A ver si lo cosemos bien. Obiang lleva muchísimos años maltratando a los guineanos, los mismos años que lleva en el poder más los años que maltrató en tiempos de su tío Masie me Nguema. Ocurre que hay unos españoles de origen guineano que fueron por su cuenta o fueron llevados con engaños a Sudán del Sur y luego capturados por los esbirros internacionales del régimen y llevados a ser torturados. Pero resulta que alguno tenía pasaporte español, así que los abusos sufridos por todos ellos llegaron a la justicia española, pues los antiguos compañeros de los secuestrados acudieron a ella.
En cierto momento, se encontraba en España uno de los bastardos torturadores de estos señores y un juez español duda de si detenerlo o no. Finalmente no lo hace y el bastardo, que es uno de los tantos hijos reales o putativos de Obiang, vuela a Guinea y, furioso, mata al español de sangre guineana que todavía estaba en sus cárceles particulares. O sea, se venga. Como esto es lo de siempre y ya no hay tantas palabras para un artículo serio, o la mitad de serio como debería ser, les invito a recordar cuando, en el aeropuerto de Malabo, el malvado régimen hizo que los guineanos renegaran de sus orígenes y dijeran que ya no eran guineanos, sino españoles. Pero todo era mentira, porque ya vemos que, viviendo bajo la sevicia de los mismos de siempre, nadie va a impedir que nos reventemos bajo la tortura; el otro pasaporte tampoco nos salva, y así nos irá yendo hasta que… Ah, lo doloroso de esto, ¿saben lo que es? Que habíamos tenido una vez la sensación de que estando con los nuestros, estaríamos a salvo. Los nuestros.
Barcelona, 17 de enero de 2023