Weiß/Colonia, 10.10.
2:00 am : Estuve viendo por segunda vez Changeling [El intercambio en España, más acertadamente El sustituto en toda América Latina, excepto en Chile] y me ha gustado hasta más que la primera vez. Clint Eastwood es como director un purasangre. Changeling, además, me salvó de la depresión que estaba amenazándome esta noche. Cuando la vida empieza a ser invivible, el arte es la mejor terapia.
Como todos los días, al levantarme, primero las abluciones matutinas, luego un largo vaso de agua mineral fresca en la cocina, y más luego abrir la estafeta virtual para ver el correo que me llegó durante la noche. Y quedé anonadado por la noticia de que a mi queridísima Martha Sepúlveda le han negado in extremis la eutanasia, que iban a practicarle mañana. Marta y yo empezamos a cartearnos (vía email) el 2.7.2007 y nos hicimos muy amigos en un tiempo casi récord. Luego, el 6.10. me anunció que al llegar de vacaciones a Bogotá la llevaron directamente del avión a la clínica porque unos malestares durante el vuelo hicieron que un médico a bordo le detectase un tumor en el riñón, y el email terminaba diciendo (copio y pego: «y voy a seguir dando guerra por mucho rato, aunque los pronósticos médicos anuncian lo contrario». Pero más tarde se le descubrió la otra maldita enfermedad. El 3.7.2008 nos llegamos a conocer de córpore insepulto, como suelo decir, cuando fui a Medellín a dar una par de conferencias allí. Copio y pego de mi diario de viaje: «En Otraparte, en esa Fundación (ellos la llaman Corporación) que honra la memoria del escritor y filósofo paisa Fernando González, nada más llegar se me acerca una mujer muy guapa y cuyo rostro me recuerda algo, pero soy una catástrofe como fisonomista, y ella parece darse cuenta, al sonreír y decirme: «Soy Marta Sepúlveda». La abrazo tiernamente, como si fuese de porcelana. Marta y yo sólo nos conocemos por email, pero nos queremos de modo entrañable, y hace poco, en la página web de la poeta colombiana Lauren Mendinueta, a propósito de un trabajo mío que apareció allá, esta cabrona dejó el siguiente comentario: «Ricardo Bada, querida Lauren, es parte del patrimonio afectivo y literario de los que alguna vez nos cruzamos con sus viajeras palabras. Es un paisaje de esos que siempre recordamos con ganas de volver a ver, aunque nunca lo hayamos visitado». Y bueno, ahora nos estamos visitando mutuamente, en Otraparte, ¡qué alegría tan grande la de verla acá esta noche!» Nuestro intercambio virtual prosiguió y a través del mismo seguí el proceso de su mal, pero de mi email del 10.10.2009 no recibí respuesta y supuse que el mal había terminado con ella. Ahora sé que el mal que terminará con ella es la iglesia católica, apostólica y romano–colombiana, que le pidió reflexionar sobre el tema y le recordó que no está sola, que «Dios la acompaña siempre». ¿Qué Dios? Alguna vez dije que si el Estado tipifica la blasfemia en su Código Penal como delito, está obligado a demostrar la existencia de Dios. Aplica también a este caso: Para que Marta se quede sufriendo tranquila sería necesario que la iglesia demostrase la existencia de ese Dios suyo con mayúscula. Y estoy seguro de que no podrá. Porque sencillamente no puede ser que exista Dios. ¡Pobre Marta! He pasado todo el día repasando nuestra correspondencia (20.110 palabras) y llorando cada tanto al pensar en una amiga tan querida. Es una canallada lo que le han hecho. Típico de la historia criminal del cristianismo.
Ayer, en la sección local del KStAnz, la noticia del día era que al cabo de diez años desaparecieron los andamios de los trabajos de restauración en la torre norte de la catedral. Pensé, mirando afuera, que recién ayer empezaron a montar los andamios para el revocado de la fachada de estas casas, anunciados a mediados de septiembre, y tiemblo al pensar que duren tanto como los de la catedral.
Hoy, hace 35 años, murió Antonio di Benedetto, lo descubro al buscar un dato sobre Zama, y además encuentro esto: «Zama sigue siendo el más atractivo de los libros de Di Benedetto, aunque sólo sea por la loca energía del propio Zama», escribió al respecto nadie menos que Coetzee en The New York Review of Books cuando la novela se publicó en inglés en el 2016, sesenta años después de haber aparecido en español. Zama, «lo digo y no me corro» (© by César Vallejo) es una novela que entra en la categoría de la mayor perfección posible en una obra humana. Como La muerte de Virgilio, p.ej.
