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Mientras tantoLa Semana Fantástica

La Semana Fantástica


 Estos últimos 10 días han sido lo que los grandes almacenes españoles suelen calificar como Semana Fantástica, pero al revés. Ya sabéis que tienen esa curiosa métrica en su departamento de marketing: la dicha semana suele tener más de 10 días y los 8 Días de Oro se les suelen escapar hasta los 15. Creo que deberían revisar el CV del responsable, porque las cuatro reglas se le quedan cortas.

Así que me copio de ellos y ya no sé si ha sido una semana fantástica, 8 días de horror o cómo titularlo, pero ya empieza a durar demasiado. Esta entrada va de tribulaciones mías aquí, más que otra cosa.

Por decir algo, todo empezó (¡qué va, empezó mucho antes!) el 1 de junio con una de las innumerables reuniones mantenidas con el empresario que debe construir mi biblioteca pero que hace 3 meses que no trabajan, aunque le haya pagado el 50% de adelanto de las obras, y ha continuado con otra reunión este jueves pasado, día 10. Asistía también un funcionario de la Direction Regionale de l’Habitat et de l’Urbanisme a los que tengo contratados para que certifiquen que meten cemento en vez de harina en los cimientos y cosas así. Esto no lo hacen, se trata de timar al blanco y ganar dinero a su costa y la harina es más cara, hoy por hoy, que el cemento.

 

 

La biblioteca, parada desde hace meses

 


El caso es que el funcionario, Prosper, me advirtió que era el último mes, junio, que tenía pagado pero que él, a título personal, lucrativo claro, podía ocuparse de seguir controlando las obras en sus ratos libres. ¿Qué hacer? que diría Lenin. Pues hemos quedado para hablar el próximo lunes. Tengo trágalas por todos lados.

Las reuniones con el empresario-estafador siempre llevan el mismo guión: cabeza gacha, expresiones ininteligibles y casi inaudibles a los requerimientos que le hago, una nueva reunión una semana después para que vea que ça marche y algunas personas en la obra como que hacen algo o descargan materiales. El lunes tengo una reunión con mi abogado para ver qué puedo hacer, aunque otro empresario ya me ha dicho que él no retomará la obra porque a saber que cimientos ha puesto y que lo mismo el edificio se viene abajo (esto pasa mucho por aquí, no creáis que es una exageración) y que a ver de quién es la responsabilidad… alentador, ¿no?

Al día siguiente mi ‘hombre de confianza’ (¡já!) que se ha instalado en mi casa por más que le he dicho que se alquile una, invita a una amiga a comer, pero se presentan 6. Y no creáis que me dan conversación o algo parecido, charlan entre ellos en mooré y si acaban de comer se levantan sin problemas de la mesa y se sientan o se tumban en los sillones y te quedas con cara de tonto, porque no acabo de acostumbrarme a la ‘etiqueta’ africana. Lo de comer con las manos, el palillo en la boca, estirarse y desperezarse, bostezar en la mesa, etc, incluso yo lo empiezo a practicar (no se me da mal) y es cómodo, pero su poquito de atención al anfitrión, que siempre soy yo, lo sigo echando en falta, como su poquito de ‘merçi’ por la comida, etc. Le dije a Ouakilou que nunca más, no podía invitar a mi casa, como si fuera la suya; se disculpaba diciendo que se habían autoinvitado. Podría ser verdad, se da mucho.

Por la tarde fuimos a ver un terreno para la granja que quiero montar. El propietario no quería decir el precio hasta que los de la DR de l’Habitat no hicieran le bornage, es decir la delimitación y certificación de los terrenos para saber cuánto tiene. Cosas curiosas de aquí: para este anciano es tabú decir que me vende el terreno, según él (me explicaron) si dijera eso se moriría. En serio. Me refiero a que me lo decían en serio. A mí no me pasa nada si digo que lo quiero comprar. Así que habla de darme el terreno, no de vendérmelo. Por mí vale.

 

Este es el propietario que no me puede ‘vender’ su terreno, pero ya hemos llegado a un acuerdo en lo que le voy a ‘regalar’ si me la ‘cede’: 1.000.000 Fcfas, por casi 4 Has


Al día siguiente viaje a Ouaga de amanecida, a las 6. Pero en el Peage (hay peage en las 6 carreteras asfaltadas que hay en todo el país, ya os lo contaré en un monográfico sobre el Transporte), mi coche no va.

Llamé a un mecánico para que viniera a recogernos, al coche y a mí, mi hombre de confianza decidió seguir camino a Ouaga esperando un autobús o alguien que le llevara. Resumiendo: casi 2 horas esperando al sol y comprobación in situ que el radiador está roto y chorrea el agua. 4 días sin coche, metido en casa y 408.700 Fcfas de factura. Me explica el mecánico con el radiador antiguo en la mano que alguien ha tenido un accidente, han apañado la chapa, pero no han cambiado el radiador… Cuando viajo a España le dejo mi furgoneta a mi ‘hombre’, entendiendo que puede usarla sin abusar, pero no decirme nada del accidente y mentirme hace que se me caiga la ‘confianza’.

 

Amigos que puedes hacer si tienes una avería en Burkina, puede que merezca la pena…


Lunes 7, me pongo en viaje a Ouaga, tempranito, que haya luz, pero no mucho sol, que quema. Cuando me faltan 30 kms para llegar el coche dice hasta aquí hemos llegado. La forma que tienen los coches de decir estas cosas es muy sencilla y se les entiende enseguida: se paran, tercos como asnos a los razonamientos, da igual lo que les digas o lo que les hagas. Vuelta a empezar, llamar a un garaje, esta vez en la capital, que está más cerca y otras 2 horas (es una medida de tiempo estándar en Burkina) de espera al sol. Hice unos amiguitos, a los que di unos caramelos, que me hicieron compañía, unos renacuajos que no van a la escuela y no saben francés, y que no paraban de hablar, sobre todo una gordita resalada, que se llamaba Aïcha.

