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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 47 / 2023

De mi Diario : Semana 47 / 2023


Rodenkirchen, 19.11.

Encontré una peli de 1968 y que no conocía, Prudence and the Pill [Prudencia, Prudencia en español], y me he divertido muchísimo con ella. Para empezar, los títulos de crédito iniciales han aprendido bien la lección de Henry Mancini en La Pantera Rosa y son despiporrantes. Por cierto que ambas pelis tienen algo más en común, y es la presencia de David Niven. Quiero verla otra vez, pero ahora la versión original. Seguro que me reiré todavía más, y la risa es buena medicina, hasta quizá sea la mejor.

Nos reunimos con Angie en el Steep’s, esta vez con Tom, por fin. Angie está de vuelta de unas vacaciones que ha pasado con Bea en Bolonia y nos cuenta y no para de contar acerca de esa ciudad que la ha enamorado. Mientras tanto no deja de hincarle el diente a un Flammkuchen («la pizza alsaciana», le digo y se ríe) y Diny a su filete empanado à la vienesa y yo a mi salchicha al curry con pommes, los tres con mucho apetito. Pienso en lo curioso que es lo de tener bastante más contacto con nuestra ex nuera, a quien queremos como una hija propia, que con  nuestro hijo, que se separó de ella para unirse a Pia.

Después de leer en mi Diario de hace un par de semanas, Juan Carlos me escribe desde sus Asturias: «Tu comentario sobre las cuchillas de afeitar Gillete me lleva a comentarte que Gillete tuvo una fábrica en Sevilla. No sé si esa fábrica surgió de la antigua fábrica de cuchillas de afeitar Sevillana. Lo cierto es que Gillete tuvo una excelente ayuda económica de la Junta de Andalucía para instalarse allí. Al cabo de unos años, y con buenos beneficios económicos, Gillete se largó de Andalucía. Desde entonces no compré esas maquinillas. Me pasé a BIC. Son mejores y no me causan desazón y rabia». Yo, sin necesidad de conocer esta historia, ya le retiré mi confianza a Gilette en vista de su deplorable calidad actual. ¡Y pensar que en el Río de la Plata a todas las cuchillas de afeitar las llaman “yilet” porque era la marca por antonomasia! Sic transit…

Rodenkirchen, 20.11.

Vino Montse para echarme una mano en la cuestión de mi seguro de asistencia social (se llevó toda la documentación en mi poder sobre el tema, se la tenía ya preparada desde ayer). Luego sacó a pasear a Diny en una silla de ruedas, y a las 12 nos encontramos en el Bistro Verde, donde Petra me anunció que tenían una ración del rebujo de pescado que comí el sábado, y no la habían incluido en el menú del día por si me apeteciera repetir, y me apeteció, mientras que Diny optó por algo que no consigo recordar y Montse encargó un risotto con albahaca que tenía muy buena pinta. Regresaron antes que yo al Maternus porque a la 1:45 pm Diny tenía una cita con su ergoterapeuta, la joven y dulce Frau Lindemann. ¡Ah, si tuviera uno 40 años menos y fuese tan adúltero como lo era!

Escribí mi columna para EE de este viernes 24, cuando se cumple un año de la muerte de Hans Magnus Enzensberger. La cerré con cuatro versos del final de la balada que le dedicó al Che Guevara en su poemario Mausoleo: «No hace tanto tiempo, y ya olvidado. Sólo los historiadores /anidan como polillas en el paño de su uniforme. /Agujeros en la guerra popular. Por lo demás, en la metrópoli /sólo habla de él todavía una boutique, que le afanó su nombre». Mi compadre José María, a quien le mando una copia, me los comenta así: «Sus versos hechos con lo que quedó del legado de «el Che» muestran la capacidad lírica del señor Enzensberger. Más verídico, sintético y poético, ¡imposible!» Coincido 100% con mi compadre.

Rodenkirchen, 21.11.

Un par de amistades mexicanas se han hecho eco de la atención que dedico a su país, asegurando que es el más cortés del mundo, y me preguntaron que si lo digo con ironía. Les contesté que no, que incluso fue un amigo chilango quien me llamó la atención al respecto. Por otra parte, encuentro rastros de esa cortesía hasta en los lugares más inesperados. Por ejemplo, en el doblaje mexicano de la  Sabrina buena, la de Sydney Pollack, hay frases que brillan por su ausencia en el guion original y responden a ese concepto mexicano de la cortesía. Pondré sólo un ejemplo: Sabrina y Linus Larrabee suben al jet de la familia Larrabee que los llevará a Martha´s Vineyard, y al entrar en el avión ni siquiera saludan con una muda inclinación de cabeza a la azafata, quien les corresponde con una sonrisa asimismo muda. No así en la versión mexicana, donde a cada uno de ellos les dedica un «Buenos días». ¡Y es que no puede ser que las azafatas saluden mudas a los pasajeros! ¡Por Dios!, como decía Álvaro en estos casos.

