Mi primera exploración del mundo con medios fotográficos tuvo lugar en la sexta década del siglo pasado. Entonces, inspirado por mi padre, empecé a experimentar con una cámara 6 x 6. Fotografiaba lo que veía, quizá lo que sentía y no lo que lo que (conscientemente) buscaba.
Al principio no podía nombrar ejemplos o patrones a seguir, pero observando las revistas a las que mi padre estaba abonado encontré entonces algún que otro personaje del mundo de la fotografía y sus imágenes y mi forma de ver se fue desarrollando.
A la cámara 6 x 6 siguieron las de 35 mm, primero con visor directo, luego réflex. Poco después, más instruido en la composición de la imagen, comencé también a revelar y positivar personalmente. Surgieron entonces mis impresiones sobre papel baritado Agfa, esas a las que hoy se denominan vintage.
A raíz del trabajo y los viajes relacionados con la profesión, la fotografía quedaba frecuentemente relegada a un segundo plano, pero nunca dejó de ser para mí un medio esencial de expresión que me era útil para intentar retener coyunturas, situaciones; para sobreponerme a separaciones. No obstante, las imágenes trascendían la referencia a las relaciones personales.
Finalmente, a falta de un espacio adecuado para el trabajo de laboratorio y por veneración a un cierto modernismo, me acerqué a la técnica digital. Antes mandaba revelar e imprimir la película a color en laboratorios ajenos. Pero desde hace algunos años me ocupo personalmente del proceso a través del cual también surgen imágenes en blanco y negro, pero ya no con película y químicos, sino a través de programas informáticos de tratamiento de imágenes.
Si bien mi herramienta principal de trabajo es la cámara digital, no he abjurado por completo de la técnica analógica y conservo una antigua Leica en primoroso funcionamiento.
Cuando la gente se entera de que soy fotógrafo generalmente preguntan qué tipo de fotografía hago, qué es lo que fotografío. Tengo entonces que explicar que no fotografío paisaje ni arquitectura, que no soy reportero ni retratista y que tampoco hago desnudos, a pesar de que mis fotografías abarcan todos esos géneros.
Con mi fotografía intento mostrar la belleza de lo simple, de lo cotidiano, también documentar y conservar atmósferas, ambientes y los encuentros con personas, ya que los recuerdos se difuminan, las voces callan y las personas siguen sus caminos.
Desearía que mis fotografías pudieran despertar en el observador la sensación similar a que debo haber tenido cuando apreté el disparador de la cámara.
Las imágenes que aquí se muestran abarcan desde las tempranas fotografías en blanco y negro ampliadas sobre papel baritado (vintages) hasta imágenes tanto en color como en blanco y negro hechas con técnica digital.
