Leo que el Gobierno quiere eliminar los anuncios de contactos de los periódicos y lo primero que pienso no es en si esto beneficia o no a las mujeres y hombres, aunque sean minoritarios, que ejercen la prostitución, sino en el palo que supondría esta medida para los maltrechos balances de la prensa escrita. Una vez eché las cuentas, contabilicé lo que ganaba El Mundo con los anuncios de sexo, considerando el número de palabras, fotos y demás. Esto representaba diariamente casi 14.000 euros (ojo, son cifras de 2007, actualmente sería más), o sea, más de 411.000 euros al mes y rondando los cinco millones de euros al año. Las cantidades serían similares para El País, que el dinero no sabe de ideologías.
El gratuito Metro fue el primero en rechazar anuncios de este tipo en España, después le siguió 20 Minutos y cuando Público salió al mercado dejó claro que sus páginas no contendrían este tipo de reclamo. La prensa extranjera tampoco los publica.
A mi, personalmente, me parece que los diarios mantienen un discurso un tanto hipócrita: por un lado condenan, según la noticia del día, el tráfico de mujeres mientras que unas cuantas páginas más allá se forran a costa de las prostitutas. Eso es criticable, qué duda cabe pero también, qué duda cabe, si la medida ve la luz supondrá un buen varapalo a los medios, ya de por sí castigados con la crisis. Lo de eliminar los anuncios me parece un poco de “quiero quedar bien, así parece que hago algo pero sigo sin abordar el problema real”. Porque, vamos a ver, en nuestro país la prostitución no está prohibida, lo que si lo está es el proxenetismo. Si las prostitutas dejan de anunciarse en los periódicos, ¿cómo darán a conocer sus servicios? ¿a través de Internet? Otra posibilidad sería empapelar las calles con fotos de mujeres turgentes acompañadas de sus números de teléfono, aunque fotos de mujeres escasas de ropa ya las hay por doquier, gracias a la publicidad.
Quiero decir, me parece infantil si quieren, incluso de demagogia barata el querer suprimir los anuncios de las prostitutas con la excusa de que de esta forma hay menos tolerancia con el oficio. El oficio ha existido siempre, por algo le dicen el más antiguo del mundo. El oficio se acabaría si no hubiera demanda, pero, como la seguirá habiendo, lo más valiente sería legalizar la prostitución y dejarnos de medidas tontas que en nada van a solucionar el problema. Lo valiente y lo que representa un coste electoral es legislar al respecto del trabajo de estas señoras/es, que tengan sus derechos y obligaciones, que coticen a la Seguridad Social y demás. Queridos lectores/as (si es que queda alguno por ahí y no están todos de vacaciones), ¿qué piensan Vds. al respecto?
Sirva esta pregunta como germen de debate (que no sea encendido, por favor, que hace mucho calor) y como despedida de esta servidora. Despedida temporal, por supuesto. Seguiremos en septiembre. Entre tanto, disfruten del verano. Y del sexo.