Weiß/Colonia, 9.10.
Anoche, antes de irme a dormir, a las 3:45 am, le mandé un email a mi Héctor mexicano, después de haber asistido en pantalla a la inauguración del homenaje que le dedican el Instituto Tecnológico y la Feria del Libro de Monterrey: «Mio caro Ettore, me estoy yendo a la cama después de asistir al acto y poder oír a gente que admiro desde lejos, como Héctor de Mauleón y Rafael Pérez Gay (¿hermano de mi querido Chema?), y por supuesto mi Arcángeles querida: a Edith Negrín (¿de la familia del último jefe de gobierno de la República Española?) la desconocía hasta esta noche. Descuento que no sé si he visto el acto live o en diferido. Por las palabras de la moderadora, al final, creo que ha sido en diferido, pero ha valido la pena el desvelo. Acá son las 3:17 am. // Pienso que quedó bastante bien, aunque con el handicap de mi grabación, pero creo que alcanzó a entenderse en su mayor parte. En cualquier caso, te adjunto el texto, donde en la grabación se repitió todo un párrafo; en materia de grabaciones soy de a deveras inexorable: 35 años en la tercera emisora internacional del mundo, y mi chingado perfeccionismo, dejan su huella tan acendrada como implacable. // Fuerte abrazo y no te olvides de que dentro de unas horas, mi Arcángeles tiene un nuevo cumplesantos. // Ricardo, desde el speakeasy de Weiß, providencialmente domiciliado en mi apartamento, con un Cheers! de Single Malt a vuestra salú, queridos».
Vino la sagrada familia (Montse, con Frank y Henri) para que Frank instalase en la bañera el asiento giratorio que hará más fácil la tarea de duchar a Diny. A mí hay cosas que no me entran todavía en la mollera. Cuando trajeron una silla de ruedas con bolsa séptica incorporada y este otro trasto, estaba yo durmiendo y no me enteré de que el empleado que los trajo los dejó tal cual y se marchó sin instalar el asiento de la bañera. Diny me explicó que el empleado le había dicho que era tarea muy fácil. Y eso no me entra en la mollera: si es tan fácil. ¿por qué no lo instaló? No todos somos Manitas de Plata ni nos hemos diplomado en la Universidad de Ikea. ¡La progenitora que los dio a luz!
Weiß/Colonia, 10.10.
Tras el desayuno (o brunch) me puse a escibir mi columna para este viernes en EE, lo hice recordando una anécdota con Osvaldo Soriano durante la inauguración del Festival Horizontes 82 en Berlín. La he puesto por escrito sólo para llevar al lector, paso a paso, al párrafo final: «Lo que quiero rescatar aquí es el momento en que Richard von Weizsäcker, como burgomaestre en el desempeño de su cargo, le dio la bienvenida a la amplia embajada latinoamericana en la ciudad dividida, y Osvaldo, quitándose los auriculares con que seguía la traducción simultánea, me preguntó en voz baja: “¿Quién es”» Le contesté asimismo en voz baja: “El alcalde de Berlín”. Y Osvaldo: “Este, en Buenos Aires, no sacaría ni un 5% de los votos”. Prudente, no comenté nada. Pero eso me dio una idea cabal de lo que se entiende por política en Buenos Aires. Aunque no sólo allá». La frase de Osvaldo fue como un sesudo tratado académico acerca de la praxis política en América Latina condensado en 11 palabras. ¿O son 12? Sin quizás advertirlo, había puesto el dedo en la llaga que lacera esos países.
