Ha pasado más de medio siglo, desde que unos “valientes” de diversos países dijeron descubrir nuevo mundo y con la cruz por delante y la espada por detrás, asesinaron a numerosos pueblos cuyos pocos descendientes hoy en día, siguen siendo exterminados, ignorados y asesinados como antaño, a pesar de las leyes internacionales que les protege, unas leyes vacías que los gobiernos ignoran en un racismo y genocidio continuado por los que deberían responder ante el Tribunal de la Haya. Líderes indígenas que son eliminados por decir la verdad y por luchar en la defensa de su pueblo y de la Tierra que la consideran sagrada.
Las raíces de sus culturas dan lecciones de vida a las nuestras y ello hace que se les cierre la boca, se les olvide y no se les consideren ciudadanos de su propio país ni del mundo.
¿Acaso existe una silla permanente en Naciones Unidas de líderes indígenas para que se les tome en consideración? Félix Díaz es un líder indígena de Argentina del pueblo Qom en Formosa. Él y varios miembros de su pueblo llevan más de dos años y tres meses acampados frente a la casa rosada del Gobierno de Argentina donde el Presidente los ve cada mañana desde su ventana. Solo quieren tener una reunión con él. ¿Si fueran un sindicato lo tendría en cuenta? ¿Si fueran considerados ciudadanos tendrían abogados? Este es el desprecio de políticos sin escrúpulos a los verdaderos valedores de las selvas y protectores de los ecosistemas tropicales. Es la tiranía absoluta, donde la humanidad pierde la dignidad, donde no existen raíces universales y donde la impunidad refleja con claridad el odio hacia el diferente. Se les niega incluso la defensa judicial de sus derechos.
Félix me decía: “Este es un mundo de mucha competencia, mucho egoísmo, envidia, celos, de todo tipo, racismo, discriminación por lo que a nosotros nos aíslan cada vez más[…]. Argentina tiene tres poderes del Estado como el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ninguno de estos tres poderes apoya, acompaña y toma la causa indígena como una causa de seres humanos que necesitan ser protegidos a través de sus leyes.[…] No nos ven como sujetos de derechos. Nos ven como objetos, que para ellos el indígena sirve solamente para votar a los candidatos de cualquier partido político”.
Esta es la realidad cultural en la que atraviesan todos los pueblos indígenas del mundo. Pueblos originarios con culturas ricas y sabias. Pueblos que nos dan lecciones en la conservación de los ecosistemas sensibles de nuestro planeta. Pueblos donde se les mancilla de forma permanente y se seguirá haciendo hasta que sus raíces culturales sean destruidas. Es la realidad de una globalización que ha perdido precisamente las raíces de su existencia.