El viernes, L le comenta a su hija M que su padre tiene que trabajar en casa el fin de semana. D escribe una novela. M no quiere salir sin su padre, pero L le cuenta los planes que ha hecho: ir al teatro de La Casa Encendida, a ver “Que viene el lobo”, de la compañía Elfo Teatro. L ha comprado dos entradas, que cuestan 1 euro cada una, el miércoles vía internet. Por lo general, las entradas se agotan el mismo día que salen a la venta, así que, si se quiere entrar a alguna actividad del programa “En familia” hay que entrar a la página de la institución a las 10 de la mañana en punto. A M le gusta la idea, y elige el vestido que se pondrá para salir.
El sábado en la mañana la familia desayuna junta. Cuando terminan, D y L preparan a los niños para la salida. Como viven muy cerca de la Casa Encendida, L y los niños salen a las 11:45 para llegar a tiempo a la función que empieza a las 12. Llegan al teatro, dejan el carrito de bebé en la puerta y encuentran un buen lugar donde sentarse. El auditorio está bien equipado y los niños cuentan con unos asientos especiales que les permiten tener mejor visibilidad. Antes de que comience la obra, L le pone a S unos cascos de seguridad que ha comprado para protegerle los oídos. La propia Casa Encendida entrega unos de goma a la entrada del auditorio y las salas de conciertos, pero estos son más incómodos sobre todo para los bebés.
S está profundamente dormido cuando comienza la función. M tiene los ojos fijos en el escenario. Está expectante. Observa al lobo que aparece en el primer acto y que cuenta cómo, a través de los años, ha sido víctima de la fama que el hombre le ha impuesto y que lo ha convertido en el malo de todos los cuentos. La obra entrelaza la historia de “Las siete cabritillas”, “Caperucita roja” y “Los tres cerditos” de un forma muy limpia. M disfruta, se ríe y participa. Una hora después, la obra finaliza. S apenas ha abierto los ojos durante la función.
El día está soleado y suben a la terraza. Hacen un recorrido por los huertos ecológicos. M le dice a su madre que ella quiere hacer uno en casa. L le contesta que le parece buena idea pero que hay que organizarlo muy bien y que ella tiene que comprometerse a cuidarlo. M le contesta que lo hará. Y se van a comer. Por la zona les gusta el bar asturiano Sanabria, que queda frente al Museo Reina Sofía. M aprovecha para amamantar a S. Comen un menú del fin de semana y sobre las 16 h salen a la plaza del museo. Aunque el área es bastante insípida, a M le encanta correr y saltar por los desniveles y las escaleras. Regresan a casa, donde D ha escrito algunas páginas. Apaga su ordenador y juega con M.