Añadiría fotografías al final de algunos textos, en el interior de las novelas.
De Sábado, Ian M.
En el suelo de azulejos, junto a la puerta de entrada, amontonados en cajas de madera, como desechos industriales que se herrumbran, están los cangrejos y las langostas, y en la maraña bélica de miembros corporales hay un movimiento perceptible. Les sujetan las pinzas unas fúnebres bandas negras. Es una suerte para el pescadero y sus clientes que las criaturas marinas no estén adaptadas para emitir ondas acústicas y que no tengan voz. De los contrario aullarían en esas cajas. Hasta es perturbador el silencio en ese revoltijo que rebulle suavemente.