A veces en nuestras casas, especialmente en los baños, cerca del desagüe o en los rinconcillos más ocultos, aparecen unos curiosos animales, silenciosos, plateados y fugitivos.
Son los pececillos de plata o Lepismas (1), unos antiguos insectos que colonizan los lugares oscuros y húmedos, con frecuencia de nuestro propio domicilio.
No pican, no molestan, pero quizá producen alergias. Un grupo de investigadores españoles ha demostrado que se produce una reacción si se expone un extracto de lepismas frente a muestras de suero (sangre) de niños alérgicos, pero aun queda por saber cual es la importancia clínica (2)
Los pececillos de plata caminan a sus anchas por los rodapiés de las casas y no producen ningún daño. Pero si en ese domicilio hay niños con alergia o asma grave, quizá éste sea un nuevo enemigo a considerar.
Para reducir su presencia basta con sellar las juntas de lavabos, inodoros, suelos y paredes. Limpiar y evitar el almacén excesivo de objetos inútiles. Como máximo dosis bajas de algún insecticida en polvo contra hormigas, para esas esquinas inaccesibles.
(Ojo con los organofosforados, a ver si va a ser peor el remedio que la enfermedad).