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Mientras tantoYo fui Gatsby

Yo fui Gatsby


¿A quién no le hubiera gustado ser el gran Gatsby? ¿Y a quién no le hubiera gustado inspirar un personaje así? En octubre de 1958 murió en Nueva York un hombre que decía haber sido el modelo del Gatsby de Scott Fitzgerald. Se llamaba Max von Gerlach y en los años 20 y 30 había sido dueño de una próspera tienda de coches, Park Central Motors. En 1939 había intentado suicidarse de un tiro en la cabeza, según unas versiones por culpa de una mujer, según otras, por culpa de la ruina de su negocio. Después había pasado sus últimos años en el Mansfield Hotel, en la calle 44 oeste de Nueva York, ciego y en pijama, sin salir casi nunca de su habitación. Un certificado de defunción cifraba su muerte en octubre de 1958.

 

La vida de Max von Gerlach no es ni más ni menos verosímil que la de uno cualquiera de nosotros. Pero hay un pequeño detalle que la diferencia de las nuestras. En 1920 le había mandado una nota a Scott Fitzgerald en la que le preguntaba: How are you and the family, Old Sport?«. La nota iba firmada con un escueto: Gerlach. «Old sport» («camarada») es la forma un tanto fatua y afectada que usa Gatsby cuando se dirige a los invitados de sus fiestas en Long Island. Se supone que Gatsby había aprendido a hablar así en Oxford. Gerlach también decía haber estudiado en Oxford.

 

Esta nota es la única prueba que existe sobre la relación entre Gerlach y Scott Fitzgerald. Por alguna razón, Fitzgerald la guardó entre sus papeles y ahora se conserva en su archivo de la Universidad de Carolina del Sur. También Zelda Sayre, la esposa de Fitzgerald, recordaba a Gerlach, porque alguna vez le comentó a alguien que aquel Gerlach era el modelo de Gatsby. Ese comentario apareció en la primera biografía que se escribió sobre Scott Fitzgerald: The Far Side of Paradise, de Arthur Mizener. Pero en la biografía de Mizener no se citaba ninguna fuente que refrendase el comentario de Zelda. Además, cuando se publicó la biografía, en 1951, Zelda ya había muerto, después de haberse pasado doce años en un hospital mental. Y también había muerto Scott Fitzgerald, que sufrió un infarto masivo en Los Angeles, en diciembre de 1940, cuando sólo tenía 44 años. La nota firmada «Gerlach» era lo único que quedaba de todo aquello.

 

Pero Max von Gerlach no había muerto. Y parece ser que leyó la biografía de Mizener, igual que en su día había leído El gran Gatsby, porque se puso en contacto con Mizener y le dijo que él era «el verdadero Gatsby». No parece que aquello impresionara mucho al estudioso Mizener, porque nunca investigó la vida de Gerlach ni se interesó por él. En todo caso, comprobó que existía aquella nota con la firma Gerlach, que más tarde pasó a figurar en el archivo de los papeles de Fitzgerald. Gerlach no se conformó. Empezó a decir que era un barón alemán, y que había sido oficial americano durante la Gran Guerra, y que había estudiado en Oxford, y que no había parado de dar fiestas durante los años 20. ¿Era verdad o era mentira? Mizener no le hizo demasiado caso. Igual que le había ocurrido a Jay Gatsby –el verdadero Gatsby- en la novela, prefirió pensar que todo eran habladurías.

 

En realidad Scott Fitzgerald no usó a ningún personaje real para crear a su ficticio Jay Gatsby. Lo único que hizo fue apropiarse de algunos detalles de la vida de sus vecinos en West Neck, en Long Island, donde cada noche había alguien que daba una fiesta. La mansión de Gatsby parece haber sido inspirada por la del magnate Herbert Bayard Swope, que fue editor del «New York World» y que vivía justo al lado del escritor Ring Lardner, que era amigo de Scott Fitzgerald. Y si en un principio hubo un modelo real para Gatsby, ese modelo se fue difuminando hasta evaporarse por completo. Eso lo sabía todo el mundo porque Scott Fitzgerald se lo decía a todo el mundo. En una carta a John Peale Bishop, de agosto de 1925 -justo después de la publicación de la novela-, Scott Fitzgerald lo reconocía con la mayor naturalidad: «Al principio Gatsby era un hombre al que yo conocía, pero al final cambió hasta acabar siendo yo mismo».

 

Max von Gerlach no opinaba lo mismo. En su opinión, Gatsby sólo era él. Ya sabemos que decía ser pariente del Káiser y antiguo oficial americano, y ya sabemos que hablaba con un postizo acento de Oxford. Pero al mismo tiempo había gente que decía que Gerlach había nacido en Yonkers y que había sido mecánico antes de convertirse en contrabandista de alcohol. Quizá era él mismo quien se inventaba estas cosas. O quizá no. Pero lo único que se sabe con certeza es que Gerlach intentó suicidarse de un disparo en la cabeza, y que luego se pasó los últimos años de su vida solo y ciego, viviendo en un hotel, sin apenas salir de la habitación y con el pijama puesto a todas horas. Es posible que por entonces ya ni siquiera recordase que una vez había escrito una nota en la que preguntaba: «¿Cómo estáis tú y la familia, camarada?», ni que hubiese firmado esa nota con un escueto y lacónico «Gerlach», como si fuera un pariente lejano del Káiser y un héroe de la Gran Guerra.

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