“300 piezas para cuestionar el concepto de arte africano”, titulaba Anatxu Zabalbeascoa su información en el diario El País. “Arte africano en Occidente: ¿Equidad o paternalismo?”, titulaba su crítica Francisco Carpio en ABC Cultural. Comisariada por François Neyt y Sergio Rubira, todo lo expuesto pertenece a la colección Sánchez-Ubiría, “una de las mejores de Europa de esta naturaleza”, señala Carpio, quien arranca así su reseña: “Primavera de 1907 en París. En una visita a casa de Gertrude Stein, Picasso coincidió allí con Matisse, quien le mostraría una escultura africana que acababa de adquirir. Totalmente fascinado, tuvo esa pieza en sus manos toda la velada. Pocos días después visitaba el Museo de Etnología de Trocadero. Examinando esas máscaras y objetos, diría: “Entonces comprendí lo que realmente significaba la pintura. No es un proceso estético, es una forma de magia que se interpone entre nosotros y el universo hostil, un medio de tomar el poder, imponiendo una forma a nuestros terrores, así como a nuestros deseos”. Añade Carpio que “no solo en Picasso puede detectarse la inequívoca influencia de este arte. El propio Matisse, Deain, Vlaminck, y tantos otros de las vanguardias la acusaría”. Pero se pregunta el crítico: “¿fueron capaces de sentir y entender ese tipo de manifestaciones artísticas de manera abierta, generosa, sin prejuicios eurocentristas, o bien hicieron una lectura, en cierta medida, paternalista y jerárquica?”. Zabalbeascoa inicia así su artículo: “Ha existido una Historia, con mayúscula, de lo que se ha dado en llamar ‘arte africano’, escrita fundamentalmente desde Europa y Estados. Se trata de una historia en minúscula, que ya no puede seguir contándose”.
Dónde: Círculo de Bellas Artes de Madrid
Cuándo: Hasta el 14 de mayo