Desde que estoy en Burkina Faso muchas personas me han dicho que querían venirse conmigo para ayudar. A todo el mundo, en algún momento, cuando les cuentas cómo es aquello se les abre el corazón y quieren hacer algo más que contribuir económicamente con una ONG. Vivir la experiencia personal de dar a los más necesitados no sólo nuestro óbolo, también nuestra desinteresada y generosa entrega. Quizás sea todo producto de la educación cristiana, lo cual tiene su parte buena, qué duda cabe. Aunque con muchas contradicciones. En muchos casos se nos pueden anegar los ojos viendo los sufrimientos de nuestros ‘hermanos’ en el tercer mundo y haríamos cualquier cosa por ellos justo después de la emisión del documental. Luego la memoria es más selectiva a la hora de hacer los donativos.
En cualquier caso todo eso nos importa mucho menos que mantener nuestro nivel de vida en gran parte gracias al expolio de algunas de nuestras empresas de las riquezas naturales del tercer mundo. Ahí es donde tendríamos que hacer más ‘contribuciones‘.
La mayor parte de mis amigos y conocidos me han expresado su deseo de venir a colaborar en vivo y en directo. A todos los digo que es estupendo, aunque si no tienen una profesión o un proyecto en el que colaborar en concreto su mayor contribución será el dinero que se puedan acabar dejando allí. No les impido ir, pero les dejo una pequeña salida para que se lo piensen mejor y que lo cambien por contribuir con una ONG. Lo que nunca entenderé es por qué la gente no suele pensar en las mejores al hacer sus contribuciones: UNICEF y CRUZ ROJA.
Mi amiga Lola, radióloga, y Aimée en su primer día de trabajo en el Hospital
En este casi año que llevo allí sólo han pasado por mi casa 6 personas de visita. Se puede decir que lo que han hecho es turismo solidario y sólo una, radióloga, ha podido hacer algo más efectivo en el hospital de mi pueblo.
El lunes vuelvo, después de un montón de médicos y pruebas, a Burkina y desde hace una semana está allí Paloma.
Es una chica encantadora, námaste, un poco antisistema, lo que en mi época llamábamos ser un poco hippie. Ya sabéis con la inocencia que presta no haber tenido graves problemas (o esa impresión me da).
Es amiga de una amiga de mi hija y como lo de Burkina es un poco raro y se enteró que vivía allí acabó llamándome y vino a mi casa para que le contara cosas y le enseñara fotos.
Me enternece la inocencia y ver a personas que todavía sienten que todo el mundo puede ser bueno. Porque todo el mundo puede ser bueno, pero no todo el mundo lo es. E irse de viaje a miles de kms de tu casa sin saber muy bien a qué vas y cómo has de hacerlo es un poco imprudente. Incluso si vas a Burkina, el ‘país de los hombres íntegros’.
La información sobre visados, vacunas, etc, es fácil de conseguir además de imprescindible para poder viajar, pero hay más cosas que conviene saber.
Casualmente ella, que quería ir a Burkina porque alguien le había hablado maravillas de la gente, se puso en contacto con casi la única ONG española que trabaja allí, justo con la que yo estaba antes en Ouahigouya. No sé qué le dirían, pero no lo suficiente.
Se iba sin dinero cambiado y allí no hay oficina de cambio abierta a la hora de llegada del avión, no llevaba móvil de una compañía que tuviera correspondencia allí, con lo que estaba sin móvil y no hay cabinas telefónicas en Burkina Faso…
Aunque mandé a un amigo a buscarla al aeropuerto no se encontraron porque le perdieron las maletas. Estuvimos casi 24 horas sin saber qué había sido de ella o si había llegado o si le había pasado algo. No conseguí contactar con esa ONG, ni por teléfono, ni por email, ni por sms, por si ellos podían hacer algo más para localizarla. Y su novio y yo decidimos, desde España, esperar y confiar en mi amigo burkinés por si podía localizarla, como así fue, antes de asustar a la familia.
Después se fue a Bobo, la segunda ciudad del país, porque le habían pasado el teléfono de alguien para ir a ver y cuando llegó esa persona ya no vivía allí. Agobiada y sola consiguió encontrar un hotel del que casi no se atrevía a salir a pasear porque la atosigaban enseguida. Y no sabe casi francés.
Me escribió desde un ciber, deprimida, pensando en sacarse un billete y volverse para España. La convencí para que volviera a Ouagadougou a quedarse en mi casa hasta mi llegada y le dije a mi amigo y a mi copine que se ocuparan de ella. Me ha escrito agradecida y al final se va a quedar y se vendrá con mi hijo y conmigo a Ouahigouya a ‘trabajar’ con esa ONG las 2 semanas que le quedan.
En el orfanato con unos amigos españoles
No sé lo que podrá hacer, aparte de ir al orfanato a repartir abrazos y besos a los niños, pero por lo menos no se ha vuelto corriendo y con una mala experiencia de África.
Con esto quiero decir que si alguna vez alguien quiere hacer algo más que dar dinero a una ONG fiable, que se informe bien de cómo son las cosas y qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Y, por favor, chicas jóvenes viajando solas abstenerse, preferiblemente.
No podemos ‘cargarles’ a los negros lo que son nuestras propias faltas o imprevisiones y aunque Paloma jamás lo haría no podría quitarse del corazón ese regusto amargo de una fallida experiencia africana
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS MADRAZO
Fotos realizadas por un buen amigo en Burkina, su pasión es viajar por el
tercer mundo, la fotografía y su mujer, Lourdes… Ah! y Riaño
Os iré pegando una foto cada semana.