Una docena de españoles han sido magullados, alguno golpeado, por presuntos policías marroquíes cuando intentaban manifestarse en el Sáhara a favor de la independencia del territorio. La foto de uno de ellos impresiona.
El hecho, de ser totalmente cierto, con el brote de violencia, etc., merece nuestra repulsa dado que los activistas españoles se manifestaban de forma totalmente pacífica y, como ha dicho un portavoz del PP, tendría gracia que un ministro de nuestro gobierno fuera a pedir disculpas por lo sucedido a Rabat.
Hay, sin embargo, en la actuación y en las manifestaciones de nuestros compatriotas aspectos un tanto extraños. Conclusiones precipitadas, comportamiento excesivamente ingenuo o, en su defecto, provocador, acusación gratuita hacia nuestra diplomacia, etc.
De entrada, y como ocurre a menudo con algunos de nuestros compatriotas cuando tienen un percance en el extranjero, acusan a la Embajada de haber permanecido pasiva, de enviar muy tardíamente a un funcionario… La acusación no parece tenerse en pie. Si una misión diplomática, y más aún la de Marruecos, ve que unos españoles son maltratados en una situación tan delicada como la actual, no permanece pasiva, actúa y pronto. Lo que no se tiene en cuenta en estos casos es que, a menudo, la Embajada y sus funcionarios no están a media docena de kilómetros de los hechos ni los conocen instantáneamente.
Hay también un cierto confusionismo sobre si los agresores eran unos policías o una pequeña muchedumbre “caliente” al ver unos extranjeros haciendo política en lo que ellos consideran territorio marroquí.
Más ingenua, o provocadora, según los mal pensados, resulta la mera realización de esa minimanifestación. ¿Pensaban verdaderamente los organizadores que los marroquíes no iban a reaccionar o que iban a actuar con guantes de terciopelo? ¿Cómo se le ocurre a once ciudadanos españoles acudir al Sáhara y pedir la independencia del territorio en una manifestación QUE NO ESTABA AUTORIZADA? ¿Creían de verdad, de verdad, que se lo iban a permitir? ¿De qué guindo se han caído? Si a los españoles se nos llena la boca diciendo que Marruecos está a años luz de la democracia, si repetimos que allí no hay garantías democráticas, etc. ¿era remotamente imaginable que las autoridades no iban a reaccionar ante lo que un régimen como el marroquí consideraría que era una intolerable provocación y una injerencia inadmisible en la propia capital del Sáhara? ¿De verdad que nuestros compatriotas ignoraban que desplegando pancartas pidiendo la independencia se metían en la boca del lobo y podía pasar cualquier cosa? No es creíble.
Igualmente peregrina es la cómoda traslación de la responsabilidad que hace uno de los activistas : “Como el Sáhara es un territorio de administración española, lo que ocurra aquí es responsabilidad del gobierno de España”. Habría que aclarar que, independientemente de la presunta y censurable dureza de los agentes marroquíes, alguna responsabilidad tienen unas personas que, aún presumiéndoles las mejores de las intenciones, acuden al Sáhara a hacer un mitin político. Por otra parte, lo de que el territorio está internacionalmente bajo administración española es música celestial para justificar una conducta temeraria. España dejó de ser potencia administradora del territorio en 1975. No es una página gloriosa de nuestra historia, pero el hecho es que renunciamos a la administración y dos resoluciones de la ONU confiaron “la administración” del territorio (no la soberanía) a Marruecos y Mauritania.