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INTERNA

 

Son las que atraviesan la lluvia
las que atraviesan los árboles y
llevan consigo luz en el interior

piedras de sal sobre los ojos
ellas

en el cartílago como en los huesos
les crece
eternidad de uñas quebradas
de jornadas de trabajo
que se grabaron en el esqueleto
con navaja o les crece
la brasa y así pueden verse
las ascuas en el rostro
faces abrasadas

Son las que silban, os digo
con las lobas con las hijas de las lobas
se desprenden de la vejez y brotan
y sus pasos se acercan y
sus pasos hierven

hacen hervir
hierven porque traen el amor
y la sombra

Vienen con un quinqué en el aire
de las manos, abrasan caminos
tras su
paso sosegado de ciclón
de días cosidos en la piel

Son los cuerpos desnudos de
crepúsculo cuerpos de lava
tiempo de pescado
de madre
sal sobre los ojos
ellas que son
la mirada ciega, salificada

Y vienen
con un quinqué en el aire
guían caballos de sombra bestias
yeguas que perdieron la lengua arden

sin lengua hembras
damas del bosque apresan
un sueño
sobre la mirada de sal

Vienen traen una infancia
una floración lacerada
una idea oscura se trenza
un pensamiento amarillo

escucho
insectos vienen a este
error de vértebras desgarradas
larvas parásitos
corazón de parásitos
crecen

en este lugar del equívoco
territorio partido por aristas

corazón de parásitos

Hubo cenizas hubo olor
a rosa arrasada, aroma a memoria
de río blanco o agua sumida
en la sordera, río de las piedras
de lo que ya no tenemos
en las manos

Hubo
perfume de tierra entre la piel
y la carne
entre los dientes
y la carne

El olor de la hierba seca de mil
desiertos arrasados en polvo
fuera de la arenisca
fuera de su mismo
pulmón de páramo

desiertos despojados

Hubo
una mirada de desiertos

Ante mí ese sabor del aire no tenía
consenso no tenía
organización de las cosas y
estamos en el lugar en el que
tropiezan los animales de frente
con la herida
sin descanso, están las espinas
lamiendo esos cuerpos
es la espina delante de mis ojos
del otro lado son
las hormigas sobre los cuerpos
de las hijas
diría que son hormigas
o las moscas ovando sobre
la infancia

Se yerguen
las que vinieron con pantallas negras
sobre una ciudad desnuda de tacto
sobre círculos de luna silban
melodía de las muertes

Concibo despedidas que caen
que se precipitan
hay una matriz cárdena
unas manos agotadas
ideo una despedida que se nos
desprende del cuerpo así
también la duna que se deshace
en la ola de aliento
con este soplo de las que vinieron
con pantallas de luto
en la laringe

El punto de la flor, ese nudo de vida
sobre el que se produce
una yema de color y pétalos

Nervio de vida se abre
quiere abrirse y sostenerse
ella es quien nos habla
tartajea farfulla intenta levantarse:

una llaga de luz

La que camina bajo el agua, yo
en los fondos caudales del desierto
del cerebro
de esta casa

Nadie puede encarnar la música
ese ritmo laríngeo de su propio
organismo
ni tampoco
la mirada de una madre
bosque inmenso que no puede
ser alcanzado

pero yo
he traspasado hospitales y mármoles
la ceniza de los ríos
soy la que llega como nieves lentas
y traigo
la fiesta del nuevo mundo
roto

En una casa entregada al vacío
en un hogar desposeído
se despliega el olor
se produce
la morada de una familia
el corazón de una estirpe
sin aliento
se produce su sombra:
el olor de la familia

llueven dagas sobre mis tendones
que son los ligamentos de la familia
sueño y llovizna

sobre la piel, el ácido consanguíneo
ya se han ido las linternas
o acumulan
líquenes herrumbre sobre el foco
que ilumina este, el encuentro
alrededor de una casa caída
llena de pájaros
defendida del mundo por el viento

muros de brisa cuando la memoria
acoge recuerdos y abrigo
muros de vendaval cuando hay
ortigas poblando el pensamiento

Y el mundo
defendido de la casa por el mundo
de los vivos
por la niebla que es frontera
y no viene nadie
y no viene nadie
y no alcanzaron este lado
las palomas de la casa más que
en una ocasión muertas
Cristales o algunas gotas
pueden atravesar los límites y
en la penumbra se deshacen

Nosotros allí nuestra casta
nuestra aparición débil
las hélices
los brazos de todos nosotros
abiertos y erguidos

sobre las extremidades llueven
filos de amaneceres oscuros

aristas de albas nazarenas
caen

Versión orixinal en galego

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