Weiß/Colonia, 27.8., Domingo de Carnaval
1:30 am : Pasaron una policial protagonizada por el comisario Jan Fabel, de la Brigada de Homicidios de Hamburgo, uno de los dos detectives creados por el escocés Craig Russell: el otro es el inspector Lennox en Glasgow. La policial de esta noche se desarrolla en vísperas del Jueves de Comadres en el carnaval de Colonia, donde los dos últimos años se han cometido asesinatos de mujeres solas, por un criminal disfrazado de payaso con los ojos verdes. La policía coloniense teme que sean obra de un asesino serial y llaman en su ayuda al experto Jan Fabel, quien acepta por una trama secundaria que transcurre en paralelo con la del payaso y en donde una colega hamburguesa de Fabel quiere vengarse de un mafioso que la humilló. Una gozada como telefilme policial.
De los diarios extranjeros que cita el KStAnz en torno a la agresión a Ucrania me interesa muy en especial un comentario del periódico sueco Aftonbladet donde puede leerse: «Lo que Putin quiere es reconstruir la Unión Soviética. La mayor amenaza para la Unión Soviética no fueron nunca las armas nucleares de Occidente sino el estilo de vida occidental, la cultura pop, las tiendas bien abastecidas y la libertad». Cuánta verdad: a la libertad la temen los autócratas más que el diablo al agua bendita.
Manu me deja un comentario en el foro de mi blog de Fronterad, después de leer mi diario: «Lo que hubiera dado yo por tener, entre mis compañeros de trabajo, a alguien con el sentido del humor de Ulla Haarmann». Le contesto: «¡Y que lo digas! Nos llamamos con alguna frecuencia por teléfono y nos trenzamos en unas pláticas de lo más divertidas. Es una mujer con un sanísimo sentido del humor. Y bueno, es coloniense, y la gente de Colonia goza de fama en Alemania por su buen humor, el “buen humor renano” es proverbial. Y los chistes de Colonia, protagonizados por Tünnes y Schäl, que es como decir el Gordo y el Flaco, son en kölsch, no en alemán, y tan buenos como los de cualquier otro lugar. En uno de los que más me gustan, Tünnes le dice a Schäl: “Schäl, tu mujer nos engaña”».
Weiß/Colonia, 28.2., Lunes de las Rosas
2:00 am : Estuve viendo el final de un western con Robert Mitchum (¡disfrazado de mexicano, con un sombrero grande como la plaza de toros de Chilangópolis!), y luego, por fin, logré ver completo un episodio de Dan Sommerdahl, el comisario danés. Está bastante bien, pero en un molde rutinario, no es como para echar al vuelo las campanas, según sabiamente diría mi abuela Remedios.
Publican hoy en Vasos Comunicantes mi texto “Más perlas cultivadas”, y lo leo al levantarme de la siesta, descubriendo un gazapo del tamaño de la catedral de Colonia y del que es 100% responsable menda lerenda y el tío de las almendras. En la cuarta perla, al hablar de uno de mis pocos poemas en alemán, más bien un epigrama, lo cité como sigue: «Si al espacio Alemania se enviase / sollte man es mit der Aufschrift versehen: / SPERRGUT». Evidentemente se me fue el santo al cielo, porque el epigrama original, todo en alemán, dice así: «Wenn man Deutschland ins All schicken würde / sollte man es mit der Aufschrift versehen: / SPERRGUT». Le escribo ipso fuckto a Carmen y ella desfaze el entuerto en un abrir y cerrar de ojos. Ufffffffffffff…
Un año más se quedan los colonienses sin los desfiles de carnaval, el domingo (ayer) los grupos de las escuelas y los barrios, y hoy el gran corso; los dos años anteriores a causa de la pandemia, y éste, donde el gran corso iba a tener lugar en el estadio, se suspendió a causa de la agresión de Putin a Ucrania, pero se ubicaron las carrozas del corso en puntos estratégicos de su recorrido tradicional y se exhortó a la población a hacer ese recorrido a pie en señal de solidaridad con Ucrania. Y bueno, Colonia es la cuarta ciudad millonaria de Alemania, después de Berlín, Hamburgo y Múnich, tiene un millón y pico de habitantes, ¡y a la manifestación concurrieron 250.003, la cuarta parte del censo! El “3” lo pongo a la cuenta de Rebeca, Montse y Henri, que nos mandaron fotografías de su participación en la mayor concentración popular de la historia de Colonia, un momento estelar para la ciudad.
