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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 24 / 2024

De mi Diario : Semana 24 / 2024


Rodenkirchen, 9.6.

Con Chico y Vincent en el Steep‘s, adelantándonos al 21.º cumple de Vincent el martes, que ya estoy citado con Ovidio, al cabo de yo creía que casi 25 años, pero él me dice que no, que él recién se jubiló en el 2016, y desde el cierre de la redacción el 31.12.1999 tendremos que habernos visto alguna vez, aunque haya sido un encuentro casual. La verdad es que no recuerdo ninguno.

Luego  de despedirnos tras el almuerzo, Vincent acude a votar en Zollstock, en su vieja escuela. Ese es un recuerdo escolar que no tiene ni un solo niño de mi generación, y hasta puede que de la siguiente. ¿Cómo explicarle el franquismo a alguien que nació 28 años después de la muerte del inferiocre?

Rodenkirchen, 10.6., mi 85.º cumpleaños

Conversación con Herr Langenhof, del Finanzamt [=Hacienda], para que ponga una nota en mi expediente, que el adelanto trimestral sobre mis impuestos, que debería hacer hoy, ya lo intenté el viernes pero no pudo ser porque en el Banco están de obras y cerrado hasta el jueves 13, de modo que sólo el 14 podré hacer la transferencia. Herr Langenhof dice que lo hará constar pero no me promete que no me llegue un recargo por el retraso de una semana, que eso depende de la Caja de la delegación y no de él. El Padre Estado es el mayor hijueputa de que se tiene noticia.

Vamos a almorzar con Rebeca en el BV para celebrar mi 85.º cumpleaños, sin pena ni gloria. Esos 85 años transcurridos, en especial los tres últimos, me pesan  como fierro sobre los hombros. Y si intento sacudirme el peso mentalmente pues me pesan doble. Recuerdo el epigrama de Felipe: «Los años pasan / Los años  pesan / Los años pisan / Los años posan / ¿Por qué no pusan los años?»

Le cuento a Rebeca lo de la transferencia a Hacienda y me pide que se la pase, porque tiene que ir al centro y de seguro encontrará una sucursal abierta de mi Banco y la podrá depositar todavía hoy, en fecha. Alabado sea el santísimo sacramento del altar.

Rodenkirchen, 11.5., Vincent cumple 21 años

Estuve viendo anoche al cabo de muchos años Las nieves del Kilimanjaro y me volvió a encantar el duelo que mantienen Susan Hayworth y Gregory Peck, ¡qué pareja tan pareja, en todo y por todo! Y además pude ver las escenas de la guerra civil que fueron víctimas de la torpe tijera de la censura franquista. También me volvió a convencer Ava Gardner como actriz, que lo era, además de una de las más bellas mujeres que Hollywood nos hizo conocer. Lo que pasa es que solían darle papeles de portada de revista chismográfica.Y por cierto, no escribía mal, sus memorias no las dictó sino que las escribió ella misma, una vez retirada de la vida tan azacaneada que tuvo. ¡Qué mujer!

Hoy cumple Vincent 21 años, y yo 18 sin fumar, de lo que me gustaría poder enorgullecerme y no puedo, porque no me costó ningún esfuerzo.

Con Ovidio, en el Steep’s, cuatro horas de diálogo al cabo de los años mil. Los dos hemos almorzado espárragos a palo seco y el tiempo se nos fue escurriendo entre las palabras. Rememoraciones de aquellos cinco años que trabajamos codo a codo, él como jefe de la redacción, y yo su vicario. Creo que pocas veces se ha dado en la historia de la Deutsche Welle una dupla tan consagrada a sus tareas respectivas –y no a ponernos zancadillas mutuamente –como lo fue la nuestra, con un respeto que nunca sentí antes por ninguno de los jefes que me tocaron en suerte, ni tan siquiera con el cura Roldán, por mucha mano libre que me dejase. Pero era muy taimado. Cuando estuve en Huelva con licencia militar, en julio del 61, y conociéndome como entretanto ya me conocía, me pidió que dedicase mucho tiempo a oír nuestra emisora y anotar los fallos que descubriese, para no reincidir en ellos. Así lo hice, y la reacción a mi relación objetiva y certera, documentada con días y horas de emisión, fue colectiva, de toda la redacción en pleno (¡hasta W.!), acusándome de mal compañero y quererme hacer con la jefatura de la Cope14. El resultado es que rompí con la emisora y eso, unido a la prohibición a que ya me tenía sometido la censura, fue lo que hizo que me decidiera a irme de España. Nunca me arrepentí.

Rodenkirchen, 12.6.

