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Sociedad del espectáculoCabaret de las ideasEcocidios. Un poema envenenado

Ecocidios. Un poema envenenado

En el año 1991 compré un refugio de piedra seca en el campo de La Mancha (en Tomelloso se conoce este tipo de construcción como “bombo”). Por aquellos años yo vivía en Nueva York y era un enamorado de la vida urbana, pero sabía que tarde o temprano volvería a mi tierra natal. El entorno del bombo era una maravilla llena de vida: viñedos, melonares, campos de cereales, almendros y encinas, perdices y toda clase de aves, conejos, liebres, zorros, lirones, erizos, topos, culebras, lagartos, salamandras, ratones de campo, hormigas, luciérnagas, mariposas, moscas y mosquitos, avispas, abejas, mantis religiosas, escarabajos, grillos, saltamontes y las preciosas mariquitas. Tres décadas después, buena parte de esta fauna ha desaparecido o está en vías de extinción. Los almendros están siendo talados o quemados y el campo en general se está llenando de todo tipo de basura no orgánica.

Un caso muy llamativo ha sido el exterminio de las mariquitas. Si uno busca en internet por qué están desapareciendo las mariquitas, esta es la respuesta: “La causa principal de la desaparición de estas especies ha sido una vez más el hombre. Desde la Asociación Española de Entomología aseguran que la urbanización, las especies invasoras, LOS PESTICIDAS y la contaminación han ido exterminando estas especies…”. Los pesticidas que se usan en mi entorno son los responsables de la extinción de las mariquitas.

La raza humana se suicida a diario voluntariamente de muchas maneras, pero en el caso de los insectos se trata de un suicidio involuntario y colectivo que, en buena parte, se debe a los productos químicos que se usan en la agricultura (que luego repercuten en nuestra salud a través de la cadena alimentaria y del medioambiente), de ahí el título de esta publicación, ECOSUICIDIOS, porque al exterminar algunas especies de insectos estamos suicidándonos nosotros mismos.

Partiendo, pues, de mi experiencia personal en el entorno rural de La Mancha, he ido recogiendo los sacos vacíos de esos productos químicos para crear algunos collages. Por otro lado, mi relación con los agricultores ha sido siempre muy edificante y cordial (salvo algunos incidentes sin importancia). A la vez que veía cómo lentamente desaparecían algunos insectos, desde los años 90 del siglo pasado fotografiaba las duras tareas de estos agricultores que conocía personalmente.

Esta publicación no es, pues, ningún tipo de denuncia panfletaria, todo lo contrario, creo que las tareas del campo, realizadas de una forma responsable, son cada vez más necesarias para que podamos sobrevivir como especie, pero  no está mal constatar que se ha pasado de una forma natural de intervenir en los diversos cultivos a una manera artificial, química, y que este cambio está teniendo efectos beneficiosos para la humanidad, pero a veces también desastrosos para la fauna, la flora y para nuestra salud y la de los propios agricultores y agricultoras.

Los insectos de todo el mundo están camino de la extinción y amenazan con generar un “colapso catastrófico de los ecosistemas”, según el primer análisis científico global. Las principales conclusiones arrojan que más del 40% de especies diferentes están disminuyendo en número y un tercio de ellas están en peligro de extinción: la velocidad a la que están desapareciendo es ocho veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles. Según los datos más precisos que han podido obtenerse, se produce un descenso del 2,5% anual en la cantidad total de insectos, una cifra que sugiere que podrían desaparecer por completo en un siglo.

 

Las imágenes cortesía de la Galería Rocío Santacruz, Barcelona, 2023.

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