Weiß/Colonia, 1.3.
1:45 am : En el canal Arte Les aventuriers [Tres aventureros], una peli francesa de Robert Enrico, de 1967, que no conocía y que me ha encantado. Es un canto a la amistad imperecedera encarnada en dos hombres, Alain Delon y Lino Ventura, a quienes se les une Joanna Shimkus (la viuda de Sidney Poitier) en un papel también protagónico e inolvidable. Es una peli para verla milyuna veces, como las noches de Sherazade, y al mismo tiempo es como uno de sus cuentos, incluyendo la búsqueda de un tesoro. Tengo que conseguir la novela homónima de José Giovanni en que se basa, con que sea la ½ de buena que la peli me conformo. Y dicho sea de paso: José Giovanni, ¡qué vida para un biopic! Con Dostoievski y Buero Vallejo es el tercero de los escritores que conozco que fueron condenados a muerte e indultados casi in extremis. Debe ser una experiencia alucinante y que marca de por vida.
Hoy en La Modicana sin Diny, a quien Rebeca acompaña justamente a estas horas en una visita al traumatólogo, desde hace una semana anda escorada como un barco con una vía de agua, con dolores insoportables en la cadera derecha. Almorzamos: Ulli repitió su ensalada romanesca con mango y gambitas, Carlitos una lasaña de ratatouille, y un servidor una sopa de pescados y mariscos que la signora llevaba tiempo sin cocinar y que me puso los ojos en blanco. Mientras esperábamos la pitanza les estuve contando Tres aventureros, y a Ulli le impactó sobre todo la escena del entierro de Laetitia (Joanna Shimkus), vestida de buzo con su escafandra, en el lecho del mar en la costa del Congo. También le fascinó la descripción que les hice de la isla–fortaleza Fort Boyard (¡vaya por dios, se me escapó un pleonasmo!), donde termina la peli. Luego, la persianita nos sirvió los platos y en nuestra mesa no se oyó ni una palabra más. Sólo ñam ñam ñam.
De La Modicana, como de costumbre, al Aldi, pero estaba cerrado porque lo reestructuran hasta el jueves próximo, con lo que nos encaminamos al Lidl, donde compré menos de lo acostumbrado pues no supe orientarme en su laberinto, mientras que el de Aldi lo puedo recorrer a ciegas. En el camino pasamos por delante del cementerio de Rodenkirchen, en el bosque del cinturón verde de Colonia, y le conté a Ulli lo de la tumba del librero Buchholz, que es un primor y a ella le encantaría conocerla, pero hoy, por mor de la demora en las compras, se nos hacía tarde y lo dejamos para otro día.
Weiß/Colonia, 2.3., Miércoles de Ceniza
2:00 am : La noche de la tele pintaba completamente bélica. Los canales que no emitían programas especiales dedicados a la agresión de Putin a Ucrania estaban llenos con documentales dedicados a otras guerras: en ZDF Info a las tribales entre los clanes escoceses en tiempos de Maricastaña; en el canal Arte una serie de documentales (2 h 40’) a la guerra de Argelia. Les hice un corte de mangas «con muchísimo respeto» –como el alcalde de Zalamea al darle garrote vil al capitán que mancilló a su hija– y programé Pride & Prejudice en la versión 1980 de la BBC. No es tan excelentísima como la de 1995 pero sí harto superior a la peli con Keira Knighyley, aunque se le nota el paso del tiempo.
Esta mañana Diny me volvió a dar un susto. Me levanté a las 7:00 para ir al baño y descubrí que no estaba en casa, y esta vez no me precipité a vestirme y salir de prisa y corriendo, con el bastón, a la parada del bus, porque a esa hora pasan dos líneas de bus alternándose cada 10’ y si saliera a buscarla entonces correría el riesgo de no estar aquí cuando regrese o cuando llame la Policía preguntándome si soy el marido de una mujer llamada Diny Hansen. Así es que me fui a la cama, con el teléfono, pero no pude pegar ojo. Regresó casi hora y media después y con las compras hechas. Le pregunté que dónde las había hecho siendo así que las tiendas abren a las 9:00 y me dijo que como en ReWe la conocen desde hace muchos años la dejaron entrar y comprar. Lo raro fue que a las 11:00 vino ya vestida para salir a la calle, diciéndome que iba de nuevo de compras, le recordé que las había hecho un par de horas antes, pero me contestó que se había olvidado de mis encargos. Mi tejido nervioso está tan deshilachado que ya ni siquiera reacciono, me he resignado a mi destino.
