La Ley de Grandes Simios no Puede Seguir Esperando
La Ley 7/2023 de 28 de marzo sobre la protección de los derechos y el bienestar de los animales y que entraría en vigor a los seis meses de su publicación en septiembre de 2023, se convirtió en un hito para la defensa de los derechos de los animales en España. Es cierto que algunas propuestas que estaban incluidas en la Ley como la prohibición de los espectáculos circenses con cetáceos o que en la ley estuviera incluidos los perros de caza, fueron rechazadas por los partidos políticos. Dentro de esta ley, se incluyó la disposición adicional cuarta sobre la Ley de grandes simios que no solo daba un paso adelante en la protección animal, sino que marcaba un compromiso histórico: el gobierno español debía legislar, en un plazo tres meses, una Ley de Grandes Simios. Este mandato, aprobado tanto en el Senado como en el Congreso, recibió un amplio respaldo político, social e incluso mediático, consolidando la idea de que los grandes simios son más que seres sintientes; son individuos con capacidades cognitivas extraordinarias que comparten con nosotros rasgos fundamentales que definen la personalidad humana, según lo establecido por el bioético Joseph Fletcher.
Sin embargo, casi un año después, seguimos esperando. A pesar del apoyo político, social e internacional, la Ley continúa estancada. Este retraso no solo es un incumplimiento legal, sino una falta de compromiso ético hacia seres que merecen ser reconocidos como algo más que simples «recursos» para el ser humano. Los propios medios de comunicación no cesan de preguntar para cuándo el gobierno va a legislar la ley y el porqué se está retrasando, cuando sería un texto sencillo que no implicaría cambios en otras leyes y sin ningún coste económico, sólo el compromiso de instituciones particulares de tratar a nuestros hermanos evolutivos con respeto y sin negociar con sus vidas.
La Ley de Grandes Simios es fundamental para transformar la situación de aquellos que viven en cautiverio, muchos de los cuales sufren condiciones indignas en zoológicos. Esta ley aseguraría estándares mínimos de bienestar, respetando sus necesidades físicas, emocionales y sociales. Acabar con los programas de reproducción en cautividad que hemos solicitado para los grandes simios que no tienen ningún aval científico independiente y muchas otras propuestas En lugar de ser tratados como meras atracciones o sujetos de experimentación, los grandes simios serían reconocidos como individuos con derechos propios.
Los grandes simios cautivos u homínidos no humanos por pertenecer a nuestra propia familia según la clasificación científica, han sido explotados durante décadas en zoológicos y otros entornos donde su sufrimiento ha sido invisible para muchos. Esta ley sería una herramienta crucial para garantizar que nunca más sean tratados como objetos de entretenimiento o como simples recursos para el ser humano. Ellos merecen vivir con dignidad, y nosotros tenemos la obligación moral de garantizarlo. Además, la legislación abriría la puerta a proyectos de reubicación en santuarios donde puedan vivir en condiciones mucho más cercanas a su entorno natural, asegurando que su bienestar esté por encima de cualquier interés comercial o recreativo, poniendo fin a su reproducción en cautividad.
Para las poblaciones de grandes simios que aún sobreviven en estado salvaje, esta ley sería un faro de esperanza. A nivel internacional, España enviaría un mensaje claro: los grandes simios no son solo seres sintientes, sino individuos cuya existencia es vital para la biodiversidad y los ecosistemas.
Sus poblaciones en libertad sufren con el comercio ilegal de grandes simios, la deforestación que destruye sus hábitats, y el impacto de actividades humanas como la minería o la agricultura intensiva. Por ello la importancia de incluir también ayudas a proyectos de conservación “in situ” y cambiar algunos puntos del Reglamento CITES que contribuyen al tráfico de especies como la venta y comercio de especies protegidas que hayan nacido en cautividad. Además, es importante como se está demostrando en numerosos estudios científicos que están saliendo actualmente, en relación a las ventajas que para el hombre tiene el conservar las poblaciones salvajes, ya que de su estudio se puede sacar información muy importante. Las poblaciones libres son muy parecidas a las poblaciones de nuestros antepasados y estudiándolas podríamos conocer el origen de nuestras envidias, nuestra agresividad, la guerra, la ambición, la codicia, etc.
