Ahora se sabe que Yasmina Khadra es Mohammed Moulessehoul, escritor de Argelia nacido en 1955, quien tuvo que escribir durante años escondido. Esta novela de 1999 aborda la época del integrismo islámico en Argelia, finales de los 80 e inicios de los 90. El FIS, el GIA, las katibas, la casbah de Argel, las tazas de café, el té en la acera, los coches, bombas. Descubrimos aquellos años de horror y vida con Nafa Walid y los demás. Actualmente vive en Francia.
Hay en Khadra imágenes escritas, bellas, desgarradoras, que he querido traer aquí, citas.
Y Orán, al sur del Mediterráneo, espera.
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– Bella como la ilusión.
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– No era más linda que una anguila al acecho.
– Dos coches se consumían en un patio, y sus llamas lamían, al capricho de sus sobresaltos, las ramas de un árbol mutilado.
– Se adormeció como un carpintero tras una dura jornada de trabajo.
– Fuera, una lluvia fina regaba el jardín. Sacudido por el viento, un árbol jugaba al escondite.
– En aquel tiempo le gustaban las chicas, las veladas de baile y hacer regalos.
– Unos perros ladraban hasta desgañitarse; algunos salieron de las sombras, con el morro efervescente.
– Se adivinaba a los campesinos agarrados a sus mantas, durmiendo con un ojo abierto, el corazón encima de un brasero.
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Antes de morir, Sid Alí pidió que le inmolaran con fuego.
—¿Para qué?
—Para iluminar un poco vuestra noche.
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– En la casbah era imposible encontrar a alguien que te reconfortara sin darle la oportunidad de adoctrinarte. Abusaban de las angustias de los extraviados y aprovechaban sus debilidades para uncirlos al movimiento. Era una época en la que cualquiera descubría su vocación de gurú. […] Era imposible quejarse con tranquilidad.