Sería acaso un experimento a tener en cuenta releer la obra de Jeremy Bentham en el panóptico de la cárcel de Vigo, ahora reconvertida en Museo de Arte Contemporáneo. Desde el panóptico se controlaban varias galerías, y es precisamente en el de Vigo donde reina una de las esculturas más herméticas de la gran exposición dedicada a Leiro y que ocupa buena parte del MARCO. Pero hay más razones para ir o volver o incluso quedarse a vivir en la ciudad de la ría del mismo nombre. Comisariada por Enrique Bordes, Academia Roma. Processi 148 reúne un conjunto de obras y proyectos desarrollados por los 21 artistas que, en la promoción 2020-2021, residieron en el complejo conventual de San Pietro in Montorio, sede de la Academia de Roma. Se trata, como señala el museo en su web, de “proyectos de muy diversas disciplinas que van desde la pintura al diseño de moda, pasando por las artes escénicas, fotografía, grabado, videoarte, literatura, música, mediación artística, escultura y gastronomía. Es el resultado de meses de trabajo, de concepción de ideas retroalimentadas y experiencias compartidas fruto del programa anual de becas que convoca el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que plantea una presentación colectiva de estos trabajos en Italia y en España”. Las miradas y conceptos son tan variados que dan vértigo. Como aperitivo, dos: Leire Vergara (Bilbao, 1973), que con In qualche luogo lontano: Roma pretende analizar “el papel del arte como práctica crítica que ofrece herramientas para parar, mirar y situarse en el mundo, para generar situaciones e imaginar modos de vivir y producir espacio. Estructurado a través de encuentros periódicos, ha tomado diversas formas, como presentaciones, acciones… y la realización de una película de autoría compartida”. Y Shirin Salehi (Teherán, 1982) y su El tiempo sin derrota, del que, acaso ella misma, escribe: “Las hendiduras en una fracturada inscripción sobre piedra o metal, un fresco desmoronado o un busto mellado: todos parecen latir aún por el contacto con una mano incisoria, un cuerpo artesano. En ellos tiembla la esencia del lenguaje: en el gesto de una incisión, un cuerpo que desaparecerá deja su huella en la materia que tal vez no perezca. Por encima de todos los signos de un tiempo, en el acto reside uno de los gestos fundamentales de lo humano: el deseo de dejar una memoria para ojos y mentes que aún no existen”.
Dónde: MARCO, Vigo, España
Cuándo: Hasta el 5 de febrero