Voto secreto
Domingo, 22 de diciembre, 2013
La diputada Elena Valenciano ha pedido que la votación sobre el proyecto de ley del aborto sea secreta para que las diputadas del Partido Popular puedan votar según su conciencia en vez de seguir obligatoriamente la línea del partido. Yo estoy en contra de este proyecto de ley, pero ¿qué pasa si una diputada (o diputado) del PSOE está a favor? ¿No tendrá el mismo derecho de votar en contra de la línea de su partido? Lo que es más, entiendo la gravedad de la reforma proyectada, y el daño que hace a la reputación de España en el mundo, pero ¿qué pasa con el resto de los proyectos de ley? ¿Por qué no tiene un diputado el derecho a votar según su conciencia en todos los casos? En esta España democrática (según la definición que le demos a la palabra) el que menos disfruta de esa democracia es el diputado. El votante, por lo menos, puede votar por el partido que quiera, aunque no directamente por un representante, por supuesto. El diputado no tiene ese derecho, como no lo tendrán otros diputadoss en países que no se definen como democracias. Me sorprende que la señora Valenciano no se haya dado cuenta del significado profundo de su declaración.
Estrategias políticas
martes, 24 de diciembre
Últimamente los líderes del Partido Popular se están acercando, en su estrategia frente al electorado, a las prácticas que se han llevado a cabo en Estados Unidos durante décadas. Desgraciadamente, las prácticas llevadas a cabo por el partido Republicano. Cuando escuchamos a ciertos encargados de explicar la política del gobierno al público –pensemos en María Dolores de Cospedal, Cristóbal Montoro, o el mismo Mariano Rajoy–, se hacen evidentes algunas comparaciones entre los dos partidos. Está claro a quiénes temen estos partidos y con quién cuentan. Cuando, en una entrevista, Karl Rove, el asesor jefe de George W. Bush, habló de los enemigos y le preguntaron quiénes eran esos enemigos, contestó que la gente formada. Así pensará Esperanza Aguirre cuando aparece ante un juez y declara una y otra vez que no sabe nada, o cuando Cospedal niega rotundamente la evidencia que cualquiera que haya leído un periódico ya sabe. El presidente Rajoy es más cortés al referirse a este sector susceptible de ser dirigido del electorado: lo llama “la mayoría silenciosa”. Pero no crean que él inventó esa frase. La aprendió de uno de los presidentes más nefastos de Estados Unidos, Richard Nixon, quien la utilizó para defenderse de la mayoría real y ruidosa que quería que sacara a las tropas estadounidenses de Vietnam. Nixon tuvo que dimitir. Supongo que Rajoy se acordará de eso.
Libertad de conciencia
viernes, 27 de diciembre
Hoy la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes, quien afortunadamente se ha recuperado de sus lesiones sufridas en un accidente de tráfico, se ha declarado en contra del proyecto de su partido para la reforma del aborto. Me ha sorprendido que estuviera dispuesta a manifestarse así en público. Pero también se ha curado en salud, anunciando que “acata la voluntad de su partido”. Honestamente me pregunto cuál es el efecto sobre el amor propio de un político, elegido o no, que tiene que admitir en público que su lealtad al partido está por encima de sus creencias y convicciones. Por lo menos Borja Sémper, portavoz del PP en el País Vasco, se ha alineado con Elena Valenciano al pedir al PP que permite que los diputados voten según su conciencia.
Este proyecto de ley puede tener –más bien esperemos que tenga– una importancia no esperada ni por Alberto Ruiz Gallardón [el ministro de Justicia, que ha propuesto la ley] ni su partido. Podría ser que por primera vez desde la votación sobre la entrada en la guerra de Irak (cuando todos los del PP tenían el permiso para votar en contra, pero ninguno lo hizo) un partido permite que sus diputados (no solo uno, como en el caso de Nicolás Redondo) puedan votar como quieran. Y tendría gracia que el partido que otorgara ese permiso fuera el más conservador, el más conectado, por descendencia y política, con el antiguo régimen. Desde luego, como se dice aquí con orgullo, Spain is different.
