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Mientras tantoPerú, 7 de diciembre

Perú, 7 de diciembre


Qué cosa es Perú

dirán las gentes, puestas a pensar en otra cosa que no rinda frutos

en esta vida amable del olvido y de la pura vanidad

Es un país dirán.

Jon Piscatelli, esperando conmigo a nuestros hijos en la calle Academy

cuando se lo mencione, recordará mientras sostiene la correa de su perro

que ese golpe del que hablan los noticieros

sucedió ahí.

Y le contaré como quien dice que está lloviendo

a la iraní que enseña francés: hubo un golpe en el Perú

y ella dirá oh y pondrá ese gesto con el que también escuchaba

mis memorias de cuando yo vivía

en el Bronx en la calle Villa

Le suelto el climax de este cuento:

«Voy a ir la semana que viene» y le cambia el gesto

tal vez porque Irán y Perú tienen historias en común

porque a quién se le ocurre que un golpe puede

durar tres horas.

En esas tres, prepararé mi clase

sobre Chantal Akerman

pensando, más que nada, en las asignaciones finales de diciembre.

Entraré al aula como quien habla de los

trenes atascados, los pormenores de la nieve y diré

«There was a coup in Peru» ha ha ha qué divertido

qué interesante ¿verdad?

Y me las arreglaré muy bien para ser hombre

del siglo veintiuno, inmigrante con hipoteca y puesto fijo, aplicativo para mirar

los cuartos de final desde Qatar

y esa web que me quiere

registrar y que pague por ver la realidad

de una patria que me obliga a mirarme

a sentirme mal.

¿Qué tan interesante puede ser un intento fallido de cerrar el Congreso

un presidente zombi?

Alguna vez también fui niño y me pegué a la pantalla para ver a un

presidente gritar desde un balcón

marché por la libertad, me tiré al piso

mientras los coches bombas convertían mi casa en museo del horror

abrí la puerta de la calle donde aparecieron mis primos

porque Sendero había intentado tomar el pueblo

y vi meses después los casquillos de las balas y el forado que la dinamita.

Supe de los secuestros al paso comí pan popular

me senté en la Javier Prado para que nos permitieran pagar

las pensiones en tres partes

clase media de Lima que aceptaba la oscuridad del Año Nuevo

radio a pilas y el sonido de las bombas un poco más allá

Tarata, Sol Gas, Canal Dos, IBM, Kentucky Fried Chicken, comisaría Carretera Central

pintas en los cerros, guerra popular, casetas de control, toma de rehenes

hasta la victoria, chorrito de agua con heces, interferencia telefónica

Uchuraccay, Cayara, la boca del lobo, reportaje a la muerte

la griga Inga escapando de Lurigancho, un chofer acribillado por las balas

por no escuchar el deténgase del toque de queda, el pago de la deuda externa

las pintas en los cerros, las rejas en las ventanas de la casa, Villa Coca,

despertando en el autobús para alargarle al tombo la

libreta electoral, la guerra, el Falso Paquisha, la voz de Ferrando, el paro armado

Machucao, las huelgas indefinidas, el dolar MUC, la Atarjea, el Comando

Rodrigo Franco, el escape de Polay de Castro Castro, el huayco en Chosica

el Niño y el rock subterráneo, las pirañas con Terokal, el estadio Nacional con sus

pisos de pichi y el olor a marihuana, el servicio militar obligatorio, María Elena Moyano

y el policía que me para en Salaverry, mete las manos en

mi carro y se quiere llevar la radio del auto, forcejea sin éxito,

coge el frasco del odorizador

dice mejor que nada, ya váyase a su casa, no vuelva a manejar en

ese estado.

El país como una nube que regresa a tocarme

yo miro una pantalla de un teléfono

esa perfecta criatura de luces

a la que no le importa nada

más allá de sus límites

un celular que se limita a funcionar

con ese olor a nada

ese reflejo neutral mientras camino hacia mi auto

ese aparato que me dice que no hay de qué preocuparse

la vacancia, los votos, el discurso y la promesa de un Perú

que sigue siendo

el desconcierto y la casaca negra con capucha que me sirve

en este frío del 7 de diciembre

el remordimiento

porque el teléfono calienta mi mano

y eso es lo único que siento.

¿es verdad?

El auto se enciende el motor que sabe del invierno ya

prendo las luces, es tarde

vuelvo a casa.

 

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