Weiß/Colonia, 11.10.
2:00 am : Alcancé a ver el final de la entrega de premios de la música clásica, con la interpretacón de la obertura de una ópera buffa ¡de Verdi! Un giorno di regno [Rey por un día], su segunda ópera, estrenada en la Scala: la que vino después fue Nabucco y consagró su nombre por siempre jamás sin necesidad de Nietzsche ni de la parafernalia de Bayreuth, que es una especie de aquellarre pirenaico en los pagos de Baviera. Rey por un día fue tal fiasco que Verdi no se atrevió a componer otra ópera buffa hasta 53 años después, con su canto de cisne en Falstaff, 1893. Y en otro canal, después, unos documentales del ascenso del nazismo y el desarrollo de los doce años del Reich que iba a durar mil.
Me levanto a las 11:00, de prisa y a la carrera, creyendo que es martes y que sólo dispongo de dos horas hasta que lleguen Ulli & Carlitos, para ir a almozar a La Modicana. Dos horas para desayunar, leer el diario, afeitarme, cortarme las uñas, ducharme, cepillarme los dientes, vestirme… Recién al sentarme a desayunar y echarle una ojeada a la primera página del KStAnz caigo en la cuenta de que hoy es lunes. Ufffffffffffff…, qué peso se me quita de encima, no me gusta hacer nada a la carrera.
Volví a ver al cabo de los años La rosa tatuada: ¡qué pedazo de actriz era la Magnani! Y no digo nada de Burt Lancaster, el actor que con más grandes actrices italianas ha trabajado, desde La rosa tatuada con la Magnani hasta Silvana Mangano en Confidencias pasando por Gina Lollobrigida en Trapecio y Claudia Cardinale en El gatopardo. Sólo Monica Vitti y la Loren le faltaron en la lista. E inolvidable (además de en tantos otros) en el papel con que por fin se ganó el Oscar, el del fanático predicador evangelista en Elmer Gentry, que es, además, una de las mejores novelas de Sinclair Lewis, uno de los pocos autores de los que no he leído una sola novela mala, y ya es decir.
Weiß/Colonia, 12.10.
2:15 am : Intento ver el DVD de Emma, la producción de la BBC 1996 con Kate Beckinsale y no hay manera de eliminar los subtítulos. Algo anda mal con el mando a distancia, supongo, pero no tengo a la mano baterías de repuesto. Lo dejo por imposible y de aquí me voy encabronado al catre.
Hoy en La Modicana, sin Diny, que está citada con Rebeca a las 2:00 para la gestión de un poder en la Caja de Ahorros. Una montaña alpina de ensalada para Ulli, linguinis con ragú de jabalí para Carlitos y minestrone para mí, de la que sólo bebo el caldo, como hacía con el cocido madrileño, ya que parto de la base de que si han sido bien guisados, el caldo es la condensación de todo lo que hubo en la olla. Ulli avala mi argumento, aunque no sin reservas.
Excelente la columna de Rafael Orduz sobre Martha en EE, el caso se ha transformado en un debate público que no aliviará ni uno solo de los dolores de mi querida amiga, pero al menos servirá para desenmascarar (¿pero es necesario?) el fariseísmo de la iglesia en contubernio con el Estado.
19’ conversando con Susanita, que está en Londres, mientras acá Tomatito estará entusiasmando al público de la Philarmonie con su guitarra y su quinteto. Pienso que hace sólo dos años, antes de que nos agarrara la pandemia con los pantalones en los tobillos, yo me contaría entre ese público. Hoy le he regalado una entrada a Rebeca, que es la más andaluza de mis hijos. Tanto, que nació en Huelva.
Weiß/Colonia, 13.10.