Paz y venta de armas
martes, 27 de diciembre
Menos mal que vivimos en Europa, donde generalmente se puede vivir en cierta paz. En el tercer mundo hay pocos sitios que se escapan de la violencia, oficial, guerrera o callejera. Y, encima, hay una buena noticia para España. Cito del artículo de El País de hoy:
“Las exportaciones de armas españolas se han disparado durante el primer semestre de este año, hasta sumar 1.821,4 millones de euros de facturación, un 194% más que en el mismo período del año pasado y solo 132 millones menos que en todo 2012”.
Y no digo más que lo que digo.
La bandera nacional
domingo, 29 de diciembre
Hay algo que nunca entiendo. Todos los países tienen una bandera, y esa bandera se encuentra a la entrada de los edificios oficiales y en las bases militares; también en los vehículos que esos militares utilizan. La misma bandera es la que algunas personas cuelgan de su ventana, por lo menos en días de fiesta nacional, como muestra de patriotismo. Y, naturalmente, en España se hace lo mismo. Es más, el fuerte sentimiento de patriotismo lleva a muchos españoles a poner esa bandera en el parachoques o el espejo retrovisor de su coche, o pegarla a una camisa o un sombrero. El problema es que casi nunca es la bandera lo que se expone. Es una bandera a la que falta el escudo constitucional. Así que no solo no es la bandera oficial, sino que le falta el elemento más esencial de esa bandera, el emblema del cambio más importante en la historia reciente del país, la llegada de la democracia.
Se me ha dicho que para muchos de los que llevan esta bandera sin escudo es una manera de manifestarse contra esa democracia. Me gustaría pensar que no es el caso de todos. Pero hay algo más que también es preocupante. La nueva ley de seguridad reza que es un delito ofender a los símbolos del estado. ¿Se podría considerar el llevar o colgar una bandera sin escudo constitucional como una ofensa? Y una preocupación más: ¿Lo considerarán una ofensa los encargados de determinar la ofensa y poner una multa, la Guardia Civil, cuando ellos mismos llevan una bandera sin escudo en sus coches y en sus uniformes? Y, para terminar con lo más lógico, ¿alguien puede explicarme por qué la Guardia Civil no lleva la bandera con el escudo constitucional? Para uno que, casualmente, estuvo en la antigua hemeroteca delante del Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981 y fue testigo de la llegada de Tejero y sus hombres, es, perdónenme la repetición, preocupante.
Prensa para parroquianos
sábado, 4 de enero, 2014
En casi todos los países avanzados hay un problema en común con la prensa, y es que todo el mundo opta por comprar y leer la prensa que más de acuerdo está con lo que él o ella piensan. ¿Por qué lo llamo problema? Por dos razones. Primero, menos la pura información sobre acontecimientos internacionales y sucesos nacionales (que por alguna razón que no capto viene a significar, este segundo término, delitos y crímenes), el lector ya sabe y está de acuerdo con lo que va a leer. Segundo, ese mismo lector no se entera nunca de los puntos de vista y las opiniones que aparecen en la prensa que no compra.
No quiero sugerir tras esta observación que todos debemos comprar más de un periódico, o alternar durante la semana, pero sí hay otra sugerencia que tal vez nos llevaría a entendernos mejor, algo que sería muy positivo ya que estamos condenados a vivir juntos, estemos de acuerdo o no. Creo que sería buena idea que en toda la prensa diaria, por lo menos esos periódicos comprados por la gran mayoría de los españoles, se publicaran, como si fueran periodistas o columnistas invitados, artículos o columnas de autores de otro periódico. No soy tan ingenuo (o quizá sí) como para pensar que la gente cambiaría de opinión al ver otras versiones de la noticias, pero sí creo que nos llevaría a un mejor entendimiento de nuestras diferencias. Y, aunque no sea nada revolucionario, tarde o temprano podría llevar a una mayor paz social.
El amor de la infanta
martes, 14 de enero
El abogado de la infanta Cristina, muy prolijo y experto de palabra, ha presentado una defensa francamente romántica de su cliente, algo que podría llevar lágrimas a nuestros ojos, a todos los que estamos casados o por lo menos enamorados. Cuando hay matrimonio, hay amor y confianza. O sea, la infanta, decididamente enamorada, confiaba en su marido, no cuestionaba sus actividades.
