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Mientras tantoLa sirena negra (Emilia Pardo Bazán) y las limitaciones de la...

La sirena negra (Emilia Pardo Bazán) y las limitaciones de la Neurología


¡La ciencia! No soy su idólatra. De lo íntimo, la ciencia nada conoce; nada científico se conoce a sí propio…; es decir, si es sincero, trata de conocerse; como yo y tú, semejante mío. En el cerrado santuario de cada alma, la ciencia no puede penetrar. Allí donde los hechos pierden su escueta significación; allí donde las palabras no son capaces de expresar nada; allí donde todo se guarda y cela como incomunicable tesoro, allí, ¿qué papel representa el propio don Santiago y Cajal, señor de todo mi respeto, con sus neuronas?

¿Para qué afanarse tanto, don Santiago? ¿Para qué tanta pasión puesta en el miscroscopio? Tantas horas y horas y tantos dibujos bonitos de neuronas. Por lo menos tiene usted el respeto de doña Emilia, señora de importante tupé y gran envergadura.

No tuvo un buen día doña Emilia. ¿Qué querría ella que hiciera Don Santiago en esos lugres a los que ella lo desafía? Por otra parte, si es la psicología a lo que alude, en su tiempo ya había en Alemanía uno de los primeros intentos de ‘psicología científica,’ introspectiva todavía pero que quería ya ser como la ciencia natural.. A mi me parece que Doña Emilia confunde y mezcla lo que no debe ser confundido ni mezclado.
Me gusta más de ella aquello de cuando fue a ver torear al Guerra (al de Córdoba) y comentó que, tras brindarle el toro, tuvo el torero la gentileza (aun sin saber de neuronas) de no mancharse el blanco traje con ni una sola gota de sangre del animal, pues a ella tal cosa le desagradaba.Pudo apreciar, pues, que el torero y ella sabían de otras cosas ni incompatibles con la ciencia de Cajal ni de la misma naturaleza.

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