A los indios Tarahumara no les gusta que los llamen así, sino Raramuri. Tampoco les gusta la vida sedentaria, sino correr por el desierto. Finalmente, su dieta se basa en un potaje de frijoles y chiles, reservando la carne para una fiesta señalada. Los indios Raramuri desconocen el significado de la palabra «ataque cardíaco». Simplemente, porque esta enfermedad no existe en su mundo.
Cuando hace dos décadas un pequeño grupo de estos habitantes de la Sierra Madre, en México, fueron llevados a EEUU con la intención de experimentar que sucedía con su perfil lipídico si se sometían a la dieta americana típica, su asombrosa cifra promedio de colesterol (150) se elevó por encima de 200. Y al retornar a su pueblo de origen, regresó a los niveles previos al cabo de poco tiempo.
Experimentalmente, pues, quedó demostrado que el principal factor de riesgo para la enfermedad que más personas mata en el mundo desarrollado (el infarto) es inducible por la dieta y que determinados grupos humanos están libres de esta enfermedad, probablemente porque sus costumbres alimentarias y de vida evitan el principal factor de riesgo para tal síndrome.
Dicen que los esquimales tienen multitud de palabras para nombrar las mil formas de la nieve, así como los beduinos igualmente para las arenas del Sahara. Dado el imparable proceso de expansión del modo de vida americano y sus costumbres dietéticas, ¿por cuánto tiempo más los Raramuri ignorarán la palabra infarto?