Pero, ¿no hay otra cara de la moneda de esta defensa? En vez de declarar que es inocente, en el sentido de que no se ha hecho nada ilegal, más bien está diciendo que allá su marido si ha delinquido. Entonces, confianza sí había, y espero que amor, pero esta defensa podría entenderse como una condena del marido, ¿no? O sea, algo se ha hecho mal, pero pregúntaselo a el, a ella no.
Un impuesto reaccionario
martes 14 de enero
Hay algo que me confunde sobremanera. Estados Unidos es un país conocido por su capitalismo salvaje. Es un país que desde la presidencia de Ronald Reagan ha ido protegiendo más y más las ganancias de los ricos, del famoso uno por ciento. Mientras, Europa es, o fue, conocida por su estado de bienestar. Ahora, el impuesto más regresivo, por no decir reaccionario, en todo el mundo donde existe, es el IVA. En Estados Unidos ese impuesto es estatal, y hay estados que ni lo tienen. El IVA más alto ronda el 8,5 %. En Europa está por encima del 20. El efecto sobre las clases humildes es enorme. Si una familia pobre quiere comprar un coche tiene que pagar una quinta parte más del valor del automóvil, lo cual muchas veces quiere decir que abandonan la idea de comprarlo. O si quieren salir a cenar a un buen restaurante. Mejor olvidarse de la idea. Pero hay gastos que no se pueden evitar. La electricidad, el propano, el teléfono… Y a menudo esta última factura, el teléfono, incluye la televisión y el ADSL, sin los cuales ninguna familia moderna puede vivir. Yo pago 20 euros de IVA al mes por tenerlos. Para mí es un gasto que me causa enfado, pero para una familia humilde es como un castigo, castigo por querer vivir como todos en este mundo moderno.
Si un país europeo, en consonancia con la filosofía de la sociedad de bienestar, bajara sustancialmente el IVA, sería un gran ejemplo a seguir para todos los otros países de la Unión Europea.
Comparaciones judiciales
jueves, 22 de enero
Puede que esta carta sea solo la primera entrega de una serie sobre algo que está teniendo lugar en Estados Unidos. El antiguo gobernador del estado de Virginia y su mujer han sido imputados por corrupción, relacionada con los regalos que recibieron de un hombre de negocios. Una situación bastante parecida a lo que encontramos aquí con el extesorero Bárcenas y/o la trama de Gürtel. Lo menciono porque el Estado descubrió la supuesta corrupción hace menos de un año, y un gran jurado los ha imputado. Irán a juicio, e interesa ver cuánto tiempo habrá que esperar para presenciar eso. Si son condenados, pueden terminar en la cárcel durante décadas. El valor de lo que supuestamente han recibido casi llega a los 140.000 dólares. Esto parece risible cuando pensamos en las cantidades que pasan de mano a bolsillo aquí en España. También parece que la justicia va a actuar mucho más rápidamente a como actúa aquí. Así que, poco dinero en comparación y, veremos, una actuación mucho más rápida por parte de la justicia. Está por ver todavía, pero uno podría sugerir que aunque en todas partes cuecen habas en algunas partes no se sale indemne de haberlas cocido.
Hay que esperar a ver lo que pasa en Estados Unidos. Este demócrata les mantendrá informados.
Indultos
jueves, 22 de enero
Hoy han anunciado que el ex torero José Ortega Cano ingresará en prisión por haber matado a alguien cuando conducía ebrio. Siguiendo el ejemplo de Jaume Matas (¿y cuántos otros?), ha pedido un indulto al gobierno. Como no soy español esto es algo que no entiendo. Ni el pedir indulto, ni el apelar, o por lo menos el apelar como se practica en este país. En Estados Unidos cuando a alguien lo procesan y dictan una sentencia esa persona ingresa en prisión. Puede apelar, pero solo si puede presentar argumentos específicos que puedan llevar a un cuestionamiento de la imparcialidad del proceso judicial, o si puede demostrar que información esencial para el caso no se presentó durante el juicio. Y aun así el juez que recibe la apelación tiene el derecho de denegarla. De indulto no se suele hablar. A veces un gobernador o un presidente puede perdonar a un preso, pero las condiciones tienen que ser extraordinarias, y esto suele ocurrir después de que el preso ha pasado mucho tiempo en la cárcel.