Después de leer mi diario, mi compadre José María me escribe desde su retiro antioqueño: «La nota con la señora Ortega es bien llamativa; imagino el despliegue de artillería estilística en tu verbo». Le respondo: «No se trata de la artillería estilística de mi verbo. Se trata de una observación empírica que hice muy temprano en mi profesión, y es que los intelectuales y los artistas detestan casi todos el periodismo (incluso cuando paran la olla con él) pero a más de eso desprecian a los periodistas y, en el mejor de los casos, no tienen muy buena opinión de ellos: si se someten a sus entrevistas es porque lo exigen las condiciones del sistema. Yo descubrí eso y organicé mi táctica platicando con la persona sobre el tema que le iba a preguntar, y cuando me daba cuenta de que el pájaro estaba ya en la red, le revelaba que soy periodista y me gustaría hacerle una entrevista sobre el tema de que habíamos hablado. No la marré nunca, que yo recuerde. // Hubo quien se negó en redondo, como Juan Rulfo, porque realmente aborrecía las entrevistas, pero a cambio nos hicimos amigos, ya lo he contado y publicado, creo que conoces ese texto mío. // A Vargas Llosa lo he entrevistado una media docena de veces, casi todas las que vino a Alemania estando yo en la Deutsche Welle. Allá por la cuarta o quinta vez me dijo que le gustaba que lo entrevistara porque le hacía las preguntas que no le hacía nadie y que eran las que le gustaría que le hicieran. // Al gran Gonzalo Rojas lo entrevisté por primera vez sabiendo él que yo era periodista, pero iba recomendado por su anfitrión, el primer catedrático de Hispanística que hubo en Alemania, tu compatriota el Dr. Gutiérrez Girardot, quien puso a mi disposición su despacho en la Uni de Bonn (por cierto, al lado del de Pirandello, cuando fue Lektor en esa Uni), y un par de años después, cuando volvimos a encontrarnos, en Hamburgo, Gonzalo me contó que al regresar entonces a Chile lo primero que hizo fue decirle a Hilde, su esposa, que en Bonn lo había entrevistado un periodista español ¡¡que conocía y leía y hasta citaba de la obra de Paul Celan!! // A Rubén Blades, tras un concierto acá en Colonia, en el parque del Rhin de la otra orilla, frente a la catedral, le pregunté cómo se le había ocurrido citar versos del Don Juan Tenorio, de Zorrilla, en una de sus últimas canciones. Me respondió, riéndose, que estaba seguro de que yo lo iba a descubrir; hasta entonces no lo había hecho nadie. // Y en el caso de doña Soledad Ortega mi táctica fue también diferente porque ella también sabía ya que era periodista y la quería entrevistar. En mi carta le expuse las razones por las que la Deutsche Welle, la tercera radio internacional del mundo, quería dedicarle una serie de tres programas de 45′ cada uno a la vida y la obra de su padre: las razones no eran otras que mi entusiasmo por esa obra suya y porque muy pronto en mi vida me permitió descubrir la mecánica íntima del arte de escribir. Y le puse el ejemplo del prólogo que Ortega escribió para el libro sobre la caza mayor de su amigo el conde de Yebes, que es un pequeño libro en sí, y en el que ya muy avanzada la lectura viene tras un punto y aparte el título del siguiente capitulillo: “De pronto, en este prólogo, se oyen ladridos”. ¿Habrá manera más bella, inteligente y sobria de decir que ahora se va a ocupar de la presencia del perro en la Cinegética? A quien conocía la obra de Ortega de ese modo, su hija no tenía más remedio que concederle la entrevista que le pidió. // En fin, como ves, no hay ningún secreto. La única vez en mi vida profesional que usé malas mañas para conseguir una entrevista fue con Irene Papas y nada menos que en Huelva, aquí lo cuento».
Weiß/Colonia, 11.10.
2:00 am : Una biopic conmovedora acerca de la viuda, Martha, de Max Liebermann, el gran pintor impresionista alemán, el pintor predilecto de Diny, y cuyo cuadro preferido, “Die Rasenbleiche [La colada en el césped]”, cuelga acá, en el Museo Wallraf–Richartz. El coraje y la sabiduría de una judía de 85 años enfrentada en 1943 al criminal aparato policíaco de los nazis. Un film para verlo cada vez que lo pasen, aunque solo fuera por la fenomenal actuación de Thekla Carola Wied, la gran dama de la TV alemana (casi no ha hecho cine) en el papel de la indoblegable Martha. Y a continuación un episodio de la serie inglesa, Crimen en las Shetland, la saga de Jimmy Perez.
