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Mientras tantoEsa chispa

Esa chispa

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

Olaf Nicolai, HOW TO FANCY THE LIGHT OF A CANDLE AFTER IT IS BLOWN OUT (2019).

 

Me doy cuenta de que, en todo lo que hago, siempre dejo espacios para la improvisación. Nunca está nada del todo cerrado, clausurado, perfecto; inane en su estatismo. No, más bien queda siempre una vaga propensión al disenso, que a veces es firme y otras veces liviana, pero que siempre promete un espacio para la gloriosa incertidumbre (que también puede ser catástrofe). Por decirlo de otro modo: la inminencia del precipicio (o acaso su posibilidad) activa mis sensores.

Luego todo acaba saliendo siempre bien (o casi siempre). Es cuestión de oficio, pero también de control. Porque en lo que parece desgobierno, caos e inquietud nerviosa, en el fondo, lo que hay es un control de los tiempos y los tempos. De los ritmos y los flujos. Es como saber leer esa partitura invisible que gobierna la música de las cosas. Así de sencillo.

Pero es que si no, me aburro.

Aborrezco la previsión desmedida, el patrón infalible, la versión trillada del mundo.

Desprecio la respuesta obvia, detesto que me digan que sí a todo (o que no; al final viene a ser lo mismo). Repruebo el orden marcial de la realidad rutinaria, la procesión de lo evidente y el desfile solemne de aquello que no se rebate.

Me doy cuenta de que, en todo lo que hago, siempre queda un espacio para ya no ser más yo, para la sorpresa de un momento, acaso un instante, memorable.

Esa chispa que enciende la oscuridad, que (me) permite soportar todas las indigencias frecuentes contra las que nos vemos en la obligación de lidiar a diario, que permite dar sentido a todas las penalidades ordinarias (o, al menos, a transigir elegantemente para con su mendacidad; lo que no es poco).

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