Noticia positiva del día: tengo un nuevo asesor fiscal, o todavía mejor, una asesora fiscal, Frau Susanne Vogelbacher. Encontré la firma para la que trabaja haciendo un rastreo en una lista de asesores fiscales cerca de mi casa, y esta firma se encuentra a sólo cuatro paradas de bus de acá. Hemos mantenido una amplia charla telefónica aclarando los pormenores de nuestra relación futura, cosa que se me hizo fácil gracias a su voz joven, fresca y simpática. ¡Loados sean los dioses!
Weiß/Colonia, 3.3.
2:10 am : Empecé a ver Mare (por el nombre de la protagonista), una coproducción croato–helvética que pintaba bien sobre el papel, pero no se avisaba al personal de que la pasarían en croata con subtítulos en la lengua de la tribu vernácula, alemán le dicen, de manera que tiré la toalla a la ½ hora: no soporto los subtítulos. Y lo que hice fue programar Pride & Prejudice, la peli del 2003, con Kam Heskin como Lizzy Bennet y la impagable Lucila Solá como Jane. Mis noches se están convirtiendo en unas “Noches con Jane Austen”, recurro siempre a las versiones de sus libros cuando no me atrae nada en la programación de la tele. Soy de piñón fijo, lo sé, pero a mis casi 83 años no se le pueden pedir peras al pino marítimo, Frau Jaume–Palasí (la experta en Inteligencia Artificial que aseguró en una conversación en alemán, leída en Chrismon, la revista de la iglesia protestante alemana, que los españoles decimos que no pueden pedírsele peras al roble. ¡Mare mía de mi arma!)
Hoy, en el KStAnz, la esquela fúnebre de un tocayo mío, Ricardo Ortiz, fallecido acá en Colonia, protestante a juzgar por sus desempeños, lo que hace más curioso el epígrafe de la esquela, que lo firma una monja católica, nadie menos que santa Teresa. Esta vez no es como la pasada, en que no pude encontrar (ni nadie entre las amistades a las que consulté) el original teresiano. Aunque están en alemán, esta vez son versos muy conocidos: «Nada te turbe, / nada te espante, / todo se pasa, / Dios no se muda; / la paciencia / todo lo alcanza; / quien a Dios tiene / nada le falta: / sólo Dios basta».
Diny estuvo con Rebeca para probarse los nuevos audífonos y regresó con ellos puestos, con lo que ha bajado bastante el nivel de decibelios necesarios para que entienda lo que le decimos. Es como una inyección en vena de pasiflora para los nervios. Ahora sólo falta que encuentre de una maldita vez su manojo de llaves, que lleva con hoy tres días perdidos. De profundis clamavi ad te Domine!
Íbamos a ir mañana a cenar en el Wagenhalle con Angie & Vincent, pero acaba de llamar Angie hablándome con una voz que trasunta enfermedad, tiene los síntomas del maldito bicho y el médico le ha prescrito una semana de cuarentena. Hasta ahora, con excepción de Paul en agosto del año pasado, y aunque asediados por el Xi Ping invisible, nos veníamos librando de la plaga. Oremus.
Weiß/Colonia, 4.3.
1:50 am : Me di cuenta de que en el canal rbb (Radio Berlín–Brandeburgo) pasaban Edipo, rey, la versión de Pasolini y quise cerciorarme, pese a la inmensa admiración que siento por su obra, de que esta peli fue un fiasco, como lo sentí al verla poco después de su estreno en Alemania el año 1969, estando yo recién regresado al país. Ahora añado que es un coñazo, no lo salva ni siquiera la serena belleza de Silvana Mangano y Alida Valli. Pero es que también a veces se duerme el viejo Homero.
En la duermevela antes de levantarme a las 11:00 am, y vaya usté a saber la causa, de repente recordé que de niño vi una riña de gallos en Casa Alpresa. Era un restaurante en un edificio en forma de tubo, en la calle Botica, y al final de la serie de cuartos que daban a un pasillo común, había una gallera. Esa riña la recuerdo vagamente, aunque estoy seguro de haberla presenciado, pero lo que sí recuerdo nítidamente es que me gustaba mucho ir con mi padre a Casa Alpresa por la imponente cabeza de toro tras el mostrador y porque la tapa que ponían con el vino o la cerveza (a mí con la gaseosa Onuba) era una tacita de consomé, tan de agradecer en aquellos tremendos “años del hambre”.
Diny fue con Rebeca de compras al ReWe. Me temo que debo empezar a controlar sus salidas a hacer compras: en la nevera grande junto al ventanal (la suya) he podido comprobar que hay ya tanta charcutería comprada como para poderse alimentar sólo de ella hasta bien entrado el mes de abril.
Publicaron en Árbol Invertido dos de mis páginas inolvidables, que son como las dos caras de una moneda: de una cara vanidad de vanidades y todo vanidad, de la otra la humildad del actor (en este caso la actriz) respecto de su personaje, cuando tiene que asesinarla por medio de un suicidio. El contraste me pareció tan bello que no resistí la tentación de publicar juntas esas dos páginas.
Weiß/Colonia, 5.3.
Entre las esquelas del KStAnz que leo mientras desayunalmuerzo, una con un epígrafe de mi tocaya, la gran escritora alemana Ricarda Huch: «El amor es lo único que crece cuando se lo derrocha». Hace un par de años comencé a traducir su novela breve El último verano, la única policial que escribió, y lo hizo en forma epistolar. Traduje 61 páginas, me quedan 83 por traducir. ¿Sacaré tiempo de donde no lo tengo para no dejar este trabajo inacabado? Es muy chejoviana, seguro que le encantaría leerla a quienes les gustan Chejov, Katherine Mansfield… Veremos, como decía Homero plagiando a Borges.
Anoche estuve viendo primero Gatacca, una peli de culto y que siempre me fue esquiva cuando la programaron en la tele. Me atrajo desde el primer momento, la considero poco menos que una obra maestra en el género de la ciencia–ficción. Y me lleva a desear releer Un mundo feliz, de Huxley, que hace años que no releo. Luego estaba programado para las 11:25 pm el siguiente episodio de la serie sueca protagonizada por Rebecka Martinsson, pero la congestión informativa sobre el tema de la agresión de Putin a Ucrania retrasó la transmisión hasta la 1:05 am, así es que apenas terminó (un buen episodio de nuevo) me fui derechito al catre. Por cierto, estuve reflexionando que nuestra Rebeca se llama así porque así lo decidió Diny (como Ricardo lo decidí yo en honor de mi padre, no mío; y cuando llegó la tercera criatura la opción de Diny era Sebastian de ser niño, y la mía, de ser niña, Montserrat). Pero Rebeca es la versión española del nombre; en inglés sería Rebecca, en alemán y en lenguas escandinavas Rebeka o Rebekka. Ahora bien, si Rebecka Martinsson se llama así es en homenaje a Martin Beck, el comisario de la legendaria saga de Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Andrea Camilleri, por su parte, le rindió homenaje al autor de la saga clónica de Pepe Carvalho (que son de las peores novelas policiales que he leído) llamando a su comisario Montalbano. Horreur! ¡Y qué más hubiese querido Vázquez Montalbán que escribir una de esas novelas a la altura de las de Camilleri!
Mi columna de ayer en El Espectador ha hecho que se divierta mucha gente, bastante más que la que leyó el texto que publiqué hace exactamente un año sobre el mismo tema, en Vasos Comunicantes. Claro que trata de dos audiencias completamente distintas, VV.CC. casi no la leen nadie más que los felices habitantes de esa colonia del reino de Jauja que es Trujamanlandia.
Hay veces en que la única solución posible para desatascar la compu es desenchufarla de la corriente eléctrica. Luego, al volver a enchufarla y reiniciar el programa, llega un momento en que la pantalla se tiñe toda de negro menos un pequeño círculo blanco en el centro y dentro del cual, estilizadas, se ven las letras “hp”. Mientras permanecen en pantalla, las resiento como un insulto cifrado.
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