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Sociedad del espectáculoArteQuién empuña la espada en un enigmático retrato de Goya

Quién empuña la espada en un enigmático retrato de Goya

Hay un cuadro de Goya, Hombre con un sable de esgrima, también conocido como Hombre con espada, en el Meadows Museum Southern Methodist University de Dallas (Estados Unidos), que retrata a un personaje cuya identidad no ha sido determinada, y que muy bien podría tratarse de Juan de Villanueva, arquitecto y amigo del pintor aragonés. Se han planteado varias propuestas, que exponemos a continuación, con la conclusión que nos lleva a señalar al arquitecto madrileño como el personaje representado en este enigmático retrato que ha inquietado a los investigadores.

La Fundación Goya de Aragón da a este lienzo una cronología de 1775/1779, es decir, la época en la que Goya está en Madrid como pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, donde inicia una brillante carrera que culminará en 1799 cuando es elegido Pintor de Cámara del Rey. Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza 1746 – Burdeos, 1828) había llegado a la capital de la mano de su cuñado Francisco Bayeu, prestigiado pintor de cámara que le introdujo en la Corte. Allí coincide con Juan de Villanueva (Madrid, 1729 – Madrid 1811), arquitecto del Rey y más tarde, a partir de 1780, compañero en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ambos tienen por esos años un punto en común: habían merecido el reconocimiento del secretario de Estado y Despacho don José Moñino, conde de Floridablanca, que va a influir de forma importante en sus respectivas carreras.

Floridablanca había accedido a la Secretaría de Estado en 1777 tras la caída de Grimaldi, el último ministro italiano en la corte de Carlos III, debilitando la influencia de lo italiano en Madrid. El año 1783 va a suponer un punto de inflexión en la valoración de la obra de Goya. Por un lado, recibe el encargo de retratar a la familia del infante don Luis de Borbón, hermano menor de Carlos III y para ello, en verano, viaja y reside en el Palacio de la Mosquera que ha construido el infante en la paradisíaca villa de Arenas de San Pedro (Ávila), a los pies del macizo de Gredos, donde don Luis se instala después de su destierro de la Corte. Sabemos de su estancia y del aprecio que muestran por el pintor el infante y su familia, gracias a las cartas que el artista envía a su amigo del alma Martín Zapater.

Goya volverá el verano siguiente, cuando plasma la minicorte que ha formado el infante en el palacio abulense, realizando su primera gran obra, La familia del Infante don Luis de Borbón (que se conserva en la Fundación Magnani-Rocca de Parma, Italia), donde junto a la familia del infante reúne a distintas personas al servicio de la casa, tal vez el mismo Boccherini, entre las que se incluye el propio autor, probablemente emulando a su admirado Velázquez. Asimismo, hará, por encargo de la infanta, doña Teresa de Vallabriga, el retrato de arquitecto Ventura Rodríguez, que había intervenido en el proyecto del Palacio de Arenas y que años antes había construido el singular palacio del Infante en Boadilla del Monte, en 1765.

De un tiempo ligeramente anterior a la etapa de Arenas es también el retrato con el que hemos comenzado estas líneas: un busto de caballero de perfil que mira al espectador y que porta en su mano derecha una espada o florete de esgrima; va vestido con casaca oscura y destaca la camisa con chorrera de encaje blanco. Este cuadro, de un personaje no identificado, se conserva en la selecta colección del Meadows Museum, desde 1967. Hay que señalar que este desconocido se ha considerado con acierto por W. Jordan y J. Gudiol la misma persona que está detrás de Floridablanca en la pintura que realizó Goya del ministro en 1783. Este es el lienzo al que alude en sus cartas a su amigo Martín Zapater, obra que supuso para el pintor ascender a la más alta esfera de la escena social. Es para Goya un encargo especialísimo que comunica entusiasmado a Zapater, en una carta de fecha 22 de enero de 1783:

 

“Aunque me a encargado el Conde Florida Blanca que no diga nada, lo sabe mi muger y quiero que tu lo sepas solo y es que le he de hacer su retrato cosa que me puede baler mucho, a este señor le debo tanto, que esta tarde me he estado con su Señoría dos oras despues que a comido, que a benido a comer a Madrid.

Esto no pienses que ni me he acordado en solicitarlo. Te diré a su tiempo lo que aya. No lo digas”.

El conde de Floridablanca con otro personaje detrás (detalle)
Retrato del conde de Floridablanca, Banco de España

 

En el cuadro, de la colección del Banco de España en Madrid, aparece como figura central y destacada la del ministro, que mira al espectador; a su derecha emerge la silueta de perfil de Goya para mostrarle un boceto y, detrás, figura el desconocido personaje que lleva en su mano un compás. Unos lo han interpretado como secretario ministerial, otros como Sabatini o como Julián Sánchez Bort. En la parte superior de la escena campea una imagen en la pared con la efigie del rey Carlos III. Es importante reseñar que el desconocido porta en su mano un compás áureo, como el que incluye el retrato que Goya hará a Villanueva con uniforme de académico, unos veinte años después.

El acompañante de Floridablanca muestra un claro parecido al caballero representado en Hombre con espada del museo de Dallas y se puede deducir que se trata de un personaje muy próximo al ministro, con el que debe de haber una fuerte relación como para asistir a la presentación en privado de un borrón o prueba en su despacho de trabajo.

Por estos años, el arquitecto Juan de Villanueva, después de culminar una importante etapa de formación, había realizado en El Escorial las casitas del Príncipe y del Infante y recibirá en 1785 el encargo de cerrar el frente norte de la lonja con la construcción de la tercera Casa de Oficios para el conde de Floridablanca y acomodar, más adelante, la reforma del palacio de los Borbones, con la implantación de un mejor acceso y una nueva escalera.

