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Mientras tantoEl Ballet Español de la Comunidad de Madrid y las ganas de...

El Ballet Español de la Comunidad de Madrid y las ganas de bailárselo todo


Cartel del programa del Ballet Español de la Comunidad de Madrid en los Teatros del Canal - Enero 2025
Cartel del programa del Ballet Español de la Comunidad de Madrid en los Teatros del Canal – Enero 2025

La contraprogramación que hace el gobierno de la Comunidad de Madrid frente al gobierno de España produce el nacimiento de una nueva compañía de danza española. Se trata del Ballet Español de la Comunidad de Madrid (BECM) que ya se ha programado esta temporada dos veces en los Teatros del Canal, el buque insignia teatral de esta comunidad. La última este enero donde estará hasta el 19 de dicho mes con dos piezas que, a tenor de los aplausos, el público disfruta.

Si fuera por la primera, Suite Española, op. 47, con música de Isaac Albéniz, con dar la bienvenida a la compañía y alegrarse de su nacimiento bastaría. No es que sea una mala producción. Tampoco es una mala coreografía. Es bonita. Está bien hecha, destacando, sobre todo la iluminación. Y asume riesgos, de los que no siempre sale bien, como el de bailar con un mantón de Manila con flecos, número que resulta poco orgánico, que ofrece una dificultad para el baile que resuelven sin más.

Sin embargo, es un espectáculo que crece y se esponja hasta dejar un buen sabor de boca. Donde las partes grupales dan la sensación de asistir a un gran espectáculo. Pero, sobre todo sorprende, con ese inesperado y contemporáneo intermedio musical, que prepara para lo que vendrá tras el descanso.

Y lo que viene después es Epifanía de lo Flamenco. Coreografía en donde Jesús Carmona, el director artístico de la compañía, y el propio elenco de la BECM se la juegan y juegan muy bien el baile español y la música que le acompaña. Música en directo, lo que se agradece y se aprecia.

Pieza deudora de Afanador de Marcos Moreau y del Ballet Nacional de España (BNE), sin olvidar otras coreografías que le precedieron. Pieza incontestable que exige verse de una vez y como un todo. Que acalla los aplausos entre números que parecían haberse instalado en la pieza anterior. Para acabar con una ovación.

No es para menos. Durante la representación se ha escuchado flamenco del bueno en directo, es verdad, que en gran parte es un flamenco deudor de aquel nuevo flamenco que surgió de los ochenta del siglo pasado con Ketama and friends, y que ya se ha instalado como un clásico en las palylists.

Con esa música, salen a bailar, a darlo todo, y, lo que es más importante, a divertirse. Y esa juerga, se nota y se siente desde la butaca. Para muestra ese detalle de juego con las cabezas de algunos bailarines saliendo azarosamente por detrás de una gran pantalla que en varios momentos ocupa el escenario.

Y esta pieza no tiene mucho más que una escenografía negra, una escalera blanca, la pantalla citada y unos cantantes. Y las ganas de bailar, de bailárselo todo, de unos bailarines que hacen solos, pasos a dos, grupos. Y sean uno, pocos o muchos en el escenario la sensación de que lo llenan hagan lo que hagan está presente.

Que hay cosas que mejorar, por supuesto. ¿Quién no tiene presente sus áreas de mejora, como se dice en el lenguaje empresarial? Quizás el vestuario, que no está mal, pero a veces parece no sentar, o ser una idea no del todo bien resuelta, aunque no impide el bailar. O movimientos o formas que hay momentos que no resultan fluidos u orgánicos, como lo citado del mantón, o cuando al final de la segunda pieza se dirigen a ocupar la escalera para hacer un cuadro, un fotograma de un cine o una foto de conjunto. Poca cosa, para una compañía que acaba de nacer.

Así que el público aplaude, se levanta, se mantiene en pie, y el crítico no puede por menos hacer lo mismo. Que este espectáculo tiene riesgo, tiene emoción, tiene juego y tiene duende. Lo que hace que se salga feliz y contento. Y da la impresión que los artistas también dejan el escenario con esa misma impresión. Tan solo queda, pues, darles la bienvenida y desearle que crezca, que se desarrolle y que rule para que quien quiera lo pueda disfrutar.

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