A la limpiadora de la Diakonie le encargo pasar la aspiradora y limpiar el ventanal del dormitorio grande, donde yo duermo. Como ni Diny ni yo hemos tenido nunca servicio doméstico, me siento de lo más raro dando órdenes en ese sentido a unas personas totalmente desconocidas, aunque ya se van perfilando algunas de ellas, con la rutina de la repetición semanal. Jamás hubiera llegado a pensar que un dìa habría de tener esta subespecie de servicio doméstico.
La Modicana: por primera vez desde hace meses (¿años?) debemos ocupar una mesa rectangular de cuatro plazas a la entrada: “nuestra” mesa redonda al fondo, debajo de donde estuvo el televisor, la ocupaban manu manducari cinco miembros de una familia renana, que al principio me parecieron que chamuyaban español porque en sus diálogos usaban mucho la palabra “Corona”: deben ser miembros de un clan muy afectado por la pandemia. Minou fue elocuente con su mirada hacia esa mesa cuando vino a anotar nuestros encargos: Ulli, comme d’habitude, una ensalada muestrario del mundo vegetal, y Carlitos y yo una sopa de pescado con tostaditas coronadas de piriñaca, ¡oh, benignos dioses del condumio y el trasiego, alabados sean los santísimos sacralimentos de vuestros altares! ¡Ommmm!
También después de leer mi diario, Arcebelle me escribe desde Toronto: «Ya veo que te las arreglas bien con las comidas, te felicito, hay hombres que son incapaces». Le contesto ipso fuckto: «Habrás de saber que allá por 1975, al marido de la mejor amiga de Diny le detectaron un cáncer de cerebro fulminante e inoperable. Riky (quien ha muerto hace un par de días) estaba recién parida, su cuarto hijo (segunda niña), y recabó la ayuda de Diny, quien antes de casarse conmigo se desempeñaba como asistenta social especializada en temas familiares. Diny se marchó por dos meses a Wijchen, cerca de Nimega, hasta la muerte de Gert, y yo me quedé en casa con nuestros tres hijos, los dos mayores ya en la escuela primaria, Monserrat en el Kinder. Y les cociné sus desayunos antes de irme a la emisora, y sus cenas al regresar. Y estaban muy contentas con su cocinero de guardia. Luego, en 1983, a Diny le dio la punzada revolucionaria y se marchó a Nicaragua para la zafra del algodón, por un mes, pero se quedó casi tres. En 1985 regresó con el dinero que había recaudado acá, para construir una escuela en León, estuvo un mes ausente. Y en 1987 se alistó como intérprete para la primera feria internacional del libro que se celebró en Managua: estuvo casi un mes allá. Y durante todas esas ausencias, aunque nuestros hijos ya iban a la secundaria, seguí siendo su cocinero de guardia. Es más, a veces le pidieron a Diny que cocinara los platos que yo me inventaba, en especial el solomillo de cerdo frito en salsa de tomate con petí-puá, como creo que ustedes llaman a los guisantes. Ya ves, claro que nunca voy a pasar hambre. Ahora mismo, cuando termine este email iré a la cocina para maquinar una cena, porque Diny ya almorzó en la Diaconía y sólo cenará una tostada con jamón y un huevo frito, pero yo, aunque he comido una riquísima sopa de pescado en La Modicana me siento todavía con hambre. Veremos qué se me ocurre. Un amigo mío catalán, gran cocinero él, me dijo un día algo que va a misa y es un corte de mangas a las recetas más encopetadas de los cocineros con más estrellas Michelin: «Una paella se hace con arroz y lo que haya en la alacena o la nevera»».