Pero en España todo el mundo apela, y casi siempre simplemente porque no les gusta la sentencia. ¿E indultos? A menos que seas una persona altamente peligrosa como el juez Garzón, parece que todo el mundo es candidato, sea un político corrupto, el dueño de un club de fútbol, o un torero. Desde luego, no lo entiendo.
Nomenclátor franquista
martes, 28 de enero
Cuando vine por primera vez a pasar tiempo en Madrid, me alojaron cerca de la calle Joaquín García Morato, este último un gran aviador en el ejército de Francisco Franco. Me gustaba el barrio, y a veces me iba paseando, por ejemplo por la calle general Sanjurjo, tan amigo de los levantamientos también, y si seguía un poco má podía llegar al edificio de Nuevos Ministerios, frente al cual había una gran estatua de Franco a caballo. Ya no existe esa estatua, y las calles han vuelto a tener el nombre que tenían antes de la victoria franquista de 1939. Ésa es una política lógicamente democrática. Pero mi confusión es la siguiente. ¿Por qué se mantienen otras calles o plazas con los nombres que también honraban el levantamiento antidemocrático? Yo puedo pensar en tres, por lo menos: la Glorieta de Ruiz de Alda, la Avenida del Cardenal Herrera Oria, y la Plaza de Vázquez de Mella. Y supongo que hay otras personas más familiarizadas con la historia española que pueden señalar aún otras calles y plazas. Para decir la verdad, me encantaría ver una lista completa y una conversación a nivel político en la ciudad sobre qué hacer con esas plazas y calles.
Y hay algo que me resulta todavía más impresionante. Cada vez que vuelvo a Madrid desde la sierra paso por el arco de la Moncloa, con su inscripción, que celebra la victoria fascista del 1 de abril de 1939. Me pregunto si en Alemania o en Italia hay monumentos parecidos que todavía existen. Y no solo me da escalofríos ver ese arco con su inscripción. Me da escalofríos pensar en cuánta gente puede haber que todavía disfruta al verlo.
Monarquía o república
domingo, 2 de febrero
Santos Juliá ha escrito un artículo en El País de hoy sobre la monarquía, artículo bien escrito como siempre en el caso de este excelente historiador. Por un lado, reconoce que la gran mayoría del país, antes y después de la muerte de Franco, aceptaba la vuelta de la monarquía a España. Por otro sugiere, muy justificadamente, que el Rey abdique, refiriéndose no solamente a los muchos problemas que han surgido en la familia real en el último lustro sino también a la práctica de la jubilación en general, dando como ejemplo, entre otros, el del Papa Benedicto XVI.
El argumento del historiador lleva, sin embargo, a otras perspectivas que se encuentran, digamos, entre líneas. El abogar por la retirada del monarca actual sin pedir la desaparición de la monarquía en sí se tiene que leer como una plena aceptación del ascenso del príncipe Felipe al trono, príncipe que, desde luego, le cae bien a la gran mayoría del país. Pero esto deja fuera otra perspectiva, que es, con la retirada de este monarca, la posibilidad de la retirada total de la monarquía. Yo, que soy de un país que en sus más de doscientos años de existencia solo ha tenido como jefes de estado presidentes elegidos por la mayoría de la población (salvo en el caso de Rutherford B. Hayes y quizá en el de George W. Bush), honestamente me pregunto si no hubiera sido buen momento para Juliá sugerir esta opción. Quizá el final de una monarquía en un país europeo conduciría a que otros países de la zona consideraran esta idea. Y como último pensamiento, ya que estamos hablando de acabar con las monarquías, me pregunto a cuánta gente pobre podríamos dar de comer con los sueldos que perciben los reyes y reinas de Europa.
