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Mientras tantoEfecto Jabulani

Efecto Jabulani


Raro. Muy raro. Como la trayectoria de ese balón que a veces parece de playa. El Mundial de Sudáfrica parece un rompecabezas para los comentaristas y un calvario para lanzar cualquier tipo de pronóstico. En un escenario tan abierto apostaba hace unos días por la irrupción de la caballería ligera de los Estados Unidos y que Africa se quedaría huérfana. No he acertado. Mis simpatías también iban por la Inglaterra de Lampard. Alemania les pasó por encima. También dije que México sería un duro rival. Dos regalos y vuelta a casa.Mi desconcierto halla consuelo en el general pasmo que puebla los estadios: si alguien dice antes de la empezar la función que Uruguay sería semifinalista o casi le abuchearían en su propia casa e incluso en la de Drexler. En medio de ese panorama parece que las cosas y el poco juego exhibido hasta el momento liberan a España de un gran peso. Bien pensado, y aquí volvemos a una lógica fallona e irrespetuosa, La Roja tiene un cuadro asequible para plantarse en semifinales (primero Portugal y luego el ganador del Paraguay-Japón). Pero todo es una quimera en este Mundial tan caprichoso que de momento lo único cierto es que los dioses de la tierra Zulú abrazan al más díscolo de la clase, Maradona. No valen cábalas. El Alemania-Argentina tal y como van las cosas parece un plato demasiado redondo para unos cuartos que no se merecen tanto alarde a juzgar por lo visto. De ahí a que Brasil siga perezeando en su elemento al menos hasta semifinales habrá unos días de traca en los que cualquier apuesta se admite, ya que todas hasta aquí han fallado de forma ostentosa. Mientras, nosotros intentaremos descifrar la trayectoria del balón playero.

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