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Mientras tantoLos Reyes de la filantropía

Los Reyes de la filantropía


En las estadísticas de la ONU, al establecer los países que son más generosos en la ayuda oficial al desarrollo, los nórdicos europeos, Finlandia, Noruega… siempre aparecen en primer lugar. Son los que vienen dando más en relación a su PNB. Estados Unidos emerge normalmente en la cola. Cuantitativamente es la nación que da más, pero si medimos su riqueza está entre las últimas.

            El panorama cambia radicalmente al dejar a un lado la ayuda de los gobiernos y examinar el comportamiento de los particulares. Ahí, Estados Unidos, por la idiosincrasia de sus habitantes, por la existencia de un sistema fiscal que permite deducir lo que se dedica a obras de caridad o culturales… ocupa un lugar destacadísimo. Probablemente el primero del mundo. Los estadounidenses dan privadamente al año unos 300.000 millones de dólares a obras benéficas.

            Campeón incontestado de esta filantropía es Warren Buffett, uno de los tres o cuatro hombres más ricos del planeta. El bueno de Buffett ha prometido dar nada menos que el 99% de su fortuna a obras sociales. Tiene hijos, pero argumenta que estos están ya bien acomodados y que con el 1% que les deje tendrán bastante, que no es justo que ellos sean no millonarios sino archimillonarios cuando hay tantas necesidades en la tierra…

            Buffett  escribió en 1986 un artículo titulado ¿Debería dejarle todo a sus hijos? Respondía rotundamente que no y lo está cumpliendo. Ya ha donado el 20% de su fortuna, seguirá aportando cantidades anuales. Solo a la Fundación benéfica de los Gates entregó el pasado año más de 2.500 millones de euros, y en su testamento dejará las disposiciones oportunas para cumplir el objetivo del 99%.

            Tan sorprendente como el gesto es que Buffett se ha unido al matrimonio de Bill y Melinda Gates, otros imponentes filántropos que dedican miles de millones a temas de salud, educativos, etc., sobre todo en el tercer mundo, para persuadir a los pudientes de Estados Unidos que hagan algo parecido. No se andan por las ramas, su blanco son los multimillonarios y el objetivo es que se comprometan entregar el 50% de su fortuna a obras benéficas.

            El trío de los Gates y Buffett es activista y ya ha organizado tres cenas confidenciales, de doce o catorce personas, en las que «comen el coco» a los invitados para que imiten su ejemplo. Los invitados son pesos pesados, Bloomberg, el alcalde de Nueva York, que gastó 100 millones de dólares en su campaña electoral; Ted Turner, fundador de la CNN, que regaló 1.000 millones de dólares a la ONU; Oprah, la estrella de televisión, probablemente la mujer de más influencia y la que más gana al año en Estados Unidos, etc. Uno de los invitados ha filtrado el contenido de lo tratado en la primera cena que presidió otro conocido filántropo, David Rockefeller. Por eso las siguientes están envueltas en un mayor secretismo, aunque se conocen los nombres de algunos participantes, un industrial que ha regalado la friolera de 800 millones de dólares a los institutos y a la universidad en que estudió (gesto frecuente en Estados Unidos), etc.

            Los tres samaritanos ya han conseguido un puñado de adhesiones, millonarios que han comprometido ese cincuenta por ciento. Quieren que los conversos sigan predicando la buena nueva para que ésta sea conocida por los cuatrocientos o quinientos mayores millonarios del país. Una empresa con un potencial benéfico que da vértigo.

            Incidentalmente digamos que lo del donativo del 50%, que aquí pasmaría, a Belinda Gates le parece «un techo bajo». Lo que va de allí a España.

 

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