Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tantoPere Ortín señala, Penguin Random House Ejecuta

Pere Ortín señala, Penguin Random House Ejecuta


Esto que voy a escribir ya es conocido, sobre cómo Pere Ortín, agazapado bajo la sombra del dibujante Ramón Esono, y también bajo la familia de este, va proclamando por donde le dejan que es el autor del texto del que se hizo el cómic Diez Mil Elefantes.

Cuando escribí de esto, los que me leyeron ya debieron de intuir que había habido entre Pere Ortín y yo un entendimiento, esto que simplemente se llama «colaboración», por la cual yo aportaba un texto del que se podía extraer lo que se necesitara. Fue en el año 2008. De hecho, de aquel texto, titulado hoy Los elefantes en la Luna, se hizo la película documental  Un Día vi 10 Mil elefantes, llevada a cabo por unos señores que serían socios de Ortín y a los que no conocía antes de que se hiciera la película y en la que sí se dice claramente que estaba basada en mi obra. También se dice que «con idea original de Pere», aunque nunca entendí lo que querían decir con aquello. También se dice que hizo el guion del documental, pero sobre esta afirmación habría que hacer matizaciones porque todavía se conservan los correos cursados con aquellos socios en los que me consultaron sobre aspectos que no veían claro del texto y de cómo les despejé las dudas. Es importante decir que tanto el texto Los Elefantes en la Luna, la película documental Un día vi 10 mil elefantes y la novela gráfica Diez mil elefantes empiezan de la misma manera, un hombre guineano hablando en primera persona. Y no es un tema menor.

Desde aquel 2008 hasta que hicieron el documental pasaron muchos años, siete, y luego de muchos otros más llegamos al 2022 y Pere Ortín, sin contar con sus antiguos socios ni conmigo, ofrece a Penguin Random House la edición de un cómic, acompañado de los dibujos de Ramón y del mismo texto exacto que utilizaron para la película documental y en la que se reconocía mi autoría. Pero, oh milagro, ahora el texto pasaba a ser de Pere Ortín y Ramón Esono, que trabajaron y dibujaron a la par. De hecho, el © de la obra es único y compartido, un tema no menor. Sonroja leyendo o escuchando las presentaciones que han tenido, de las que recomiendo escuchar uno que tuvo lugar en la Fundación Telefónica. Todo ha sido esfuerzo suyo, no tengo hueco en su mente en estos días de gloria. Eso sí, en el epílogo de la obra se lee que Ortín «compró» el texto, aunque dejan entrever que no significó gran cosa en la totalidad del cómic, siendo, entonces, una jugada del vulgar usurpador. De hecho, se dice en el texto que yo era un escritor aficionado.

¿Qué hay en el trasfondo de todo esto? El colonialismo, ya lo dije. De cómo amparado en el desconocimiento o la indiferencia del español corriente, los que menos escrúpulos tienen se apropian de lo valioso de gentes africanas. Curiosamente, Pere Ortín reconoce este expolio, en una entrevista que concedieron él y el dibujante para hacer la presentación del cómic. Y curiosamente, no se aplicaba el cuento tan sabido. El testimonio de ello lo recoge la revista misionera Mundo Negro, en su número de octubre de 2022. Y es este colonialismo el que hace que los responsables de la editorial no se den por aludidos por más que hubiera suficientes elementos sobre el que sembrar cualquier suspicacia, como el hecho de «comprar». Es decir, cualquier editor español de un texto sobre un lugar remoto, y Guinea lo es, indagaría sobre la verdad oculta tras el hecho de que el presunto autor hubiera «comprado» un texto, contando con la verdad de que sí se sabía de la existencia del documental Un día vi 10 mil elefantes, siendo el ignorado, además, un prolífico autor.

Pero para Random House todo estuvo bien, incluso cuando, a nuestro requerimiento sobre lo que había ocurrido, nos hicieron saber que no podían darnos ninguna respuesta, sino que debíamos dirigir nuestras quejas a Pere Ortín. Y siguieron en su plácida indiferencia cuando Ortín les dijo que él no era tan autor como se había proclamado en toda España, sino que gozaba de los derechos exclusivos, cedidos por su autor legítimo, yo, para proclamarse autor del mismo, que es lo que sigue haciendo. Como nuestro estupor es grande, porque no sabíamos que la cesión de derechos habilitaba a Ortín para proclamarse autor, por más que se agazapara tras la sombra del guineano Ramón Esono, en quien se apoya para reafirmar la gran sintonía que tuvieron en la redacción del texto, insistimos. Nuestro estupor es más grande todavía cuando la persona que recoge nuestros requerimientos es precisamente la flamante Responsable de Propiedad Intelectual y Marcas de la editorial. Para esta persona, es normal que por haber adquirido supuestamente un derecho sobre mi obra, Pere Ortín tenga derecho a proclamarse autor de la misma y presentarse como tal ante la comunidad lectora del mundo hispanohablante. La misma naturalidad con que Ortín podría apropiarse de un texto de Muñoz Molina, por ejemplo.

El último episodio de esta espera es que el abogado Enric Enrich nos envió un documento que serían algunas de las presuntas cláusulas del documento por el que le cedí la totalidad de los derechos a Ortín. Dudo mucho de que fuera capaz de presentar semejante bodrio a la editorial. Supongo que cree que, por fin, Ortín dormirá en paz y así Random House se libraría de nuestras reclamaciones y seguirá felicitándose por haber editado un comic que es una maravilla. Claro, no lo firma un negro, no se pueden avergonzar. Pero ya saben que no existe ningún documento por el que un servidor haya cedido TODOS los derechos a Pere Ortín, así que lo que esperaban, los enredos legales para sacar su arsenal colonizador, no se producirá. Lo único que hemos hecho es poner a punto el reloj, este que, llegada cierta hora, todo lo que ha sido postergado será tratado y se dirán las cosas. Es un proceso infalible que hará que los que presumen de lo robado hablarán por cuenta propia y se avendrán a la razón. A buenas o a malas.

PD: En este asunto sólo hemos mencionado a Ramón Esono porque Pere Ortín se ha servido de él. Para nosotros, y se lo dijimos, es un convidado de piedra. Pero no lo ha visto así y es el que ha capitaneado y comandado toda la réplica irrespetuosa contra un servidor y la persona que en mi nombre hacía los requerimientos a Random House. Se ha tomado en serio lo de ser coautor de un texto que ni siquiera conoce. Este final es para que los que siguen este asunto sepan cómo juzgar cualquier incidente en que sea protagonista, aunque sea sin venir a cuento.

Barcelona, 30 de enero de 2023

 

 

Más del autor

-publicidad-spot_img