2:00 am : Hostiles, que acabo de ver, no le puede gustar a todo el mundo. Pero a quienes amamos los western nos toca una fibra muy sensible. Carece de la grandeza de Unforgiven [Sin perdón] y de esa empatía espontánea que nos despierta el trío protagonista de Open Range (Annette Bening, Kevin Costner, Robert Duvall), pero no desmerece de ellas, gracias al tema y su desarrollo y gracias a una Rosemarie Pike y un Chistian Bale en dos de sus mejores actuaciones ante la cámara. La secuencia final es poco menos que un poema de Vachel Lindsay en unas imágenes sin palabras: «Los búfalos comedores de flores de primavera / en el pasado / corrían donde hoy silban las locomotoras…»
Leo en el KStAnz que ayer fueron desactivadas en Rondorf, o sea: como quien dice a la vuelta de la esquina, cinco bombas, cinco, que no llegaron a estallar durante los duros ataques de la RAF, cuando Colonia fue la ciudad más bombardeada de Alemania en la 2.ª guerra mundial. Cinco en un solo día y un solo barrio. Tengo que contárselo a Esteban Carlos, que no se quería creer que encontrar acá unas bombas que no estallaron es como tomar el Metro en Medellín, la cosa más natural del mundo. Y se lo debo contar también a Lola, quien le comentó este asunto a su hijo, que trabaja en Karlsruhe, y él se extrañó mucho, así que le estoy haciendo una colección de recortes de hallazgos de bombas que lo va a dejar con ojos como platos.
Están montando los andamios delante de la ventana de este cuarto. ¡Que no se vayan a quedar ahí diez años, como los de la torre norte de la catedral!
MGD me manda un poema satírico que le inspiraron las martingalas relacionadas con la gloriérrima efeméride del 12 de octubre, y le comento: «La métrica anda manga por hombro, pero tu intención es clara. El problema con los poemas satíricos es que si no conoces a los satirizados, se te escapa mucho del contenido. Por ejemplo, si yo leo «Ayuso», la primera relación mental que establezco es con el nombre de Pedro Pablo Ayuso, el galán de las radionovelas de la SER en los años 50, con una voz que no se le resistiría ni la madre Teresa de Calcuta. Fue curioso (en realidad fue grotesco) que cuando hicieron una adaptación al teatro de una de las radionovelas más exitosas, Lo que nunca muere, y salieron de gira con ella por toda España, las radionovelas empezaron a decaer porque todo el mundo (esto quiere decir, sobre todo, pero no sólo, las mujeres) al imaginarse a través de esa voz el galán de la novela lo veían mentalmente como esbelto y apolíneo, y el pobrecito Pedro Pablo que veían en el escenario era más bien petiso y un pelín metido en carnes, sanchopancesco para no decir directamente barrigón. Ya ves todo lo que me trae a la cabeza el apellido «Ayuso» y tú, en tu poema, a quien te refieres es a la presidenta de la Comunidad de Madrid (dato que tuve que obtener de mi dilectísima amiga Miss Hortensia Google porque no tengo ene pe i de la política española)». Ni puñetera la falta que me hace, pero eso no se lo comento.
Weiß/Colonia, 14.10.
2:10 am : Di fin a la lectura de la novela de Aldous Huxley Antic Hay [Danza de sátiros leí que se titula en castellano] y es un paso más allá que Yellow Crome y menos que Those Barren Leaves, pero al final del túnel ya se divisan las luces de Contrapunto, una de las novelas que más he releído. Antic Hay es de 1923 y Huxley anticipa en ella la 2.ª guerra mundial pero se equivocó al imaginar que a la llegada del siglo XXI todos los seres humanos seríamos telépatas, es decir, gozaríamos del don de la telepatía. Sea como fuere, Aldous Huxley sigue siendo uno de los pocos autores gracias a los cuales uno se desasna leyendo. Paradójico que tan luego él adoptase como lema de vida el de un anciano de frondosas canas enmarcando el óvalo de su rostro, en un capricho de Goya: “Aún aprendo”. Y alguna vez dijo que había que «cuestionarlo todo, por lo menos una vez». Luego de terminar de leer el libro volví a ver un episodio de la serie criminal sueca [Katerina] Huss, donde se desempeña como topo en el mundo de la droga; me gusta más que la protagonizada por su madre: allí siempre eludieron el espinoso tema de la violencia policial, al contrario que aquí, donde siempre está presente, tanto dentro de los despachos de la Polis como en la calle.
