Sería vergonzoso no visitar la vieja ciudad donde Camoens, desterrado y pobre, compuso su poema inmortal, pensando en las glorias de la patria lejana.
Cita 5. Durante mi visita a Manila encuentros a los filipinos en una gran efervescencia política. El motivo de dicha agitación es hondo y permanente. Tengo la certeza de que va a repetirse durante años y años de un modo pacífico, y solo tendrá término cuando se realicen los deseos de todos. El pueblo filipino quiere ser independiente.
Cita 6. ¿Qué somos verdaderamente? Ochocientos seres humanos, entre señores y servidores, metidos en una caja férrea y llevando con nosotros un cementerio de animales puestos al frío para que puedan alimentarnos con sus cadáveres.
Cita 7. Su lluvia abrumadora no parece caer a raudales, sino en masas compactas, como si el azul celeste fuese el lecho de una laguna que se desfondase de golpe. Creía imposible presenciar mayores violencias atmosféricas, pero la tempestad de Java sobrepasa todo lo que llevo visto y lo que podría imaginar.
Cita 8. Días después de nuestra salida de Singapur me dicen en secreto que alguien ha muerto en el buque y a las diez de la mañana arrojarán su cadáver. No hay más que hacer un movimiento de palanca, y el féretro, arrastrado por la pesadez de los hierros encerrados en él, se irá al fondo inmediatamente. Obedeciendo a un leve signo del comandante, los marineros han dejado caer el féretro cuando menos lo esperábamos. El Franconia, que había aminorado su marcha, vuelve a agitar las hélices a toda velocidad. Ya debe de estar el muerto muy lejos de nosotros.
Cita 9. En el resto de la India, la mujer es tan esclava del marido, que hace menos de un siglo todavía se quemaba sobre la pira sepulcral de este, por considerarse incapaz de continuar viviendo sin su apoyo. Hoy seguirían quemándose lo mismo si lo permitieran las autoridades inglesas, pues la viudez representa para la indostánica el más horrible y absoluto de los olvidos.
Cita 10. Aquí empieza a verse el hombre blanco, perfectamente blanco, que existe en la India entera, mezclado con otros indostánicos cobrizos y casi negros. Representa al tipo ario ideal, que tal vez solo existió en la imaginación de algunos autores.
Cita 11. Es una particularidad que noto desde mi entrada en la India. Rara vez marchan juntos dos indostánicos por un camino. Hasta la familia avanza longitudinalmente, por amplia que sea la vía: el padre delante, la madre detrás con los fardos a la cabeza, y a continuación la prole. Es la fila india.
Cita 12. La igualdad ante la nada final solo existe físicamente. Los hombres se han encargado de suprimir esta igualdad consoladora. En este pueblo se muere según la leña que se puede comprar. En otros de Asia, según los objetos de cartón destinados a embellecer la vida ultraterrena. En nuestros países civilizados, según las ceremonias y pompas pagadas que se desarrollan ante las tumbas, con un carácter de supuesta espiritualidad.
Comentario final. Continuará Vicente hasta dar la vuelta.