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Mientras tantoMarcelo en la XXV Feria de Ciudad Rodrigo (II)

Marcelo en la XXV Feria de Ciudad Rodrigo (II)


(Se pueden leer todos los episodios aquí.)


Von Lustig de Los Absurdos Teatro en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

Tiago ronca. No mucho, pero ronca. Es que, a pesar de que ya es mayorcito (ya va a hacer un año), dijo que se metía conmigo en la caja de cereales, y nada, ahí estuvimos los dos metidos, en una caja de copos de maíz de marca blanca en un supermercado que hay justo al salir de la muralla. No quise ir a dormir muy lejos porque así estábamos más cerca de los artistas, así que me metí en un supermercado chiquitito, aunque sé que un poco más lejos del centro los hay mas grandes. Yo tenía sueño porque soy un dormilón. Tenía sueño y por la mañana (ya se escuchaba movimiento en el super) estaba intentando dormir un poco más, antes de decidir qué infantil me metía a ver. Es que había varios. La primera vez que Tiago me despertó le dije que se fuera al Divierteatro, que son unas actividades para niños en que este año les daban a todos un arbolito, un roble, para plantar. Me dijo que eso era para humanos, y que él prefería quedarse conmigo. Y que además ya era muy mayor. No me pude librar de él.

En el Espacio en rosa había una obra muy graciosa y cortita sobre una parejita que le hacía la vida más feliz a los vecinos, aunque la felicidad es relativa, porque lo que ellos consideraban una buena acción, a mí me parecía una crueldad máxima hasta límites insospechados… No os cuento más, para no destriparos la función. Se llamaba La buena letra, de la compañía El mono habitado.


La buena letra en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

En el Teatro Nuevo Fernando Arrabal estaba programado un entretenido espectáculo de magia de Miguel de Lucas llamado Hay un mago en ti, en que los niños se quedaron boquiabiertos al ver la magia. En el parque de la Florida, un espectáculo de objetos llamado Qubim, de Trupe Fandanga y Circolando, pero no lo pude ver, porque con un pequeño murciélago a mi cargo no pude (o no quise) dejar a medias unas funciones para ir a ver otras que había al mismo tiempo, como había hecho el año anterior (recuerda que soy un murciélago y me cuelo en cualquier sitio). Quizá le tenga que agradecer a Tiago este año el haber visto menos obras, pero enteras, y no haber visto muchas, y todas a medias.

MARCELO.- Gracias, Tiago.

TIAGO.- De nada, papá. ¿Por qué me das las gracias?

MARCELO.- Es muy largo de explicar.

TIAGO.- Papá, ¿tú crees que aquí podré encontrar una murciélaga para reproducirme?

Estábamos rebañando unas cervezas del aperitivo que se habían dejado a medias unos programadores y casi se me atraganta. Bueno, las estaba rebañando yo, porque a él no le dejo beber cerveza aún.

MARCELO.- ¿Para qué te quieres reproducir?

TIAGO.- Para llevar a mis hijos al teatro, papi.

MARCELO.- Si todavía no tienes ni un añito, ¿cómo te vas a reproducir ya?

TIAGO.- ¡Es que soy muy precoz!

MARCELO.- ¡Y tanto! Anda, vamos a donde comen estos de la feria.

Nos habíamos perdido también Una de cal, de la compañía de Valladolid Gata por liebre, y Ambulantes, un espectáculo de calle de las compañías extremeñas Zteatro y Escalera de tijera. Pero fuimos volando siguiendo al bus de los acreditados en la feria hasta un hotel con piscina en el que comen tres de los cinco días. En ese momento no tenía hambre, pero sabía que allí se iba a hablar de muchas cosas, y además, se iban a entregar unos premios… Los profesionales se tomaron una caña antes de entrar, luego entraron y se sentaron en una especie de salón de bodas, y cuando ya estaban en silencio (relativamente), Manuel González, director de la feria, presentó los premios Rosa María García Cano, que iban ya por la edición undécima. Los premios fueron para Miguel Ángel Pérez Martín, gestor cultural, para el proyecto Ornitorrinco de la Red de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de Titularidad Pública (no lo he dicho de memoria, es que me lo había anotado en una servilleta), para Eduardo López, programador de Medina del Campo (Valladolid), y para el programa Escenarios Móviles de la Junta de Extremadura. Y tras todo eso, y los discursos de rigor, empezó la comida, aunque bastantes ya habían devorado el pan escuchando los discursos. Durante la comida, Tiago se divirtió intentando meter la lengua en las botellas de vino, sin éxito (afortunadamente); tiene unas cosas de murciélago pequeño, ¡y luego dice que quiere tener hijos ya!

Qué sueño me entró tras la comida. Es verdad que rebañé siete u ocho platos, pero es que los discursos me habían dado hambre… En fin, que me fui a una caja de cereales y ya me desperté para ver Las bingueras de Eurípides en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal. Tiago apareció a mi lado justo al comienzo de la función. En esta ocasión, Las niñas de Cádiz han incorporado a dos actores que hacen de unos policías, uno malo y otro bueno, que quieren desmontarles el chiringuito a las bingueras. Fue un gran éxito, el público disfruto mucho y lloró de risa.