La Ley de Grandes Simios tendría un impacto global al establecer un precedente para otros países. Si España legisla esta ley, estará liderando un movimiento internacional en defensa de las poblaciones en libertad, que hoy enfrentan amenazas críticas por la acción del hombre. No protegerlos es perder una parte esencial de la biodiversidad que garantiza el equilibrio de los ecosistemas en los que también dependemos los humanos.
No hay excusa para este retraso. Estamos hablando de una ley que no genera división política ni afecta a las ideologías, sino que es un paso hacia la dignidad y la justicia. La Ley de Grandes Simios no perjudica a izquierdas ni a derechas; al contrario, une a todas las personas que comprenden la importancia de proteger a estos seres extraordinarios que han compartido con nosotros el camino evolutivo. ¿Qué sentido tiene que una legislación tan importante quede relegada por intereses que nada tienen que ver con la ética o la ciencia.
Además, reconocer los derechos de los grandes simios nos obliga a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y cómo podemos convivir con otras especies de manera ética y sostenible. No solo es un acto de justicia hacia los grandes simios, sino también hacia nosotros mismos. Nos enfrentamos a una crisis ambiental global, y proteger a estos seres es proteger el futuro del planeta. No podemos seguir explotando sin límite a quienes comparten con nosotros el camino evolutivo. Esta Ley no perjudica a nadie, pero beneficia a todos,
Los grandes simios no son solo seres sintientes; comparten, con nosotros capacidades cognitivas como la autoconciencia, la empatía, el lenguaje rudimentario y la resolución de problemas. Estos atributos, reconocidos por la comunidad científica, los convierten en individuos que merecen protección especial. El Proyecto Gran Simio, que ha liderado esta iniciativa, cuenta con el respaldo de la sociedad española y el interés de la comunidad internacional, que observa con atención el progreso de esta ley.
En marzo de 2024, el gobierno publicó una consulta pública en la que reconocía ampliamente la necesidad de esta legislación, destacando su importancia no solo para la protección de los grandes simios, sino también como un avance en los derechos universales. Sin embargo, la falta de acción desde entonces es decepcionante y genera dudas sobre las prioridades de nuestros líderes.
A pesar del apoyo social y científico, la inacción del gobierno sigue retrasando un cambio fundamental para los grandes simios en España. La inacción no es neutral; es cómplice. Cada día que pasa sin legislar esta ley es un día más en el que estos seres extraordinarios permanecen desprotegidos y vulnerables. Es por ello que desde el Proyecto Gran Simio se hace un llamamiento al gobierno para que cumpla con su deber legal y moral. No podemos permitir que las disputas políticas sigan retrasando algo que es justo y necesario. La sociedad está preparada. La ciencia lo respalda. Y el mundo nos está observando. Es hora de legislar, es hora de actuar. El momento es ahora. Es una oportunidad para liderar un cambio global. Es un acto de justicia hacia los cautivos, una garantía de esperanza para las poblaciones en libertad y un compromiso con la humanidad y el planeta. España tiene la oportunidad de estar a la altura de este desafío.
¿Estamos preparados para dar el paso que nos exige la historia?
La Ley de Grandes Simios no es solo una normativa; es una declaración de principios. Representa el reconocimiento de que los grandes simios, tanto los que permanecen en cautiverio como aquellos que aún luchan por sobrevivir en libertad, son individuos con derechos intrínsecos que merecen respeto, protección y dignidad.
Para los grandes simios en cautividad, esta ley supondría un cambio radical: una vida donde no sean meras atracciones o instrumentos de experimentación, sino seres reconocidos por sus capacidades y necesidades. Su bienestar físico y emocional dejaría de ser una cuestión secundaria para convertirse en una prioridad legal y ética. Centros de rescate y santuarios podrían ser la nueva realidad para muchos de ellos, devolviéndoles, aunque sea parcialmente, el respeto que les ha sido negado durante décadas.
