
¡Esta vida es una cosa absurda! ¿Cuál es la causa final de la vida? No lo sabemos: unos hombres vienen después de otros hombres sobre un pedazo de materia que se llama mundo. Luego el mundo se hace inhabitable y los hombres perecen; más tarde los átomos se combinan de otra manera y dan nacimiento a un mundo flamante. Y, ¿así hasta lo infinito? Parece ser que no; un físico alemán -porque los alemanes son los que saben estas cosas- opina que la materia perderá al fin su energía potencial y quedará inservible para nuevas transmutaciones. ¡Digno remate! ¡Espectáculo sorprendente! La materia gastada de tanta muchedumbre de mundos, permanecerá -¿dónde?- eternamente como un inmenso montón de escombros… Y esta hipótesis -digna de ser axioma- que se llama la entropía del universo, al fin es un consuelo; es la promesa, un poco larga ¡ay!, del reposo de todo, de la muerte de todo.
Ya sabemos que una imprecisión científica no resta valor artístico a ninguna obra, y que el objetivo de estos textos no es atrapar el gazapo, pero me parece que el físico al que hace referencia Azorín es Boltzmann, que no era alemán sino austriaco. A no ser que se refiera a Rudolf Clausius, que técnicamente tampoco era alemán. Cierto también que la entropía era un concepto relativamente nuevo en la época en que se publicó esta novela, a la manera que cuentan que los molinos llevaban poco tiempo en España en la época del Quijote y que a un coetáneo suyo fácilmente le llamarían la atención, de tal forma que no era tanta la locura confundirlos con gigantes.
Veo aquí al gran Azorín muy próximo al Unamuno de ¡que inventen ellos! Esa alusión al físico alemán llena de admiración y también de algún lejano desprecio, todo eso está lejos del aprecio por la ciencia europea y sobre todo alemana que pondría en marcha poco después su buen amigo Ortega. Interesante también esa nota de hastío, de desesperanza del joven Azorín, que parece que no leía a los físicos alemanes pero sí a los filólogos alemanes como Nietzsche.
No es habitual en estas entradas que parezcan dos textos citados pero hoy hay bonus track; cuando aparece la palabra entropía en la novela por primera vez, el editor E. Inman Fox inserta la siguiente nota al pie explicando:
Una teoría de índole evolucionista muy popular entre algunos hacia fines del siglo XIX, que sostenía que, por pérdida de energía física, el universo marchaba hacia el desorden y la destrucción.