Hoy en La Modicana sin la habitual polémica con Diny porque no me puede acompañar. Ulli pidió ravioles con trufa, Carlitos unas orejitas (supongo que esa es la traducción de orechiette) con setas del bosque y yo me vi enfrentado al mismo dilema de la semana pasada, o bien sopa de pescado o bien espaguetis con camarones y salmón esta vez, así es que, salomónicamente, esta vez le di la prioridad a la sopa y no puedo decir sino que no me arrepentí para nada de ello. Mientras esperábamos el condumio les hablé de Prudencia, Prudencia, y Ulli se interesó por los títulos de créditos à La Pantera Rosa, le mandé el enlace ad hoc al llegar aquí, al Maternus. También la grabación del coro de bohemios en la zarzuela de Vives con ese título, y es para mi gusto el mejor coro del género, aparte de lo mucho que está ligado a algunos viejos episodios de mi familia. Cada vez que lo oigo me exalto y lo paladeo como un buen orujo de yerbas.

Rodenkirchen, 22.11.

Anoche vi la versión original de Prudence and the Pill y me descacharré de risa, los ingleses son imbatibles en este género de comedias. Fantástico, por ejemplo, cuando Geraldine descubre en el Hipódromo a su tío y padrino Gerald (David Niven), quien está en compañía de su segundo frente (Irina Demick). Geraldine logra llegar al lugar en que se encuentran y después de besar ruidosamente a su padrino se queda mirando curiosa a la belleza que le acompaña, y el padrino reacciona diciéndole: «Geraldine, esta es la señora Brett, mi amante», lo cual es acogido con júbilo por su ahijada. Más Inglaterra no despachan en tienda alguna donde se vendan naciones.

Hoy ha sido un día muy tranquilo en todos los frentes, hasta el meteorológico, aunque con frío hemos tenido un sol muy presente y risueño. Fuimos a almorzar a Steep’s, donde Diny pensaba tomar sólo una sopa, pero la convencí para que tomase el menú del día, que consistía en un tazón de sopa de legumbres y unos espaguetis con tiras de pollo asado. Lo devoró todo. Yo asimismo devoré mis tres Reibekuchen, dejando el salmón ahumado para rematar la faena. Al verlo, Tom me preguntó si quería uno o dos Reibekuchen más y se lo agradecí, pero «Vea, Tom, siempre lo hago así, el plato principal son los Reibekuchen, y el postre, ah, el postre es el salmón ahumado». Tom me dedicó una mirada equivalente al «¡Cráneo privilegiado!» con que concluye Luces de bohemia.

Gracias a HuelvaRed, que Vicente me envía a diario con paciencia franciscana, me entero de que el ayuntamiento de la ciudad y la diputación provincial se han puesto de acuerdo para salvar la vieja estación de ferrocarril en la avenida de Italia, la estación de Sevilla, construida en 1880 y arquetípica del estilo llamado neomudéjar, bellísimo. En ella, o mejor dicho, en su librería, he perdido horas y horas repasando los libros expuestos, leyendo aquí y allá, y terminando por comprar alguno de ellos, para que el buen librero me dejase fisgonear todo lo que me diese la gana. En una de las viejas publicaciones de Novelas y Cuentos, en formato cuadernos y que incluían en el centro cuatro páginas con una cierta miscelánea de textos breves, poemas, chismografía literaria, leí por primera vez esa maravilla prodigiosa que es “El artista”, un cuento de Oscar Wilde, así como una traducción a nuestro idioma del poema “If”, de Rudyard Kipling, de la que recuerdo lo mucho que me emocionó. Como me emociona ahora que se vaya a salvar el escenario de tantos descubrimientos literarios de mi juventud.

Rodenkirchen, 23.11.

Vamos por segundo día consecutivo a almorzar en Steep’s, esta vez con MHU. Nos cuenta toda la historia de la denegación de su ex esposa a que él pudiera hacerse cargo del hijo ciertos días a la semana, y a qué se debía esa decisión de su ex.  Conozco el paño por las vicisitudes que tuvo y no sé si sigue teniendo B con sus dos hijos, de manera que entendemos muy bien (Diny sigue muy atenta la explicación de M.) el sufrimiento de nuestro amigo, pero al mismo tiempo admiramos cómo se defendió de la arbitrariedad de su ex y terminó ganando el pleito ante el tribunal que decide en estos casos, y que trabaja rápido y expeditivo, y sin apelación posible, al contrario de lo que sucede con los tribunales ordinarios. Loada sea la legislación alemana en la materia, le digo mientras damos buena cuenta de nuestras raciones de mejillones, los suyos à la renana (cocidos con vino blanco), los míos à la provenzal, en caldo de pescado; y Diny, por su parte, de su Flammkuchen clásico. Quedamos al despedirnos en que no podemos dejar pasar tanto tiempo antes de reencontrarnos. Le debo mucho a M., nunca sabré cómo agradecérselo.

Estuve releyendo el poema “If”, de Rudyard Kipling (o por mejor decir, su versión a nuestro idioma) y he ido interiorizando más y más su contenido, sobre todo en algunos versos, por razones que atañen de manera traslaticia a las condiciones en que en estos momentos se desenvuelve mi vida. No es extraño que me reconozca en ellos:

«Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar del mismo modo a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para rehacerlo con herramientas maltrechas.
Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo envite ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: «Resiste!»»

Se podrá decir lo que se quiera acerca de la ideología de Kipling y su británico imperialismo, pero este poema es de una belleza y una hondura que sólo alcanza a expresar alguien en quien late una chispa desprendida del fuego que Prometeo le arrebató a los dioses.

Rodenkirchen, 24.11.

Hemos almorzado como todos los sábados en el chino, esta vez en compañía de Oskar, quien nos preguntó cuánto tiempo hace que no vemos a Henri, y ante las respuestas que le dimos se comprometió a venir la semana próxima a almorzar con nosotros y trayendo a Henri. Veremos, como dizque dijo Homero plagjando a Borges. Por su parte Diny despachó una sopa pekinesa y un rollo de primavera (según llaman a las lumpias en estos arrabales), Oskar un plato de pollo asado y yo mi menú 19 del mediodía, sopa pekinesa y pescaíto frito. Le explico a Oskar que lo fríen como en Huelva y toma nota para la próxima vez.

Mi compadre José María, desde su beatus ille a orillas del Cauca, me escribió el lunes: «Pienso que ahora sí se llevó el diablo a los argentinos con esa tan «sabia» elección que hicieron de su presidente. Campea el oscurantismo por toda Latinoamérica, maese. // Espero que tu salud y tu ánimo sigan en franca recuperación y que el pequeño «soponcio» que te llevó al borde de la cama, sólo sea eso, un pequeño traspiés sin consecuencias». Le contesto recién hoy: «Lo de la Argentina no tiene nombre. Pero fíjate que muchas amistades mìas han votado por ese mamarracho, sólo por la bronca que le tienen al peronismo cleptómano, que ha dejado vacías las arcas de la Hacienda del país. // Y sí, espero que lo del soponcio no haya sido el 1er aviso, como en las corridas, antes de devolver el toro a los corrales, que en este caso sería al valle de Josafat».

Acabo de dar buena cuenta de un quesito azul de Baviera que compré el lunes y del que he ido comiendo unas lonchitas cada día. Adoro los quesos azules, y acá en Alemania creo que los más deliciosos son los bávaros, todavía artesanales. Es curioso que siendo tan “queseros” Diny y yo, nuestros hijos y hasta creo que nuestros nietos sean reacios a comerlos. Cuando les pregunto, entonces, que si las pizzas las comen a palo seco, se salen por la tangente con excusas absurdas y que me avergüenza reproducir. «Y es que la Humanidad es un arcano / como acertó a decir Juana la Loca», según Jardiel Poncela, en la versión revisada que incluyó en Para leer mientras sube el ascensor, un libro más bueno que el pan. Con queso.

Rodenkirchen, 25.11.

Fuimos como todos los sábados a almorzar en el Bistro Verde y, como casi todos ellos, con Paul. Al marcharse le entregué un sobre sellado con la orden expresa de no abrirlo hasta que él y Antonia lleguen a Ámsterdam el dia 9. En el sobre les incluyo 150 $US para que cenen a gusto en d’Vijff Vlieghen, ya que les desperté las ganas de ir a comer al restaurante más viejo de la ciudad. Pero antes de que hoy se fuera llegó su amigo Jacob, a quien le une una relación de amistad muy fuerte, y que vivió hasta hace poco en Chile, de donde se trajo la compañía de Talia, chilena no santiagueña ni citadina con quien he conversado mucho y muy sabroso. Ella está muy interesada en la conservación de plantas cuyas especies se extinguen, y al parecer en la Uni de Köln se estudia el tema. Hemos tenido una sobremesa larga, aderezada con copas de Chardonnay, un plato del Kaiserschmarren que tanto le gusta a Paul, y a Talia al final se le antojó un postre, de manera que le recomendé bayas del bosque con helado de vainilla, y ahí metieron sus cucharas Jacob y Paul. Summa summarum, la pareja me ha hecho una muy buena impresión y espero que pronto podamos volver a vernos. Lo deseo de la manera más egoista del mundo, porque todos mis contactos con gente joven me han abierto nuevos horizontes, me han hecho ver ciertas cosas con una óptica distinta a la que fatalmente posee un viejo achacoso como yo. Y como reza el capricho de Goya cuyo título era el lema de mi tan admirado Aldous Huxley: «Aún aprendo».

*******************THE END******************

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