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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 19 / 2024

De mi Diario : Semana 19 / 2024


Rodenkirchen, 5.5.

Domingo de claro en claro, casi todo el día en la cama, sin apetito, sin ganas de nada. Decido llamar mañana a Sirio para que me eche un ojo antes de volar al Brasil, creo que parte el viernes. Lo que no creo que remedie es lo que me pasa, esto no lo remedia ni el tiempo con todo su poder.

Rodenkirchen, 6.5.

Intenté anoche encontrar una peli que me interesara, no encontré ninguna con la que mi alma pudiera recuperarse de un domingo tan vacío, tan poco dominical en el sentido de que si, como dice la doctrina, “es el día del Señor”, entonces el Señor también tiene días en que no está para nada.

Llamo a Sirio, pero pasa que Sirio ya se tomó libre desde la semana pasada, se fue a Italia a despedirse de sus padres. Espero que me llame para despedirse de mí, y entretanto me quedo esperando a su sustituto, quien me dice que recién me podrá visitar mañana. Paciencia y barajar.

Desayuno y a la cama. Al mediodía me levanto para tomar un yogur y regreso a la cama.Y así hasta la noche, en que sin sueño todavía me dedicaré a ver la segunda parte de la Sabrina buena, la de Sydney Pollack, nunca me canso de volverla a ver. Entretanto, a lo largo del día he recibido copiosa correspondencia condoliéndose conmigo por la desesperanza que trasunta la última entrega de mi Diario en Fronterad. Tendré que contestarla con una circular, no tengo fuerzas para contestar todos esos mails uno a uno. Mi pérdida de facultades es ya de un modo tan evidente que clama al cielo. Menos mal que tuve arrestos suficientes para pergeñar mi columna de esta semana en EE, la he dedicado a los 95 años de la entrega de los primeros Oscars en Hollywood.

Rodenkirchen, 7.5.

Vino primero Paul, quien tiene hoy el día libre, se hizo cargo de llevar mis nuevas transferencias al Banco y entregarlas personalmente, no echarlas en el buzón, entre ellas va la sexta y última cuota del pago a plazos de la factura que me pasó la odontóloga y que era bastante abultadita. Laus Deo!

Vino poco después el médico que sustituye a Sirio y es amigo suyo, por cierto que me cuenta que cuando Sirio regrese y se jubilen los dos fundadores del consultorio, él y Sirio se harán cargo del mismo. Me extrae sangre y como de lo que le he contado no puede adivinar si hay algún mal oculto en el análisis, me va a llamar mañana con los resultados y las posibilidades de tratamiento. Me ha caído bien, es joven y simpático, tiene harta empatía con el paciente. Lo que no pude es retener su nombre, creo que es un apellido doble.

No Modicana today, lo conversé ayer con Ulli y ella agradece la pausa porque su enfermedad de la piel la tiene mártir y al parecer los médicos no atinan ni en el diagnóstico ni con la terapia adecuada, yo ya le he dicho que me parece que la están tratando como a un conejillo de Indias, probando en su cuerpo todos los medicamentos del arsenal de que disponen.

Rodenkirchen, 11.5.

Resumen de los tres últimos días pasados. El miércoles 8, muy temprano en la mañana me llama el Dr. Vonoifen con malas noticias del análisis de sangre, me he quedado prácticamente sin sodio en la sangre, lo que es algo lebensbedrohlich [=una amenaza de muerte], me dice que vaya a hospitalizarme. Después de tragarme ese sapo (sin anestesia), le digo que prefiero ir a su consultorio para que me ponga una infusión. Me dice que con toda probabilidad esa sería también su reacción y que me ponga en camino ya. Pido un taxi y llego al consultorio a las 10 am, el taxista me acompaña hasta su puerta, que no está directamente a la calle. De inmediato, el Dr. Vonoifen me conecta con dos ampolletas de plástico llenas de un líquido tan incoloro como el agua. El proceso dura dos horas, y entretanto llega Montse, a quien había avisado antes de esta eventualidad, y ella pide un taxi y venimos al Maternus. Montse no deja de aleccionarme para que beba mucho agua, seis botellines diarios, dice, como si yo fuera un secante. Ella y Diny se van luego a almorzar en el Steep’s, yo me preparo una taza de sopa de carne de pollo, después de lo cual me serví un whisky (con mucha agua) y me acuesto a dormir una cumplida siesta, que duró hasta las 8 pm. Entonces tomé un tentempié y me dispuse a ver Un asunto de amor conmemorando el día en que Terry McKay [Annette Bening] y Mike Gambril [Warren Beatty] van a reunirse en el último piso del Empire State al cabo de tres meses del flechazo mutuo que tuvieron en una isla del Pacífico, y los acompañé con tres whiskies (con mucha agua). Y a renglón seguido de la peli, me acosté a dormir.

El jueves 9.5., Día de la Ascensión, como siempre por estas fechas me acuerdo de un dicho de mi abuela Remedios: «Tres jueves hay en el año / que relumbran más que el sol, / Jueves Santo, Corpus Christi / y el día de la Ascensión». Y el día le hace honor al dicho, salió un sol espléndido, pero yo me paso el día casi todo en la cama, preso de una desgana total, avasalladora. A lo mejor (a lo peor) es por la falta de sodio en mi sangre. Me resulta ridículo que pudiera morirme por falta en mi sangre de algo al parecer tan inocuo.

Y el viernes 10.5. regreso al consultorio para una segunda infusión antes de la cual el Dr. Vonoifen me extrae sangre para un nuevo análisis. Me pregunto por qué no lo hace tras la infusión, pero me digo que él sabrá el porqué. No cometo el error de preguntárselo. A Sirio sí se lo hubiese preguntado, pero es un amigo además de mi médico. Esta vez la infusión del primer ½ litro dura casi dos horas, tengo la impresión de que se ha producido un fallo. Finalmente viene el segundo ½ litro y esta vez funciona al tiro. Me viene a buscar Paul, pide un taxi y regreso al Maternus. Por la tarde, el Dr. Vonoifen me llama para decirme los resultados del análisis y no son nada buenos, la primera infusión casi no ha hecho efecto. Me repite lo de hospitalizarme y le respondo que prefiero volver el lunes para una tercera infusión, me dice que le parece bien pero que lo decido bajo mi entera responsabilidad. Antes, hemos ido Diny, Rebeca y yo al Steep’s y hago la primera comida en serio desde hace no sé cuántos días, una ración de espárragos por la que clamaba mi apetito. Después de una siesta bastante larga me siento ante la compu y me doy cuenta de que no sé qué hacer con este Diario, veo una peli, la primera versión de Love Affair [Tú y yo], la de 1939, con la bella y gran actriz Irene Dunne y Charles Boyer. Luego me acuesto, pero no sin antes haber mandado a bodega mis tres whiskies (con mucho agua) reglamentarios.

Hoy prácticamente todo el día en la cama, con un malestar que no admite ni una sola pausa, y ahora, 8:30 pm, la redacción de las líneas que van por delante, ya que durante el resto de la semana a partir del miércoles no había escrito nada en mi Diario. Todo lo que va delante lo he reconstruido de memoria, y lo voy a enviar a Fronterad, para que sean ellos quienes lo suban a la página web, no me veo con fuerzas ni ganas para hacerlo yo. Y ahora no sé cómo ni cuándo volveré a retomar esta tarea, de momento se me acabó el fuelle. Que los dioses todos me ayuden y me amparen. Si pueden y quieren, claro está

*******************THE END*******************

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