Weiß/Colonia, 12.10., llegada de Colón a Guanahaní (1492)
Encontré un buen artículo en El Comercio, de Lima, pero al final del mismo se dice que Annie Ernaux «devuelve la gloria a la literatura francesa (el país más premiado, con 16 galardones)» y eso me llevó a chequear la lista, comprobando que los Nobel a la literatura en lengua francesa sólo son 15, y a los autores franceses nada más que 14, ya que Maeterlinck era belga. ¿De dónde sacan tales datos falsos mis colegas? ¿O es que no saben contar correctamente? Pero el artículo realmente vale la pena leerlo, por la vinculación de AE con el Perú, de la que no sabía nada y además no creo que sea muy conocida en el resto de nuestro ámbito.
Weiß/Colonia, 13.10.
2:10 am : Reanudo la lectura de Revolución, el capítulo que narra las masacres cometidas por el ejército de los Países Bajos en 1947 en Indonesia. Y encuentro esta expresión: «atrapados en el buitrón de la lógica de la violencia», que me lleva de inmediato a consultar la edición original neerlandesa, donde dice: «gevangen in de fuik van de gewaldslogica». Como no conozco la palabra “fuik”, la busco en mi voluminoso Van Dam de neerlandés–español: “fuik [=garlito, nasa, buitrón]”. Con el resultado de que por primera vez en mi vida consulto en EL diccionario el sustantivo “buitrón”, y EL diccionario me desasna con nada menos que 10 acepciones, tres de ellas descripciones de trampas para la caza o la pesca, y ninguna de ellas que diga ± esto: «Ferrocarril minero de vía estrecha en la provincia de Huelva, entre San Juan del Puerto y Zalamea la Real, desde 1870 a 1969, dedicándose en sus últimos años casi nada más que al transporte de pasajeros, siendo una leyenda local que no pocas veces se detenía en algún lugar del pinar de Valverde, propiciando picnis campestres». Así, y no de ninguna otra forma definiría yo al mítico Buitrón de mis años de infancia y primera juventud. (“Picnic campestre” me güele a pleonasmo, mea maxima culpa!)
Weiß/Colonia, 14.10.
1;45 am : Pasaron un documental magnífico sobre Bruno Ganz, el gran actor de teatro y cine, con testimonios de muchos de sus colegas y de Wim Wenders, y citas de varias de sus pelis. Es WW quien resalta la gran calidad del actor BG con una cita de El hundimiento, cuando su Hitler dice en el búnker de la cancillería en el Berlín asediado por el Ejército Rojo: «Tuvimos el mundo al alcance de nuestras manos. Ahora es demasiado tarde». Así debe haberlo dicho el propio Hitler.
No han publicado mi columna de este viernes en EE, sobre el discurso de Richard von Weizsäcker en la inauguración del festival Horizontes 82 y lo que Osvaldo Soriano me comentó en voz baja al oído. Mi deuda estherna, que lee todas mis columnas antes de que las envíe a la redacción, me preguntó luego de leer esta: «¿Qué habrá dicho tu tocayo en ese discurso para que Soriano se despachara así? Aunque algunos suelen ser muy contundentes en sus juicios (?) y tan seguros de sí que ayayayay… // ¿Sabrás que devine fotógrafa por un ratito con una cámara que en Ataliva jamás se había visto para fotografiar al von Weizsäcker? Era la época de las ocupaciones y desalojos de edificios en Berlín». Le contesté ipso fuckto: «No se trataba de lo que vW decía sino de cómo lo decía, es decir, que no se desmelenaba como tu compatriota innombrable de apellido capicúa ni la mayoría de los caudillos que dominan en aquellas latitudes, tanto australes como boreales. // Y yo también fotografié a vW en uno de mis innumerables viajes a Berlín; acudió al estudio de la Welle para que lo entrevistaran los colegas alemanes y daba la casualidad de que yo estaba allí en ese momento y le hice una foto muy buena con nuestra técnica, Claudia Fuchs (mi memoria es implacable), y ella me pidió el negativo para hacer dos copias kingsize, una para ella y otra para sus padres, y varias copias tamaño postal para enviarlas ese año como christmas. Debe ser la foto mía de la que más copias se han hecho».