La vinculación entre el ministro y Villanueva debía de ser muy estrecha. Esto se confirma por el encargo, un año después, del proyecto del Gabinete de Historia Natural –luego Museo del Prado– cuyo primer proyecto firma Villanueva el 30 de mayo de 1785.  La relación por tanto de Villanueva con Floridablanca es la más importante en ese momento con cualquier otro arquitecto o ingeniero de la Corte. Además, el ministro había relevado a Sabatini de las obras del Real Jardín Botánico después de hacer este la Puerta de Poniente y el cerramiento de este flanco. Villanueva trazará los nuevos parterres del Botánico con sus pilones o fontines, la Puerta Norte y el conocido como Pabellón de Invernáculos.

Con Goya, asimismo, la relación de Villanueva debe de ser directa, el pintor realiza los cartones que pasados a tapiz decorarán las salas en los palacios del Rey y del Príncipe, las casitas de El Escorial y del Pardo que él ha proyectado; relación que se mantendrá cuando los giros de la política aparten a Floridablanca de su cargo de secretario de Estado. Pasadas dos décadas, en 1800-1805, Villanueva es retratado por Goya, compañero en la Academia, sentado, vistiendo el uniforme oficial de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), casaca azul oscura y chaleco rojo, con la mirada atenta y la boca entreabierta; sobre la mesa en que se apoya, hay pliegos dibujados y un compás áureo. El retrato está en la colección de la RABASF.

Juan de Villanueva

En el gesto amable del arquitecto puede advertirse un punto de frustración, el estado de desánimo que evidencia su Memoria del Museo del Prado, escrita en 1796 por un desencantado Juan de Villanueva, once años después de haber sido aprobado el proyecto e iniciadas las obras; documento único y excepcional donde evoca con intensa emoción la relación con Floridablanca, cuando este ya ha sido depuesto de su cargo en la remodelación llevada a cabo por Carlos IV, en 1792. Esta Memoria es un documento de profunda reflexión y nostalgia, donde Villanueva muestra con humildad el proceso de selección del proyecto, después de rememorar el recuerdo de Floridablanca:

 

“Seria enfadoso, molesto, y no sin nota, referir la variedad de pensamientos y reformas que ocuparon la acalorada escasa imaginación mia, que reduge al desprecio,/ para fijarme en dos unicos Proyectos que presenta el Ministro Protector del Edificio, quien eligiendo el mas moderado lo presentó á la vista del inmortal Carlos 3º…”  .

 

En párrafo anterior, escribe este singular reconocimiento:

 

“…el animoso espíritu de un desgraciado Ministro concibió la idea grandiosa de fabricar y reunir en un Edificio no tan solo los objetos qe ya quedan indicados, sino tambien un copioso Gavinete de Historia Natural, y una Librería de Ciencias exactas…. para el cumplimiento íntegro de la grandiosa Idea que dejo indicado habia ocupado la imaginación del Ministro, que debo llamar mi Mecenas.»

 

Se ha sugerido que el enigmático personaje podría ser Francisco Sabatini, quien continuó siendo arquitecto del rey hasta su muerte en Madrid en 1797. En los años del retrato detrás de Floridablanca era maestro mayor de las Obras Reales, teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros, caballero de la Orden de Santiago y gentilhombre de Cámara; no cabe pensar, por tanto, que fuese pintado sin el uniforme de ninguno de sus distinguidos cargos, ni puede pensarse que acompañase al ministro que le había apartado de la obra del Jardín Botánico y que no le confiará el importante proyecto del Gabinete de Historia Natural.

También se ha pensado que fuera Julián Sánchez Bort (1727-1785), destacado ingeniero hidráulico y arquitecto; llegó a capitán de navío de la Real Armada. Su actividad comienza en Ferrol, donde está en 1754 participando en la construcción de su base naval y donde realiza en 1763 las obras de la iglesia de San Julián, continuando allí hasta 1771; después, lleva a cabo la reforma de la acequia Imperial que culmina con la construcción del Canal Imperial de Aragón, vinculado al Conde de Aranda y finalizado por Floridablanca en 1790. Luego pasa a Cartagena, de allí a San Sebastián, vuelve a Ferrol y en 1777 a Cádiz, al que será su último destino, director del Arsenal, con la condición de capitán de navío y donde muere en 1785.

No hay constancia de vinculación particular de Sánchez Bort con Floridablanca, por lo que no parece lógico que figure a su lado en 1783, cuando ya reside en Cádiz, a pesar de que alrededor de la mesa de trabajo se apoyan los planos del Canal Imperial de Aragón. Tampoco se sabe de amistad con Goya, ni siquiera que lo conociera en los tiempos iniciales del pintor en Madrid, como para retratarle sin nombre en la obra que la posteridad titulará Hombre con espada, cuyo protagonista no viste la casaca de capitán de fragata que le correspondía a Sánchez Bort por su cargo cuando Goya pintó este cuadro.

Por tanto, la relación que enlaza a Goya, Floridablanca y Villanueva es la más importante y prolongada, decisiva y entrañable que existe entre los posibles personajes representados en las tres obras de Goya consideradas en estas líneas: el retrato de su amigo Juan de Villanueva de la Academia y los dos que pintó de un hombre que se le parece. De ahí que se pueda considerar como más que probable que sea este arquitecto el acompañante del ministro Floridablanca en 1783 y que sea también el anónimo personaje que empuña una espada unos años antes, en el retrato del Museo Meadows de Dallas.

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