Hace un par de años tuve problemas porque me salieron muchas verrugas y a través de una ‘recomendación’ me dieron hora en un médico de enfermedades de la piel. La verdad es que la consulta y el aspecto externo hacía honor a esas bonitas y seductoras pegatinas que colocan en los urinarios públicos. Pero tenía que resolver de alguna manera ‘aquello’ o yo mismo sería una sola, desmesurada, verruga.
Cuando me reconoció el médico mostró su fastidio (debía pensar que eran una o dos verrugas a lo sumo) y me espetó: ‘esto no es una verruga, es una plantación y para solucionar esto hay que tener tiempo y ganas. Y yo no tengo ni lo uno ni lo otro.’
Tumbado y medio desnudo, con el estado de indefensión que ello produce, no sé qué llegué a balbucear, pero de buena gana me habría ido corriendo porque al que iban a achicharrarle pequeños trocitos de su epidermis, aunque no querida, era a mí.
Al cabo de una hora y con tufillo a barbacoa abandoné la consulta y al médico en cuestión no le falto ni tiempo ni ganas de clavarme 500€ por una hora de trabajo. La próxima vez me voy a ver si me lo puede arreglar el callista, perdón, podólogo, pensé para mí.
¿Que a qué viene todo esto?
Pues a nada, a que me siento como el especialista en enfermedades de la piel (venéreas incluidas): que estos días no tengo ni tiempo ni ganas de escribir algo que os pueda interesar. Sobre todo ganas.
Es una cuestión pasajera, supongo. Pero es que sigo bastante enfermo, esto de África es duro.
Ahora mismo tenemos 36-40º de temperatura y eso se lleva mal con la ristra de enfermedades que he pisado: diabetes, malaria, hepatitis B, bichitos en el estómago… y me paso todo el tiempo que puedo en la cama, solo. El resto del tiempo, mañanas sobre todo, haciendo gestiones. Bueno, haciendo gestión.
Porque con lo débil que estoy voy a intentar no tener más que un frente abierto cada vez. Petit a petit, de uno en uno.
Tengo que contaros algo que sus biógrafos desconocían: Kafka estuvo aquí.
Creo que intentó olvidarlo todo, borrar las angustias que supone tratar con la Administración y con la cultura burkinesa y a su vuelta a Praga consiguió escribir esas novelas románticas tan tiernas y bonitas. Porque eso son sus novelas comparado con esto: almibaradas novelas rosa.
Esta es la casa que me quiero comprar, que tiene un jardín precioso
Supongo que os lo he contado pero me vine a Burkina y vendí las acciones de mi empresa con la intención de dedicarme a hacer algo por la gente que tiene tan poco como la de Burkina.
Construyo una biblioteca, quiero montar una granja, comprarme una casa, etc… y para todo ello tenía que transferir dinero de mi cuenta en España a mi cuenta aquí. Me avisaron en el banco, BCIAB, que si era una cantidad importante, más de 15.000 €, tenía que justificar para qué era. Acostumbrado uno a las formas europeas no vi problema: tengo que pagar las obras de la biblioteca, comprarme una casa, etc. Así que desde España hice una transferencia de 300.000 € a mi cuenta una semana antes de mi llegada, para que el dinero estuviera disponible y pudiera comprar la casa que tenía apalabrada. Pero no.
El dinero había llegado, pero no me lo podían abonar a mi cuenta porque era mucho (¿?). me explicaban que el Banco Central burkinés obliga a justificar estas operaciones. Atónito, no daba crédito a lo que oía y como para reforzar sus argumentos se justificaban diciendo que era por lo del terrorismo, ¿pero qué terrorismo, ni qué terrorismo? le replicaba, si en Burkina no hay terrorismo, que hay mucho más en España y estas cosas no pasan… pues nada, a joderse.
Como solución me plantearon que abriera una cuenta a nombre de la ONG que he creado y que entonces no habría problema… daba igual que les dijera que el dinero era mío y no de la ONG, aunque sea yo mismo y mi familia, pero que esas propiedades las quería comprar a mi nombre. Daba igual.