Cuando acabaron Las niñas de Cádiz, Tiago me dijo que quería ser binguera. Yo le dije que cambiaba de idea a cada rato, que antes de comer me había dicho que quería ser padre, ahí me decía que quería ser binguera… Creo que le convencí al menos de no ser binguera, ni binguero. De lo de no ser padre no sé, no sé…


Las bingueras de Eurípides en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

Hubo otro par de espectáculos que no vimos, una era Chá das cinco, de la compañía portuguesa Coração nas mãos, que luego me enteré de que ganaron el premio del público a mejor espectáculo de calle, y El gran circo de la vida, de los extremeños Teatrapo Producciones. Y la que sí vi, con Tiago, ambos colgando de la canasta de baloncesto junto a mí (en el Espacio Afecir hay una canasta sobre la primeras filas de público), fue Von Lustig, de Los Absurdos Teatro, una comedia que cuenta la vida de un timador, tan timador, que hasta llego a vender la Torre Eiffel a un incauto. Cuando salimos, Tiago me dijo que ya no quería ser binguera, que quería ser timador.

TIAGO.- Ahora quiero ser timador.

MARCELO.- Vale, ya lo entiendo, estás en esa edad en que se te antojar ser todo lo que ves… ¿Y si vemos El rey león, querrás ser león?

TIAGO.- Y rey. ¿El rey león es una obra?

MARCELO.- No te pienso llevar.

TIAGO.- ¿Por qué? Si yo soy un murciélago muy bueno.

Le di esquinazo, pero no por mucho tiempo, porque fui hacia la plaza para estar cerca del Patio de los Sitios y ver por la noche a Pepa Plana, y me encontré a Sabina hinchada de farinato, o eso pensé.

MARCELO.- ¿Qué haces así?

SABINA.- ¿Y a ti qué te importa?

MARCELO.- Pareces una pelota de tenis con alas. ¿No será por el farinato?

SABINA.- No te lo pienso decir.

MARCELO.- Muy bien, como quieras. ¿Vas a hacer derrapes por el Patio de los Sitios, como anoche? A lo mejor bajas la tripa.

SABINA.- ¿Y Tiago?

MARCELO.- Le he dado esquinazo en la última función.

SABINA.- (Muy melodramática.) ¿Así correspondes a lo que te quiere tu hijo?

MARCELO.- Te estás poniendo muy melodramática.

SABINA.- ¡Es por el farinato!

MARCELO.- ¿El farinato te hace ponerte muy melodramática?

Vale, lo sabía. Sabía que el farinato tendría algo que ver en todo esto. No entendía muy bien la relación con el melodrama, pero no me puse a pensarlo, porque Sabina de repente salió volando hacia una mesa que se acaba de quedar libre, a chupar un par de culines de cervezas que allí quedaban. Yo aproveché para coger sitio en el Patio de los Sitios, que por eso se llama así, porque se forman unas colas para coger sitio… (Esto me lo estoy inventando, aún no sé por qué se llama así). De cualquier modo, quería coger sitio por si acaso se le ocurría al resto de murciélagos del año pasado ir a ver a Pepa Plana. El año pasado el Patio de los Sitios estaba bien lleno de murciélagos, pero este año… No sé dónde se habrán metido los murciélagos este año.


Pepa Plana y Lola González en
Si tú te vas en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

Me colgué sobre la cabina, como la noche anterior, y Tiago llegó y se colgó bocabajo a mi lado. Sabina estuvo haciendo derrapes entre la escenografía de Si tú te vas, de la compañía de Pepa Plana, y tirándose pedos para vaciar la tripa. Solo nosotros los murciélagos sabemos que son pedos eso que oís los humanos cuando pasamos. Pensáis, “cómo grita ese murciélago”, pero no, son pedos.

En Si tú te vas hay tres payasas vecinas y hay guerra, y hay voluntad de sobrevivir y volutad de reír por encima de las bombas. Y Pepa Plana es maravillosa, cuando la veía yo pensaba que quería ser payaso, pero… fue Tiago el que había encontrado una nueva profesión.

TIAGO.- Quiero ser payasa.

MARCELO.- Querrás decir payaso.

TIAGO.- ¿Y por qué no puedo ser payasa?

MARCELO.- Tú puedes ser lo que tú quieras.

TIAGO.- Pues entonces quiero ser payasa.

MARCELO.- Muy bien.

TIAGO.- Gracias, papá. Te quiero.

MARCELO.- Anda, no te pongas moñas…

TIAGO.- ¿Qué es ponerse moñas?

Tenía sed, así que me lo llevé a ver si pillaba alguna conversación de algunos teatreros y un par de culines de cerveza olvidados. Y allí estuvimos un buen rato en el bar. Tiago intentó escuchar todas las conversaciones que pudo, y luego venía a contarme lo que había oído. Pero llegó un momento en que yo ya me moría de sueño, y me lo llevé a nuestra caja de copos de maíz a dormir, que al día siguiente nos esperaba otra larga jornada de feria.

Continuara…

Marcelo, el murciélago

 


Final de
Hay un mago en ti, espectáculo de magia de Miguel de Lucas

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