Anoche otro reencuentro con el pasado: The Barefoot Contessa [La condesa descalza], esta vez la pareja de una Ava Gardner esplendorosa fue nada menos que Humphrey Bogart, y ella, a pesar del maltrato a que la sometió Bogey, dio la talla. Me encantó volverla a ver (6,9 según la clasificación de imdb.com) aunque tenía el vago recuerdo de haber visto antes a Ava en una peli bailando flamenco, pero desde luego no es esta.

Almorzamos con Sirio en el BV. Ha tenido que acortar a cuatro sus planeadas siete semanas en el Brasil y no debiera decir que me alegro, pero sí lo hago. Le pegamos un repaso a su estadía en Brasil (en el Nordeste y la Amazonía), y a  lo que le espera a partir de octubre, cuando reanude su actividad laboral cerquita de Colonia, en Frechen. Le cité los dos versos que recuerdo de Eloy Vaquero, con la mención expresa de que lo hacía en su honor; son los que dicen que «Cuando se encuentra un amigo, / es que Dios hace un regalo».

Por la noche cené uno de los panqueques con dulce de leche que me dejó Bärbel a mediodía del lunes en “nuestra” mesa del BV como regalo de cumpleaños. Qué exquisito ¡y cuántos recuerdos de Baires y de nuestras largas meriendas con Malala después de la siesta! Salíamos  a un promedio de un frasco por tarde.

Rodenkirchen, 15.6.

No he escrito nada desde el miércoles 12, sólo he hecho anotaciones para luego ampliarlas si fuera el caso, lo que no ha sido. Por ejemplo para el miércoles me anoté que la noche anterior vi de nuevo una de mis pelis favoritas, Chacal, de Fred Zinnemann, y que a mediodía almorzamos en el Steep’s. El jueves 14, que iba a ir a almorzar al Bistro Verde con Angie, Vincent y los Scholz, quienes ya habían oído tanto ese nombre que tenían curiosidad por conocer el lugar, pasó que hubo un malentendido y Angie no iba a ir. Yo tampoco pude, estaba en la cama con un feroz ataque combinado de abulia y meteorismo, ni modo de salir de casa: Vincent vino a buscar a la abuela, y después del almuerzo, cocina que les gustó mucho, pasaron a saludarme. Admiraron el tan extenso jardín del Maternus desde nuestro balcón, me desearon una pronta mejoría, y se fueron de vuelta a Franconia, de donde sólo vinieron para la mayoría de edad de Vincent. Y hoy me sentía ya tan repuesto de los criminales ataques de mi cuerpo, ayer, que acudí al tradicional almuerzo de los sábados en el BV, esta vez con Rebeca y Montse, además de Paul. Rebeca vuela el martes de vacaciones a Grecia, a una isla chiquita del Adriático donde vive una gran amiga suya casada con un griego. Y Antonia y Paul vuelan el jueves a Málaga, alquilarán un auto en el aeropuerto y se irán a Cádiz, van a pasar unas tres semanas en un pueblito serrano donde alquilaron una casa al borde de un bosque.

Como Paul siempre tiene un huequto en su estómago le regalé uno de mis tres Rösti («Son una de las creaciones más perfectas de la cocina europea», me dijo) y a continuación le recomendé mucho que no dejase de ver El tercer hombre y le cité la frase de Harry Lime [Orson Welles] a Holly Martins [Joseph Cotten] en la rueda gigante de Viena: «No seas tan pesimista. Después de todo, no es tan horrible. Como dice el chico, en Italia hubo guerra, terror, derramamiento de sangre y asesinatos durante 30 años bajo los Borgia, pero produjeron a Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor fraternal, 500 años de democracia y paz, ¿y qué produjeron? El reloj de cuco». Le comenté a Paul que cuando ya vivía en Alemania y vi la peli por primera vez en alemán, añadí para mi coleto «y los Rösti». Se rio mucho Paul.

Y sí, no he escrito nada desde el miércoles 12 porque estoy seco. Estoy como un vaso recién lavado boca abajo en el fregadero de la cocina. Estoy al borde del colapso físico y hasta puede que mental. No sé si voy a seguir escribiendo este Diario. No tengo fuerzas para nada ni deseos de hacer nada que no sea tenderme en la cama y tratar de olvidar que la vida sigue. No le veo futuro alguno a mi vida que no sea otra cosa sino vegetar hasta que me llegue la hora. Ni siquiera sé si voy a seguir cumpliendo con mis compromisos de columnas y entrega de crónicas, etc. Jamás llegué a pensar que la vida me tenía destinado un final como este, que ni siquiera lo es, porque ojalá lo fuese. Ojalá lo fuese.

**********THE END**********

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