Cartel antiterrorista colgado por todas partes para que si ves algo sospechoso (2 tipos en una moto con pasamontañas y metralletas) avises inmediatamente a las autoridades. Iniciativas así han faltado en España para acabar con ETA
Así que había que ir a Ouaga a presentar en el Ministerio correspondiente la documentación. Según ellos con el resguardo de haber entregado la documentación era suficiente. Contraté un abogado para que lo redacte y lo presente y consiga el ‘papel’ inmediatamente y vuelvo corriendo a llevarlo al pueblo, a la sucursal bancaria. Y me comunican que el director de la sucursal está en la capital (¡por dios, nos hemos cruzado en el camino!) en un curso de formación (aquí los ‘cuadros’ se pasan la mitad del tiempo en Congresos y Cursos) ¡ilocalizable! Parece que les obligan a apagar los móviles lo cual cuesta creer con la afición que les tienen. Me imagino, más bien, como en las películas del Oeste que les harán depositar sus móviles, como a los vaqueros sus pistolas, antes de entrar en el saloon.
Así que 3 días más sin noticias y sin solución. Y mi dinero perdido durante casi un mes en una especie de limbo financiero del que supongo alguna buena alma le habrá podido sacar algún rendimiento, al menos al 3%
Anteayer ya decidí, con mi abogado, deshacer la operación con ese banco y probar con otro que me recomendaba él, y otras personas, y con el que no habría problema. Me redactó un escrito para presentar al Director General de la BCIAB solicitando la devolución de la transferencia a mi cuenta en España y también llamé a mi banco para que la reclamaran.
Me fui decidido a la otra entidad bancaria, ECOBANK, que al ser más moderna, eso me decían todos, no me pondrían esas pegas…¡Já!
Ya tuve yo mis dudas porque había depositado el escrito de devolución en el banco sin tener la certeza de que en el otro no habría problemas y ya me habían sellado y registrado el escrito. Aquí es costumbre ponerle muchos sellos y tampones a todos los escritos, facturas, pequeños recibos, etc, 2 como mínimo. El caso es que en cuanto nos hicieron pasar al despacho, mi hijo, Ouakilou, un amigo que me ayuda y yo, me lo vi venir.
Es verdad que no se anduvieron por las ramas: la justificación de las cantidades no era capricho del banco sino exigencias de la autoridad bancaria central.
Otros 2 días de tercer grado. Me han pedido de todo:
-Certificado de mi banco en España como que soy buena persona, fiable y que trabajo con ellos desde hace 35 años.
-Copia del contrato de venta de mis acciones para justificar que tengo ese dinero.
-Copia de contratos de alquiler de locales que tengo alquilados y que me justifican ingresos periódicos.
-Copia de mi extracto bancario de los últimos meses.
-Copia de mi declaración de la renta y patrimonio.
Además de eso tuve que pasar toda una tarde en una sala de reunión con otras 3 personas del banco, Sr Hein, Sra Ouedraogo y Sr Sanou, explicándoles mi vida y el porqué de estar en Burkina y qué iba a hacer aquí (para mí que la Sra Ouedraogo era de los servicios de inteligencia).
Agotador, más aún estando enfermo.
Mi hijo en el terreno donde se están poniendo los cimientos de una biblioteca española en Burkina
Parece que todos estuvieran de acuerdo (mis amigos-familia de España y los de aquí) en que lo mejor sería volverme… pero voy a aguantar al menos hasta ponerme en forma.
Ahora sólo cruzo los dedos para que llegue el dinero y poder hacer frente a las cosas que tengo pendientes y que el otro dinero vuelva sano y salvo a España. Me entran sudores fríos (aquí es difícil, no lo del sudor, que está chupado, sino que haya algo frío) de lo que me va a tocar pasar para conseguir recuperar ese dinero…
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS