Weiß/Colonia, 19.9.
2:15 am : Apenas había subido el diario este a Fronterad, me llegó un email de Manu, a quien echaba de menos en mi bandeja de entrada. Me decía nada menos que esto: «Como no quiero que puedas pensar que tus escritos dejaron de importarme, tengo que decirte que el día 11 al atardecer sufrí un infarto agudo de miocardio. Ya estoy en casa y me encuentro bastante bien, aunque me fatigo un poco. Poco a poco cogeré el ritmo y me pondré al día de todo. Cuídate». Le respondí altiro: «¿Que me cuide yo? Pero vamos a ver, joder, y usté discurpe el léksico. ¿a usté quién le manda tener un infarto agudo de miocardio sin mi permiso? Para una puta vez que tiene uno una lectora como la gente, y de repente se quiere despedir à la française. No gana uno para sustos, la mare que me parió. ¡Ni se te ocurra volver a hacerlo! ¿Está claro? Pues ya está, ea, a viví, que son dos días. […] Manu cara, no me des estos sustos, mujer, y cuídate mucho tú, no hagas nada que te fatigue, y recupérate lo más pronto que se pueda, que gente como tú sois la sal de la tierra, Manu, y si los hijos de puta volasen no veríamos más el sol».
Sigo leyendo el libro de Bill Bryson, Una breve historia de casi todo, y he señalado dos párrafos muy divertidos: «Cada uno de nosotros está formado al morir por tantos átomos constantemente reciclados que un número considerable de ellos –hasta mil millones en cada persona, según algunas estimaciones– probablemente pertenecieron alguna vez a Shakespeare». […] «Los físicos tienen fama de despreciar a los científicos de otras disciplinas. Cuando la mujer del gran físico austriaco Wolfgang Pauli le dejó por un químico, Pauli se quedó mudo de pura incredulidad. «Si me hubiera abandonado por un torero, podría haberlo entendido», le dijo una vez a un amigo, aún asombrado, «¿pero por un químico…?”»
Desde Huelva, donde ha leído mi columna del viernes en EE, me pregunta Jaime, quien no es onubense pero lleva viviendo 35 años en nuestra ciudad, que por qué la llamo Troglodia. Le contesto: «Verás. Si hace 35 años que llegaste a la vieja Onuba, entonces no habrás podido ver las viviendas trogloditas en las cuevas del Chorrito, en el Conquero. Siempre recurro a ese recuerdo para justificar el nombre de Troglodia. Pero la verdad es muy otra, y es la primera vez que se la confieso expressis verbis a alguien, aunque los amigos que me conocen desde la juventud y saben la mala uva que me gasto, seguramente han adivinado en su momento esa verdad. Y es que cuando yo abandoné España, febrero 1963, el panorama cultural e intelectual de Huelva estaba dominado por lo que califiqué en el Odiel de aquel tiempo como “la charca pestilente del colombinismo, el juanramonismo y el siourotismo”, un artículo que le valió una tremenda bronca del director de Odiel al pobre Víctor Márquez Reviriego, quien fue el redactor –tan afín a mí en su manera de pensar– que autorizó la publicación de mi artículo sin darse cuenta de la tormenta que se le vendría encima. Estuve desterrado de las páginas de Odiel durante varios años, pero el establishment no me lo perdonó nunca. Fue entonces cuando me di cuenta de por qué me había ido de Huelva y de España: porque estaba rodeado de trogloditas mentales. Y ese es el verdadero origen de mi topónimo, entretanto cariñoso porque Huelva ha cambiado la intemerata desde aquel entonces de «cerrado y sacristía, […] vieja y tahúr, zaragatera y triste”».
Weiß/Colonia, 20.9.
Anoche estuve viendo el segundo episodio de la serie policial neocelandesa Detectives en Auckland, bastante buena, y después me quedé haciendo tiempo para ver el primero de la quinta temporada del comisario Beck, todavía con Mikael Persbrandt como su mano derecha, Gunvald Larsson. Sólo sé eso, que estuve haciendo tiempo. Porque de repente abrí los ojos y eran las 4:20 am, de manera que me fui derecho viejo a la cama, cada vez más preocupado por estos ataques de sueño repentino.
Helena me escribió ayer para contarme que ha ganado el premio a la mejor traducción del año con su versión del Diván de Oriente y Occidente, de Goethe. Y me escribió porque me conoce: «Como veo que no te has enterado por la prensa española de estos días y tú has sido siempre un gran defensor de mi tarea como traductora, comparto contigo esta gran noticia, del lunes 13. Una sorpresa por completo inesperada (a este premio no te postulas, te eligen) y que me alegra doblemente por haber recaído en una obra de Goethe». Le contesto más alegre que unas pascuas: «Acertaste plenamente en lo de que no me enteré por la prensa española, y eso tiene su explicación: y es que no leo la prensa española. El Kölner Stadt Anzeiger desayunando, y ya. Esa es mi cuota de actualidad diaria. Date cuenta de que fui el anchorman (Hauptmoderator, para los alemanes) de dos informativos diarios de la Deutsche Welle, de ½ hora cada uno, desde febrero 1995 a diciembre 1999: al jubilarme estaba saturado de actualidad para todo lo que me quedase de vivir en el siglo XXI. Pero sea, me entero de tu premio y te felicito de todo corazón, que tú sabes de sobra lo muchísimo que te admiro, además de lo que te quiero». Y por cierto, me ha hecho recordar que yo mismo aproximé un poema del Diván… al castellano, años ha.
23’ platicando por teléfono con mi sub, que mañana regresa desde nuestros madriles a su México lindo y jodido. Y tan jodido. Con un presidente al que ya se le ha visto el plumero y al que aún le restan tres años de mandato, pobre país. Mi sub conoció a Lola y estuvo charlando largo con ella, lo que me deja pensando en la cantidad de amistades mías que se conocen entre sí porque las puse en contacto, y a veces son amistades a las que sólo conozco vía email y teléfono. Es esa ONG Ricardistas sin Fronteras de que hablaba Marcos creo que la semana pasada, en sus lecturas recomendadas de los domingos.
Luego de la llamada con Laetitia tuve otra con mi hermana, en Huelva, para saber cómo seguían ellos, y me dice que sin novedad en el frente, que no se van a morir del Covid19 sino de hambre, porque no les quedará dinero para comprar comida después de pagar la factura de la corriente eléctrica. Humor negro, pero realista: las compañías de suministro de energía eléctrica son los señores de horca y cuchillo de los tiempos que vivimos. Tiempos oscuros, según Brecht. Y tanto, como que pronto no tendremos con qué pagar la factura de la luz. Me recuerda los tiempos del primer franquismo, pero entonces nos cortaban la electricidad por escasez. La paradoja de nuestro caso familiar es que en casa comíamos y vivíamos a la luz de los quinqués, y en cambio en la fábrica, por ser industria, sí teníamos corriente eléctrica.
Weiß/Colonia, 21.9.
1:50 am : He visto por primera vez Hustlers [Estafadoras de Wall Street en español, La venganza es sexy en alemán, cuando en verdad habría que haberlo traducido Ladrón que roba a ladrón, ladronas a ladrones en este caso]. No está nada mal, entretiene, pero lo único destacable es que en Jennifer López hay madera de actriz, cosa que en la mayoría de sus demás pelis se le nota poco.
Hoy en La Modicana, al cabo de más de dos meses. Ulli & Carlitos encargan lo mismo, unos penne alla nosécuánto, Diny el menú n.º 2 (ensalada de entrada y luego unas tiras de hígado de ternera con cebolla caramelizada) y yo espaguettis à le pauvre Jean (sólo con aceite y ajo). Comentamos lo primero de todo el espléndido concierto de la Filarmónica vienesa en la Sagrada Familia, luego el entierro de Belmondo, de cuyo registro en vídeo no tenían ni idea y les hago llegar el enlace apenas estoy de vuelta en casa.
Weiß/Colonia, 22.9.
2:00 am : Me di el lujo de ver por enésima vez Operation Petticoat [en realidad Operación Enaguas, pero la pudorosa censura franquista impuso el título Operación Pacífico]; Blake Edwards, Cary Grant y Tony Curtis: con esos mimbres el cesto está garantizado. Luego zapeé al canal ZDF Info para ver unos documentales sobre crímenes de la vida real en Chicago, Oakland y Ciudad del Cabo: no pocas veces son mejores que las series policiales. Además de que, ¡qué pocas Julias Roberts y qué pocos Richards Geres entre los policías de verdad! Es un descanso para la vista.
Casi todo el día dedicado a la lectura del libro de Bill Bryson. Al mencionar el terremoto que asoló Lisboa el 1.11.1755 no tuve más remedio que recordar que ese mismo sismo destruyó Huelva, aunque no tanto como el tsunami que siguió e inundó todo lo que era entonces el casco viejo de la ciudad, casi la misma extensión que el de la ciudad donde nací 184 años más tarde. La descripción de ese tsunami que envió a Madrid el alcalde onubense, don Bartolomé Ramos Dávila, me conmueve todavía gracias a su exactitud y a la ausencia de todo énfasis y melodramatismo, los hecbos hablan per se: «Tres cuartos de hora después de terminar el terremoto, se conmovió furiosamente el mar, y empujó las aguas sobre las costas de manera que se creyó era preciso que quedase anegado todo el pueblo, y dejando a la consideración los efectos de esta nueva tribulación y susto, se debe notar que aunque la situación de esta villa dista dos leguas de la barra, se vieron venir montañas de agua, y correr precipitadamente por las marismas. Que el río salió de su curso, entrando sus olas hasta las primeras calles, quedando inundados los llanos y muy averiadas las embarcaciones. Asimismo se notó que el primer movimiento del mar fue retirarse sobre sí mismo dejando descubierto más de un cuarto de legua de playa, y que después se precipitó, con mayor enojo, sobre la costa, arrancando y destruyendo cuanto le podía hacer resistencia». Mi buen amigo Cinna Lomnitz, uno de los más insignes sismólogos contemporáneos, me comentó al respecto: «La descripción del sismo que hace el Alcalde es la más precisa y «moderna» que conozco de esa época, por eso es muy importante».
Weiß/Colonia, 23.9.
2:10 am : Empecé a ver Un couteau dans le coeur [La daga en el corazón en México, país coproductor de la peli, que en España se conoce como Knife + Heart, en el más puro dialecto de Vallecas] pero a los 27’ le corté el rollo durante una escena en una discoteca donde bailaban “Malagueña”, de Lecuona, ¡en una versión techno!: ¡habráse visto semejante sacrilegio! Y me programé el DVD de Age of Consent [Corazones en fuga, en español; La chica del arrecife de coral, en alemán], de nadie menos que Michael Powell, de quien también tengo Honeymoon [Luna de miel], donde le sacó un partido formidable a otro grande, el único Antonio sin apellido del baile español. Age of Consent no la conocía, y no juega en la misma liga que Las zapatillas rojas o Los cuentos de Hoffmann, pero es muy buena y es entretenida, y cuenta con el atractivo de los dos desnudos integrales de Helen Mirren, buceando entre los corales y posando para el pintor (James Masson) en su primer papel como protagonista. Sólo que la anchura de caderas me hace sospechar que no es doña Helen la que aparece encuerada en la pantalla sino una doble de cuerpo, según se dice en el lenguaje del cine. En todo caso, la escena del buceo es muy bella.
Rebeca en casa para echarle una mano a Diny en las tareas domésticas, y una muy especial para aliviar mi pobre espalda. Le enjaretó dos tiras elásticas a un cojín y lo adosó al respaldo de la silla donde me siento a escribir, de tal manera que no queda espacio entre mi espalda y el respaldo y de paso puedo así aprovechar el diseño ergométrico de la silla, y eso se nota enseguida. ¡Estas manos de Rebeca…! Luego se fueron de compras a Rodenkirchen y regresaron para que Diny le cocinara un merecido almuerzo. La invité a almorzar el lunes con nosotros, en el Bistro Verde, para festejar su cumplesantos, pero ya tiene un programa hecho para ese día, que lo va a pasar con Montse. La amistad de mis dos hijas es una de mis mayores satisfacciones en la vida. Los dioses las bendigan: a ellas y a su amistad.
Acabo de ver What We Did in Our Holiday [Nuestro último verano en Escocia], que me ha divertido y me ha conmovido a partes iguales. Es una peli estupenda, un derroche a manos llenas de las mejores cualidades del cine inglés, que no son pocas. Se me quedó grabada una frase del abuelo que celebra su 75.º cumpleaños: «La verdad es que cada ser humano de este planeta es ridículo a su manera». Pienso en the fake ex president, en la grotesca pareja Murillo/Ortega, en Putin, Xi Yinping, en el coreano de cartón piedra, en Maduro, Erdogan…, y al hacerlo creo entender que su poder radica en que no les importa ser ridículos. Antes bien: se prevalen de ello. Temblemos.
Weiß/Colonia, 24.9.
2:00 am : Estuve viendo el DVD de Secret People [se estrenó en Argentina con el título Conspiración siniestra], una peli inglesa de 1952 cuyo mayor interés consiste en ver a Audrey Hepburn bailando ballet clásico, lo que nunca se le vio hacer desde que llegó a Hollywood un año después. Y un curioso título antes de iniciarse la trama: «En cada uno de nosotros se esconde una persona secreta, a menudo desconocida incluso para nosotros mismos. La fuerza de las circunstancias puede llevarnos a un punto en el que este personaje interior toma las riendas y altera el curso de nuestra vida».
Más o menos todo el día de safari en Twitter para armar los tres The Twitter’s Digest de la semana próxima. Siempre tropiezo con algunos de un alto contenido erótico, pero algunos son pornográficos de una manera tan soez y descarada que uno no tiene más remedio sino recordar lo que decía mi abuela Remedios, aquello de que la vergüenza era verde y se la comió un burro. Aquí un par de ejemplos avistados durante el safari de hoy: «Ojalá tú aquí follándome durísimo. […] Si coger es rico, imagínate coger conmigo. […] Es ver tu culo y me mojo enterita. […] Que ganas de coger duro, que me ahorquen y me digan “eres mía” así, a lo tóxico. […] Tengo ganas de arrodillarme frente a ti y no precisamente para rezar. […] Qué ganas de que me pongan como prioridad, y en 4 también. […] Todo el que se suscriba hoy a mi OnlyFans VIP, tendrá una valoración de polla gratuita. […] Pido disculpas si alguno se sintió vulnerado la vez que cuando tenian trece años les hice chuparme la cajeta adelante de mis amigas»… y creo que con esta ½ docena larga basta y sobra, dentro de lo que cabe, y aún de lo que sobra.
Weiß/Colonia, 25.9.
2:00 am : Nunca me canso de ver Open Range. Tanto que la he vuelto a ver. La declaración de amor de Charley (Kevin Costner) a Sue (una adorable Annette Bening) es modélica: «Quiero que sepas que si no te vuelvo a ver nunca más, que todo lo que te he dicho es en serio y que te agradezco todo lo que me has dicho. Nada de lo que ha pasado en este viejo pueblo ha sido una sorpresa. Excepto tú». Aunque debo decir que en la versión alemana se deslizó un error: cuando Spearman (Robert Duvall) y Charley llevan a Button (Diego Luna) al consultorio del Dr. Barlow, ambos se dirigen a Sue llamándola Miss, y no Mistress, de modo que resulta raro que luego se sorprendan en el Saloon cuando se enteran de que Sue es la hermana, no la esposa del doctor. ¡Pero quién se fija en tales cosas!
En el KStAnz, en la 5.ª página, algo que no sé discernir si es comicidad involuntaria o ironía adrede: ¾ partes de esa página están dedicadas a las vacaciones forzosas que el Vaticano le ha ordenado al arzobispo de Colonia, Woelki, por el embrollo en el tema de los abusos sexuales de eclesiásticos en esta diócesis. Woelki tiene en contra a toda la ciudad de Colonia, justamente por lo católica que es. Pero lo que me llama la atención es que el ¼ final de la página, al pie de la crónica, lo ocupa la publicidad de una firma especializada en colchones y camas y que se llama Bischoff [=obispo]. Lagarto, lagarto…
Leo en la impagable Breve historia de casi todo: «J.B.S. Haldane estaba obsesionado con la idea de proteger a los buceadores y trabajadores subacuáticos contra las desagradables consecuencias de sus actividades. Con fondos del Almirantazgo, hizo construir una cámara de descompresión. […] Un pulmón colapsado era uno de los peligros menores. Los agujeros en el tímpano también eran comunes, pero en uno de sus ensayos Haldane escribió de forma tranquilizadora: «Por lo general, el tímpano se cura; y si queda un agujero en él, se tienen problemas de audición, pero se puede soplar el humo del tabaco por el oído en cuestión, y eso es un logro social»». No me extraña nada que Aldous Huxley, quien vivió una temporada en casa de los Haldane, se burlara cariñosamente de J.B.S. en su novela Antic Hay [Danza de sátiros]. Yo mismo creo que voy a dedicarles un artículo, a partir de unas citas de Huxley en esa novela y en Contrapunto. Ideas creo que no me van a faltar nunca.
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