Cuentas en Suiza
miércoles, 19 de febrero
Mi confusión continúa, rayando esta vez en el asombro. Yo sé que en mi país hay gente que se lleva su dinero a paraísos fiscales. Hasta me lo sugirió una vez mi propio banco, aunque, la verdad sea dicha, era un banco español, que me sugería que transfiriera unos miles de pesetas, nada más, a su sucursal en las Islas Caimán. No entendían cuando les dije que no, y que cumplía con mi deber de pagar impuestos.
Pero a lo que iba. Hace poco descubrieron una cuenta millonaria en Suiza de un extesorero del gobierno catalán. Cuando eso pasa en Estados Unidos, aunque el depositario sea candidato presidencial, entiéndase Mitt Romney, admite que sí, que el dinero es suyo. ¿Qué otra cosa puede hacer? Pero en el caso del extesorero catalán, y ahora otro de un político de la comunidad de Madrid, con otra cuenta millonaria, hay otra manera de responder. Simplemente dicen que no, que la cuenta no es suya, aunque está a su nombre. No se preguntan si los ciudadanos se ofenderían frente a tal declaración tan obviamente falsa. Yo diría que, en vez de ofenderse, los ciudadanos deben creer a estos honestos ciudadanos y, ya que hay más de dos millones de euros sin dueño, pedirle al gobierno español que acoja este dinero huérfano y que lo utilice para fines sociales.
La patraña de Jordi Évole
lunes, 24 de febrero
Ya sé que Orson Welles se hizo famoso con su programa radiofónico sobre la llegada de extraterrestres al estado de Nueva Jersey, pero el intento de hacer lo mismo anoche en Sa Sexta no fue muy de mi agrado. Quizá veo como menos alarmante la llegada de marcianos al estado de depresión –como lo llama Woody Allen– que la llegada de la Guardia Civil al mando de Tejero al Congreso de los Diputados. De todos modos, bromas aparte, fue de muy mal gusto. No solo los días 23 de febrero de todos los años, sino todos los días de todos los años en esta España democrática, los ciudadanos deben acordarse con horror de lo que Tejero, Milans del Bosch y compañía quisieron hacer, y deben dar las gracias a los que no cedieron ante la intentona.
Y hablando, como siempre, de confusión, me deja patidifuso el que políticos de la talla de Joaquín Leguina o periodistas tan profesionales como Iñaki Gabilondo se hayan prestado a la patraña de Jordi Évole. Sé que Évole pidió perdón después, pero eso no basta. Me parece inadmisible que cualquier medio gaste bromas sobre un intento de golpe de Estado en un país que entonces solo llevaban unos años disfrutando de la libertad que llegó después de una larga dictadura y que hoy todavía está intentando aprender cómo llevar a cabo genuinamente la democracia que resultó de su desaparición.
El teatro de ETA
lunes, 24 de febrero
Últimamente solo suelo ojear las columnas de la contraportada de El País, aun cuando los columnistas me caen bien, como personas e ideológicamente. El problema es que casi siempre se limitan a quejarse de lo que ya he leído en las primeras páginas del periódico. Eso lo puedo hacer yo, y en efecto lo hago. Así que cuando empecé a leer a Almudena Grandes hoy, al ver que me iba a explicar que Granados tiene dinero en Suiza, o que la infanta estuvo evasiva ante el juez, o que ETA nos está tomando el pelo, estuve a punto de cambiar a otra página. Pero casi por accidente vi las últimas líneas y, menos mal, allí vi unas conclusiones sumamente necesarias, donde la señora Grandes dice que el teatro de esta gente “habla peor de nosotros que de ellos” porque si no se hace nada más que quejarse no pasará nada. Dice, muy noblemente, que “entre la pasividad y los contenedores en llamas, existe un camino que se llama política. Hasta que no lo asaltemos, nada de lo que pasa en este país tendrá remedio”.
Le doy las gracias a la columnista por haber escrito algo más que la misma queja que todos expresamos. Por otro lado, y es muy triste decir esto, existe la política en este país; hay elecciones, y la mayoría de los votantes han votado por el partido al cual ella se opone. Me pregunto cómo encaja ella aquella realidad.
George W. Jeffries es el seudónimo de un profesor estadounidense jubilado de una universidad de la costa Este que vive hace años en España