Rebeca me trajo el martes el último volumen publicado en alemán de la saga sueca con Sebastian Bergmann como protagonista. Fue uno de mis deseos como regalo de cumpleaños, sin darme cuenta de que todavía no estaba a la venta, que llegaría a las librerías en octubre. Me alegra esto de recibir un regalo de cumpleaños cuatro meses y un par de días después de la fecha. Es como si penetrase en el túnel del tiempo y volviésemos a estar viviendo el 10 de junio, día de santa Margarita, reina.
Weiß/Colonia, 15.10.
2:00 am : Creo haber anotado ya que hay series policiales alemanas ambientadas fuera de Alemania, en Lisboa, Barcelona, Mallorca, París, Bretaña, Bolzano, Venecia, Zagreb, Praga, Estambul, la isla germanopolaca Usedom en el Mar Báltico, y esta noche inauguraban una nueva serie cuyo escenario es Copenhague, pero una vez metido en la lectura del último Sebastian Bergman continué con ella y dejé Copenhague para cuando repitan el episodio, que será pronto. Lo que me pregunto es por qué no se han atrevido todavía a situar una de esas series en Inglaterra, o al menos en Escocia. Seguro que debe haber una explicación, pero no consigo imaginar cuál.
Mi nueva columna en EE ha salido puntual este viernes. Creo que la hipótesis que planteo en ella es por completo plausible: ¿por qué no puede equivocarse un poeta al titular uno de sus poemas? Sobre todo si el poeta es afgano, el título un topónimo colombiano y si, como puede ser, la fumó verde?
Puntual donde la pedicura. Como Dorotea está de vacaciones me atiende por primera vez Alona, la rusa. Le cuento que la primera vez que oí su nombre recordé que es también el de la usurera que mata Raskolnikov en Crimen y castigo, cuya traducción alemana se titula Culpa y expiación, entretanto una locución fija en este idioma. Me pregunta si he leído literatura rusa y le largo la lista casi entera: Dostoiewski, Tolstói, Turgeniev, Bunin, mi bienamado Chejov, Gogol, Lermontov, Oblomov, algo de Gorki, desde luego Pushkin, Bulgakov y Pasternak… Le cuento la gran impresión que nos hizo Doctor Zhivago, primero la novela, luego la peli, con ese tema de Lara, inolvidable. No la ha visto. No sé ahora a cuento de qué, me dice «El tiempo debería detenerse», y le respondo: «Es casi el título de una novela de Aldous Huxley». No sabe quién es Huxley, se lo trato de explicar y empiezo por hablarle de su familia y las conexiones de la misma con Darwin. Algo precavido le pregunto si sabe quien fue y me dice que no. Trato también de explicárselo, resumiéndole El origen de las especies, y me comenta: «Yo sí creo que el ser humano desciende del mono»; «Sí, pero usted no», le contesto y levanta la cabeza sorprendida, capta el piropo y se ríe. No es hermosa, o sí pero en modo Modigliani, de frente es tábula rasa, su ignorancia es inmensa, y sin embargo su atractivo chisporrotea como llama de una hoguera. A mis 82 años ya no, pero hace veinte habría intentado ser el Pigmalión de esta Galatea.
7:25 pm : Estaba cambiándome de ropa en el cuarto de baño cuando la barra de neón hizo un guiño y supe que saltó un fusible en la central de este distrito. Vine a la compu y así era, de manera que tuve que reiniciar todo el programa, pero no sin pensar en la suerte que me acompaña, porque debe de haber toda una pobre gente que habrán perdido quién sabe cuánto trabajo que tenían entre manos si es que no lo archivan en modo simultáneo. Una hora y cinco minutos más tarde: 8:30 PM : Un nuevo apagón, esta vez dura un par de segundos. ♫ Ayayay…, canta y no llores… ♫
Weiß/Colonia, 16.10.
Todo el día dedicado a la lectura del nuevo caso de Sebastian Bergman, y ahora que me puse a revisar las anotaciones de la semana antes de subirlas a Fronterad, al buscar un dato para un hipervínculo ad hoc, encontré otro que me inspiró un trino y voy a regalárselo a Pilar, en Los Ángeles. Todavía a falta de una revisión dice así: «En una reserva india gringa el jefe llevaba una gorra con las siglas FBI bien grandes. Le preguntaron si pertenecía a la policía federal, y se rio y mostró bajo las siglas la “letra pequeña” que ellas resumían: Full Bankruptcy Indian [± Finiquito Bancarrota India]».
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