 

Esta es Aïcha, más lista que el hambre, que no tiene pinta de pasar, y más parlanchina que nadie, por más que no nos pudiéramos entender


Llegan con otro coche, me remolcan y a esperar la solución, contrato un chófer del garaje con camioneta destartalada que me lleve de un lado para otro a mis gestiones.

Quedé con Ouakilou para despedirle, ya era la 3ª vez que me hacía una cosa así y me había jurado que nunca más y que muchas gracias por darle otra oportunidad, etc, que había aprendido muy bien la lección, etc. Narices. Así que le dije que se había acabado.

La escena, normal, fue muy desagradable. Una interpretación sobre actuada por su parte, con súplicas, temblores de manos, tirarse al suelo, etc. Me decía que es que había tenido miedo de lo que pudiera hacerle y por eso no me lo había dicho. Podéis pensar que tenía que haberle perdonado, pero no soporto las mentiras y menos en una persona en la que tengo que tener confianza absoluta. No me quería coger el cheque con su liquidación, que no era una cuestión de dinero que no quería mi dinero, etc. Pero a la segunda vez que se lo doy, lo mira y me recuerda que en mi banco no admiten los cheques con tinta de color que no sea negro o azul. Se lo rehice y nos despedimos.

 

Remolcando mi furgoneta


Así que sin ‘hombre de confianza’, aunque no haya perdido toda la confianza en los hombres. Ahora me están contando historias de él todo el mundo. La más sonada: negoció para mí el precio de compra de una casa en mi pueblo y le dijo al vendedor que de acuerdo en lo que él pedía, que él conseguía que yo aceptase esa cantidad, pero que tenía que darle 4 MM de Fcfas para él. Sólo he firmado el compromiso de compra-venta, pero ya estoy viviendo en la casa, es preciosa. 

Mismo lunes a las 3 de la tarde con un calor difícil de soportar me presento en el despacho de mi abogado, y me dice la secretaria que mi abogado no puede venir y me dice éste que no teníamos ninguna cita, que había quedado con mi ‘hombre’ en concretar una cita, así que con mi cara de blanco tonto del bote me vuelvo a la calle a cocerme (la tartana no tiene aire acondicionado, claro) y que el chofer me lleve a mi pueblo. Hazte 400 kms para ver a tu abogado, quédate tirado en la carretera más de 2 horas al sol, sin coche otra vez, todo para nada…

El martes voy a que me digan en la DRdl’Hedl’U (acrónimo fácil de adivinar) cuánta es la superficie del terreno para concretar precio por su donación y me dicen, después de pagar 1.260.000 Fcfas que tengo que esperar 2 semanas, al menos, para ver si puedo comprar el terreno porque la Alcaldía tiene pendiente decidir si necesitan los terrenos para unas escuelas universitarias que proyectan construir… ¡Ah!, así que puede que haya pagado una pasta por gusto para financiar los sueldos de algunos funcionarios… No sé quiénes son más timadores, si éstos o mi ex hombre.

Por no seguir inmovilizado pedí al del garaje de Ouaga que me enviara un coche de alquiler mientras me arreglan el mío, una semana iban a tardar. Porque a mi coche tienen que cambiarle el motor, enterito. Total 2.155.086 Fcfas. Una broma.

 

La tartana de alquiler, en panne. Se cortan ramas de los árboles y se colocan por delante y por detrás del vehículo averiado para avisar, como si fueran triángulos de esos de peligro


Así que me traen un coche de los de aquí, que son los que se utilizaban en Europa hace mucho más de 10 años y que andan como andan, cuando andan, los que andan. Desde luego no por las mañanas, se le pegan las bielas al levantarse y hay que empujarlo hasta que el motor está un poco caliente, pero que se calaba siempre al ralentí.

Y ayer, viernes, me vuelvo a salir hacia Ouaga, una vez más antes de que salga el sol. Tenemos que pedir  que nos ayuden a empujar el coche para arrancarlo y me pongo en camino… ¿qué pasó? Lo que viene siendo habitual: poco más de 30 kms recorridos y revienta el motor, una humareda impresionante y vuelta a empezar: 2 horas de espera al sol, empapado de sudor y el del garaje de Ouaga me dice que me envía a alguien desde la capital para remolcar el coche, lo cual significa esperar, mínimo, otras 2 horas más, así que llamo a un carpintero, Amadé, que me hace trabajos para que me venga a buscar con la moto de mi guardián y menos mal porque los del garaje vinieron a buscar las llaves del coche a las 9 de la noche. Les he dicho que me tienen que devolver el dinero del alquiler, más de 300.000 Fcfas, pero tengo relativas esperanzas. De hecho ya tengo pocas esperanzas de nada.

 

La piscina de mi casa. Es una casa maravillosa, aunque no me quiero hacer ilusiones porque el propietario no tiene los ‘papeles’ en regla. Lloviendo a mares (ya ha empezado el monzón)


¿Sabéis la última? Alucinante, pero cierto: volviendo en la moto, los escasos, 30 kms, con mi carpintero pinchamos una rueda y tuve que volver a casa haciendo autoestop en otra moto. Desesperado, veramente.

Cuando por fin llegó Amadé, el carpintero, le dije que creía que alguien me había hecho un wack y que tendría que ir a un sorcier o a un fetichier para protegerme un poco.

Me miró muy serio y me dijo que él también estaba convencido de que era eso y que, si quería, podíamos ir a uno que él conoce, muy bueno.

Le dije que sí, claro.

Iremos en cuanto tenga con que poder ir.

 


GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS


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