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Mientras tantoSunset Blvd.

Sunset Blvd.


Angels Barceló, la periodista moderadora del debate de la Cadena Ser de esta mañana, ha llamado “ultraderecha” a Rocío Monasterio mientras le cogía de la mano a Pablo Iglesias. El candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid se había levantado para marcharse, parece que incapaz de responder con la palabra a las palabras de la candidata de Vox. Dicha candidata le había recordado a Iglesias que no había condenado las agresiones de Vallecas, y le había dicho al respecto de las cartas con balas que supuestamente han recibido él y varias personas más, como la directora de la Guardia Civil y el ministro de Interior, que le animaba a denunciar los hechos en comisaría y que no se creían nada de este gobierno. Ya se vio en el debate en Telemadrid que la señora Monasterio puede con el Sr. Iglesias. Y el Sr. Iglesias lo sabe. Y también la Sra. Monasterio. Y todos los que estaban allí. Ante la previsión de vapuleo, Iglesias, bardo de herrikotaberna, poeta del chavismo, blanqueador de la ETA, el mismo que aseguró emocionarse al ver cómo una turba embozada apalizaba a un policía, entre tantas otras cosas memorables, ese mismo, ha cantado “ultraderecha” y se ha levantado de la silla como una diva obsoleta del cine mudo. “Levántese y lárguese si es tan valiente”, le ha espetado Monasterio, mientras Iglesias suplicaba con los ojillos y el tonillo a Barceló que no dejaran participar (“es un error”, decía) a Monasterio y a su partido en sus programas. En la tragedia radiofónica han intervenido después los demás candidatos (menos Díaz Ayuso, que no estaba), escandalizados (han terminado marchándose también, lanzando sus proclamas [«¡Pablo, no te vayas!», exclamaba Gabilondo en el cénit de la vergüenza ajena], esquivando y demonizando al coco y finiquitando el vodevil) por las intolerables palabras de la candidata Monasterio (en realidad agarrados a ellas como si pendieran de un precipicio), mientras Barceló, la periodista moderadora, corría detrás de Iglesias, que ya no parece estar para debates. “¿Es usted activista o periodista?”, le ha dicho Monasterio a Barceló al escuchar los ruegos al espantado y las calificaciones a ella. «¡Yo soy demócrata!», ha respondido Barceló con lirismo tembloroso, justo antes de volver a Iglesias y mostrar su lado más tierno (“no te vayas muy lejos”, le ha susurrado), mientras le cogía de la mano, con su mano demócrata, al bardo de la herrikotaberna (que asentía, arrullado), al poeta del chavismo, el mismo que confesaba sus lágrimas al ver cómo apalizaban a un policía o el mismo que no hace mucho, antes de convertirse en Norma Desmond, pedía disculpas “por no romperles la cara a los fachas con los que discuto”.

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