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Mientras tantoPrecariedad laboral en una experiencia teatral para vivirla y rodearla

Precariedad laboral en una experiencia teatral para vivirla y rodearla


 

 

Oveja perdida ven sobre mis hombros que hoy no sólo tu pastor soy sino tu pasto también, escrita y dirigida por Braian Kobla. Intérpretes: Marina Fantini, Jorge Tesone, Luis Sorolla y Esther Sanz. Producción: Chamán Producciones. Día 9 de julio de 2023 en Sala Cuarta Pared.

Los espectadores entran en la sala en pequeños grupos y esperan a que el personal de la Cuarta Pared les explique la dinámica: no hay asientos, se van a quedar alrededor de la estructura que ven en el centro, pueden moverse… La grada móvil de Cuarta Pared está plegada, y el espacio que queda es bastante generoso. El público sigue entrando, hasta unas setenta personas.

En el centro de la sala vemos un suelo blanco cuadrado de unos tres metros de lado. De cada esquina del suelo se eleva en vertical un listón metálico de unos dos metros de altura, y a esa altura se unen los cuatro extremos de cada listón por otros listones metálicos formando un paralelepípedo rectangular sin paredes, del que es posible entrar y salir. Esos listones delimitan un espacio que semeja una jaula en el centro de la sala. Sobre el suelo blanco, una pequeña mesa de ping pong en la que juegan dos personas, los actores Luis Sorolla y Jorge Tesone, que en la obra serán llamados Luis y George, respectivamente. También hay dos pequeños escritorios con sendos ordenadores, y sentados ante los ordenadores, y a veces moviéndose, están Esther Sanz y Marina Fantini, Esther y Maru en la función. Durante la entrada de público los cuatro se mueven, miran a los espectadores, hacen un ligero saludo con la cabeza a los que conocen, les recuerdan que se pueden mover alrededor si lo desean… Se cierran las puertas y comienza la función de la versión española de esta obra escrita y dirigida por Brai Kobla, que ya se había estrenado en Argentina en 2016.

El largo título, Oveja perdida ven sobre mis hombros que hoy no sólo tu pastor soy sino tu pasto también, proviene de una redondilla con la que da comienzo un poema de Góngora, y ya nos plantea un primer enigma de una larga serie (pero a lo mejor no hay que intentar descifrar todos los enigmas, sino dejarse llevar). Los cuatro intérpretes comienzan a hablar entre ellos, a veces en una conversación uno de los personajes se intercambia con otro y la conversación continúa, así se van sucediendo o incluso solapando las conversaciones, los temas, las quejas, los comentarios sobre las redes sociales… Todo se solapa, todos los intérpretes hacen todo a la vez, tratan de abarcarlo todo… En ocasiones hablan de asuntos privados, en otras de cuestiones laborales. A veces repiten alguna frase, otras veces son dos las personas que al mismo tiempo responden a otra. Y cuando ya hemos asistido a unos quince minutos de espectáculo, da comienzo todo de nuevo y se repite la escena de quince minutos que ya hemos visto, pero con ligeras variaciones. Esta repetición quizá nos quiere mostrar la realidad del mundo laboral, en la que cada día de trabajo se parece al anterior con mínimos cambios. Más adelante lo que se repite son breves parlamentos o breves diálogos, y no una escena de esa longitud.

Escuchando la conversación tampoco nos queda claro dónde trabajan, a veces parece que son oficinistas y están en el mismo edificio, otras pensamos que teletrabajan y solo se comunican por ordenador y teléfono móvil, otras veces hablan como si fueran reponedores de supermercado… Y otras veces parece que trabajan en todos los sitios al mismo tiempo. Pero lo que sí atisbamos es que no todo es fácil en el trabajo, y también vemos cómo tratan de mantener conversaciones de tipo más personal que a veces no llegan a ningún sitio. También pareciera que su rebelión a punto de ocurrir tuviera que ver con la incomunicación en el trabajo, con el mundo virtual, con la angustia de intentar llegar a todo y no poder, con la cada vez más precaria situación laboral, con la vida frenética que llevan en el trabajo, con la ansiedad que les producen las redes sociales…

Como colofón asistimos a una protesta laboral grabada con el móvil y proyectada en la pared, en inglés y en español, mientras el que lleva la voz cantante de la protesta, Jorge Tesone, se termina quedando solo, pues sus otros tres compañeros abandonan el dispositivo, cruzan la línea y salen del paralelepípedo. Finalmente, él también abandona, deja de protestar, quizá se vuelve dócil; la sociedad, la alienación laboral y el poder de las redes sociales le domestican, sale del dispositivo y queda como los espectadores, mirando lo que sucede dentro de la jaula. Los cuatro intérpretes quedan en el espacio de los espectadores, de los observadores, de los que lo único que pueden hacer es moverse alrededor como moscas, para cambiar el punto de vista; quedan convertidos en dóciles ovejas.

Esta propuesta de Chamán Producciones, compañía liderada por Jorge Tesone, habla de la precariedad laboral, del teletrabajo, de las grandes empresas que absorben la vida de sus trabajadores, de las redes sociales, de la relación entre tecnología, vida social y vida personal, de dónde acaba la vida social y personal de cada uno y donde empieza la vida laboral, de si cruzar o no cruzar ese límite, de la alienación laboral…

Al público se le da la opción de pasear alrededor del dispositivo para cambiar el punto de vista, tal vez para poder ver todo, para abarcar más y más, como los personajes. Por tanto, los espectadores han de estar en pie o caminando, aunque no todos son partidarios de hacerlo, pues entra en juego el cansancio, el calor del mes de julio y la incomodidad, y en el pase que vimos, muchos acabaron sentados en el suelo de la sala alrededor del dispositivo. Aún así, de esta disposición espacial es interesante ver las reacciones de los demás, ver cómo se mueven, quién se sienta, cuándo se ríen…

En conclusión, la propuesta que se ha podido ver en el festival Essencia de la Cuarta Pared, Oveja perdida… es una obra en la que funciona más la sugerencia y la insinuación, que el intentar entender una trama clara; el que entre buscando una trama, se verá desoladamente perdido en los recovecos del tiempo y tal vez sentado en el suelo esperando que llegue el final de los 50 minutos anunciados en la web. Es una propuesta muy pendiente de la forma, la forma en que se cuenta y la forma en que el espectador asiste al espectáculo. Es una experiencia para vivirla y recorrerla, rodearla e intentar abarcarla.

@nico_guau

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