Weiß/Colonia, 15.10.
2:20 am : De nuevo un documental espléndido, esta vez acerca de Gustave M. Gilbert, el sicólogo judío alistado en el ejèrcito USAno y que conversó con todos los mandamases nazis enjuiciados en Nuremberg, para establecer sus parámetros mentales y que en efecto eran 100% responsables de los crímenes del régimen milenario que duró doce años. Retengo las palabras de Von Ribbentropp al enterarse de su condena a muerte: «¡Muerte! ¡Muerte! No podré escribir mis preciosas memorias». ¿Qué quería escribir en ellas: cómo fue que se acostó con la futura Duquesa de Windsor cuando era embajador en Inglaterra? ¿O acaso confesaría que el único motivo de Hitler para nombrarlo mimistro de Asuntos Exteriores es que sabía inglès, aun cuando no tenía ni puta idea de diplomacia?
Entre las esquelas fúnebres en el KStAnz de hoy, la de un italiano nacido en Cologno al Serio, en la Lombardía. En su esquela campea un epígrafe en italiano, seguramente una de sus frases preferidas: «Anche i pesci del re hanno spine [Hasta los peces del rey tienen espinas]». Podría ser de mi abuela Remedios.
Leo en una columna de hoy en EE (la mía sigue sin aparecer): «A propósito de la celebración del 12 de octubre, el grupo español NEOS sacó una publicidad titulada “¿Tú también #EresFacha?” El video insta a las personas a celebrar el aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América “sin complejos”, sacando la bandera española y cantando el himno». Le dejo un comentario en su foro: «Suscribo la columna, pero aunque no conozco el video (ni pienso verlo) me parece raro que en él se exhorte a sacar la bandera española y cantar el himno. El himno español no se puede cantar por la sencilla razón de que no tiene letra. Es una de las pocas cosas positivas que se pueden predicar de los dizque símbolos nacionales. Ni siquiera Franco, en la plenitud de su poder «por la gracia de Dios», consiguió que los españoles cantasen babosadas a pleno pulmón, como suele suceder con la mayoría de los himnos nacionales que conozco». No señalé con el dedo que pensara en el de su país. No es el único.
Al repasar las anotaciones de esta semana antes de subirlas a Fronterad, vuelvo a pensar en los amigos que no dejan de animarme a que escriba mis memorias, y al mismo tiempo son lectores asiduos de este diario. ¿Es que no se dan cuenta de que las estoy escribiendo en este diario, y de la manera más coherente, màs congruente: a partir de lo que vivo y me reaviva los recuerdos? Si fuese así que no se dan cuenta, y aunque casi todos son hasta más inteligentes de lo que ellos mismos creen, serían más tontos de lo que pensaba. Si bien sé que es así con casi absoluta seguridad (me apuesto mi única corbata de Armani), que cuando me hablan de escribir mis memorias están pensando en algo que para mí nunca ha sido importante: publicar un libro. No digo que no lo fuese nunca. Pero a partir del momento que fui la primera vez (1970) a la Buchmesse, la mayor feria del libro del mundo, en Fráncfort, se me quitaron, casi que como con un clik, las ganas de publicar algún libro alguna vez ¿Para venir a terminar en esa feria? Ni modo, como dicen, y dicen bien, las cantinflas y los cantinflos, una gente a la que adoro. Y ya estuvo suave, cuatas y cuates. Dejen nomás de chingar pidiendo que escriba mis memorias. Lean bien mi diario. ¡Ándenle!
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