Para las poblaciones en libertad en apoyos de proyectos, esta legislación sería una herramienta clave para proteger sus hábitats, detener el comercio ilegal y crear conciencia sobre la importancia de conservarlos como parte vital de los ecosistemas de los que todos dependemos. No es solo una cuestión de supervivencia para ellos; es también una cuestión de equilibrio planetario y justicia hacia quienes comparten nuestro linaje evolutivo.
La Ley de Grandes Simios no perjudica a nadie, pero su ausencia daña a todos. Es una deuda moral que debemos saldar, no solo por ellos, sino por el futuro de la humanidad y de la vida en nuestro planeta.
El momento de actuar es ahora. Que no nos falte el valor para hacerlo.
Algunas consideraciones:
Un Compromiso con la Historia
La aprobación de la Ley de Grandes Simios no sería solo un avance legislativo; sería un hito histórico en el camino hacia una sociedad más ética y justa. Este paso marcaría a España como pionera en la protección de aquellos que comparten con nosotros no solo el linaje evolutivo, sino también capacidades cognitivas y emocionales que desafían los límites de nuestra definición de «humanidad». En un momento en el que las crisis ambientales y la pérdida de biodiversidad nos urgen a cambiar nuestra relación con el mundo natural, esta ley sería un símbolo de esperanza y un compromiso con un futuro más equilibrado.
Un Acto de Justicia Universal
La Ley de Grandes Simios trasciende la defensa de estos seres extraordinarios. Es un acto de justicia que refleja la capacidad de la humanidad para reconocer su responsabilidad moral hacia otras formas de vida. Los grandes simios, tanto los que permanecen en cautiverio como aquellos que luchan por sobrevivir en sus hábitats naturales, representan el puente entre nuestra especie y el resto del reino animal. Protegerlos no es solo un deber hacia ellos, sino hacia nosotros mismos, ya que nuestras acciones hacia los más vulnerables definen el tipo de sociedad que queremos construir.
Impacto en los Grandes Simios en Cautividad
Para los grandes simios cautivos, esta ley significaría el fin de su sufrimiento en condiciones inadecuadas y la posibilidad de vivir en entornos que respeten su bienestar físico y emocional. Hoy, muchos permanecen encerrados en jaulas, utilizados como entretenimiento o sometidos a prácticas de experimentación que ignoran sus necesidades más básicas. La legislación permitiría el traslado de estos seres a santuarios donde puedan desarrollarse en condiciones dignas y respetuosas. Es una deuda que tenemos con ellos, y cada día de retraso es un día más de sufrimiento innecesario y el fin de la reproducción en cautividad. A largo plazo, las jaulas de homínidos no humanos quedarían vacías para siempre.
Un Escudo para las Poblaciones en Libertad
Las poblaciones de grandes simios en libertad enfrentan una amenaza constante debido a la deforestación, el comercio ilegal, la minería intensiva y el cambio climático. La Ley de Grandes Simios establecería una posición firme de España en la lucha global por su conservación, mostrando que es posible proteger sus hábitats sin comprometer el desarrollo humano. No solo estamos hablando de garantizar su supervivencia, sino también de salvaguardar los ecosistemas que sustentan la vida en el planeta. Protegerlos significa proteger la biodiversidad, el equilibrio climático y los recursos naturales de los que depende nuestra existencia. Para ello España
Un Llamado Urgente a la Acción
La inacción ya no es una opción. Cada día que pasa sin legislar esta ley perpetúa el sufrimiento de los grandes simios en cautividad y acelera la desaparición de aquellos que aún habitan en libertad. España tiene la oportunidad de liderar un movimiento global que inspire a otras naciones a reconocer los derechos de los grandes simios y a promover un cambio profundo en nuestra relación con el resto del mundo natural.
Esta ley no es solo un avance legislativo; es un reflejo de nuestra capacidad para ser mejores. Reconocer los derechos de los grandes simios no nos resta nada; al contrario, nos engrandece como sociedad. No podemos esperar más. El momento de actuar es ahora, y la historia nos está observando.
El gobierno tiene una responsabilidad que no puede eludir. Es hora de que cumpla con su deber legal, moral y ético. La Ley de Grandes Simios no puede seguir esperando. Los grandes simios, la biodiversidad y el futuro de nuestra relación con el planeta dependen de ello.